19 SEC. INF. GRAL. PAG. 11 CINTILLO: Anoranzas y Remembranzas CABEZA: Un pintor singular CREDITO: Andres Henestrosa El Indio Goitia, le decian, un poco por desden; pero epiteto que el aceptaba gustoso, porque lo era de espiritu, por temperamento y devocion. Y para que mas indio mexicano fuera, mestizo, bastardo, como lo somos metafisicamente todos: hasta el mas blanco y mas hijo de matrimonio. Callado, pero elocuente a sus horas. Socarron a su tiempo. Alerta y en espera del momento para reducir a una breve sentencia toda una situacion, igual que lo hacia Juan Ruiz de Alarcon, mexicanos al fin los dos. Sabia muchas cosas Francisco Goitia, pero simulaba ignorancia, se hacia... Cuando pinto mi retrato me echaba muchos toritos. Y yo, haciendole el juego, fingia ignorarlo, me hacia. A la siguiente sesion, el o yo, pero mas el, resolvia el problema, aclaraba el torito. Un dia y es aqui donde yo queria llegar me invito a comer, en Mexico, no en Xochomilco donde vivia. Nos encontramos en la Alameda Central, tal dia, a tal hora, en la fuente de Neptuno. Puntuales los dos. Sentados frente a Neptuno , Goitia desato el itacate: tortillas, tasajo, queso seco, frijoles, dos cocacolas: todo frio, menos el refresco. A otro banquete asi de suculento luculento nunca asisti. Goitia, como el Banquete que fue aquel, estuvo elocuente, elocuentisimo. Al final, la tarde encima, me llevo a una casa en la calle de Santa Veracruz, a mostrarme el cuadro La muerte de Murat, pintado por Santiago Rebull, su maestro y de quien me habia hablado largamente aquella tarde memorable. La noche plena, nos despedimos, cad a uno a su canton. Asi fue como la Alameda, que ya habia sido mi biblioteca, salon, sala de lectura y hotel, vino a ser restaurante de lujo, con Francisco Goitia, peregrino pintor, extrano varon, por anfitrion. ¨Que se hizo del cuadro de Rebull, en manos de quien paro? ¨Cuando un delegado politico levantara la nomina de las pequenas pinacotecas particulares que no hay colonia, barrio, delegacion capitalina que no tenga? *Escritor .