SECCION INF. GRAL. PAGINA 6 CABEZA: CREDITO: ALBERTO DOMINGO* En mis tiempos, cuando se preguntaba a un nino lo que querria ser "de grande", no variaban las respuestas: "Yo quiero ser bombero"... "Yo quiero ser maquinista".... "Yo quiero ser aviador". Tiempo romantico. A ningun pequenin se le hubiera ocurrido decir "quiero ser ingeniero". No se usaba la orientacion vocacional entonces. Al menos no se aplicaba de modo profesional. El futuro del nino lo senalaban los padres o eso que llaman destino, que para el caso da lo mismo. A ningun habitante del suburbio se le hubiera ocurrido decir "quiero ser ingeniero". No se usaba la orientacion vocacional entonces. Al menos no se aplicaba de modo profesional. El futuro del nino lo senalaban los padres o eso que llaman destino, que para el caso da lo mismo. A ningun habitante del suburbio se le hubiera ocurrido decir "yo quiero ser obrero", špara que? A ningun nino campesino se le hubiera ocurrido decir "yo quiero ser labriego", špara que? Asi como en otras epocas, los hijos de familia "decente" solo podrian optar el camino de las armas o el de la clerecia o en anos relativamente cercanos nomas se debia ser medico, abogado o, por supuesto, ingeniero. No habiamos entrado a la modernidad todavia. (De esta estrechez de oportunidades y de miras, se originaron, creo, los calificativos populares despectivos "matasanos", "leguleyo" y "aplanacalles", respectivamente. Yo escogi, por eliminacion, ser medico; pero a tiempo me arrepenti, pues, ya lo he dicho antes, hubiera matado mas gente que la revolucion). Es verdaderamente excepcional que un nino de corta edad pueda tener una vision siquiera mediana de lo que aspira a ser cuando adulto. Es perfectamente natural que un nino piense solamente en los juegos, si estan a su alcance o los desee fervientemente si ellos se le niegan. Los mas no tienen la menor idea de lo que la vocacion significa. šPor que habrian de tenerla? Por eso es que me llamo muchisimo la atencion un ninito que, personaje en una pelicula ya ahora empolvada, estaba firme y requetefirme en su decision, en su aspiracion, en su deseo para cuando a "grande" llegara. Se trataba de una pelicula espanola, sentimental y bastante divertida, titulada, me acuerdo muy bien, "El golfo y la estrella". Dos rapaces huerfanos, el mayorcito (el golfo) de unos doce anos de edad y el peque de apenas cuatro o cinco caminan sin rumbo fijo por las calles. El mayor, un hom brecito serio, muy responsable del crio que protege; pero tambien medio poeta y medio filosofo (un Gavroche madrileno), tiene la preocupacion constante de conseguir un pan cada manana y un albergue, no importa si misero, cada noche. Tiene la obsesion de mirar una estrella en un punto determinado del firmamento y a ella se dirige una vez y otra vez implorando ayuda. El mas chiquillo poco entiende de los apuros y los sudores del otro. Cuando el mayorcito, asi sea nomas por entretenerlo, le habla de sus ilusio nes tristes y sus esperanzas magras enmedio de un mundo frio que de ellos no se compadece y ni siquiera los mira, el chiquillo siempre responde, en estribillo terco: "Yo quiero ser futbolilsta". Y de ahi nadie lo saca. Hago caso omiso del resto de la trama, pues lo que me importa senalar, destacar ahora, es la firme conviccion del chiquillito en su vocacion y su futuro. Practico y visionario, el chamaquito no se equivocaba: en tres cuartas partes de este mundo, si no es que en las cuatro completas, ser futbolista es sinonimo de riqueza y de gloria. Vease lo que, para no ir mas lejos, sucede con los poseedores de tal profesion brillantisima: son aplaudidos y mimados por doquiera y (lo mas importante para ellos y para muchos, ni decirlo hace falta), ganan en un mes lo que ni usted ni yo alcanzamos a ganar en toda una vida de trabajo. Es obvio para lograr eso (y que me perdone don Fernando Marcos por meterme, irreverente, en los terrenos que el conoce a fondo y domina) hay que tener en la cancha un juego habil, inteligente, magistral. Es obvio que la practica futbolera de altura demanda esfuerzo constante y disciplina mucha. Sin embargo, es obvio tambien que no se necesita ser un DiStefano, un Pele, un Beckenbauer o un Maradona para ganar la plata a carretadas. Cualquiera que no sea "tuerto de los dos ojos" se da cuenta de que una y much as veces las estrellas futboleras de casa salen al cesped solo a intercambiar balonazos insulsos o tirar patadas al aire azul de la manana... Los campeonatos no se otorgan ahora al equipo que a lo largo de la temporada regular gana mas juegos (y pierde menos, of course), sino al que, en una "liguilla" absurda, se da de manos a boca con el chiripazo. Por eso, a excepcion de contados partidos, los estadios se quedan vacios y abundan, sobran, los aficionados que prefieren ver las heroicas batallas desde el sillon y con buena dotacion de "cerzias bien elodias" (como se decia en el calo minero de los barreteros zacatecanos de tiempos ya pasados ). Es evidente, por tanto, que los duenos de clubes, meros negociantes, contribuyen entusiastamente a la grisura lamentable actual del espectaculo. Nadie, digase lo que se diga, juega ya por amor a la camiseta (mas bien por amor al anuncio comercial que en la camiseta se imprime y significa, no el coraje de los "campeones", sino su metalica codicia). En pos de la taquilla solamente (aunque esta se niegue con frecuencia harta), es que en lugar de forjar jugadores, se los importa. Rubios o prietos, da lo mismo y no tiene eso mayor importancia. Importa, si, de anadido, que en un pais pobre como el nuestro, en vez de captar divisas, nuestros patriotas futboleros los derrochan afuera. Hay pasion futbolera en el publico; pero šla hay en los fenicios que solo ansian llenar la faltriquera? Sombrio panorama el del balon redondo (no es redundancia, conste, pues si los hay esfericos, los hay ovoides, como en el rugby y sus derivados); y sin embargo, rueda... aunque tambien bota y vuela. Botes malevolos, ya que a nuestros "ases" muy seguido les ponen en la cancha balones cuadrados, ora si para que literalmente, se hagan bolas. *PERIODISTA .