24 SEC. INF. GRAL. PAG. 12 CABEZA: LA MIRADA PENETRANTE DE EDMUNDO VALADES CREDITO: ELENA PONIATOWSKA* Para el, para don Edmundo, mirar era sonreir. Amable, era un hombre bondadoso. A los demas siempre los trato bien, en cualquier circunstancia: en la redaccion del periodico, en el salon de conferencias, en su biblioteca, en la conversacion, pero sobre todo, en su casa, que Adriana Valades, su mujer, volvio calida y acogedora. Con la voz lenta, el tono cordial y sus inflexiones subrayadas por las cejas que se alzan y se bajan, los ademanes pausados y los gestos tranquilos, pero intensos, que provocan en uno la emocion buscada, escuchaba yo a Edmundo Valades hablar de su vida, de su obra y no me quedo mas remedio que admirarlo: nacio para narrar, porque nos llevo por donde el queria, y sus palabras, pronunciadas hasta sus ultimas consecuencias, nos hicieron no solo saborear el relato por el sentido del oido sino que nos proyectaba n lo que iba diciendo, igual que si lo vieramos dentro de una pantalla de television o de cine. "Asi debio ser Jose Garcia, el personaje de El libro vacio de Josefina Vicens", me dije cuando lo vi por vez primera. Lo conoci hace 41 anos, los mismos que tengo en el periodismo. Inclinado sobre las cuartillas de papel revolucion en su escritorio del periodico Novedades, Valades era jefe de esa seccion a la que siempre ingresamos las mujeres que queremos ser periodistas: "Sociales". Se levantaba delgado, sonriente, a recoger su saco del perchero, bajo las innumerables caricaturas del Cha ngo Garcia Cabral; miraba interrogante y comprensivo en torno suyo, cerraba de un ruido seco el cajon de lamina de su escritorio y se alejaba borroso, adelgazandose aun mas entre los demas escritorios, mientras metia su manojo de llaves dentro de la bolsa de su pantalon. "šA donde va don Edmundo?" le preguntaba yo a Rosario Sansores. Al bar respondia ella tarareando. šA cual bar? Al bar. Al Negresco, aqui en frente. O a cualquier otro bar. Y las teclas volaban y, ahora si, Rosario cantaba a voz en cuello, porque siempre entono melodias de amor mientras escribia sus Rutas de emocion. Pero, špor que al bar? šQue te pasa chica? šNunca has visto que un hombre vaya al bar? Si, tambien mi papa va al 1 2 3 con Luisito Munoz, pero ša donde va don Edmundo? Oye, špues que quieres ir con el? Me encantaria, me gustan las botellas que refulgen, la barra, el tintineo de las copas, el cenicero que va llenandose de colillas, el piano alla en la penumbra. En el bar podian darse algunos milagros, si no preguntele a Rulfo, a Revueltas, a Valades, a Renato Leduc. Alli se desataban uno a uno los nudos, la rutina perdia su fuerza para darle su lugar a la imaginacion, a los cuentos, a la libertad. Libres, las palabras iban cayendo sobre la mesa de cantina abonando el terreno, fertilizandolo: chocalas, chocalas, chocalas y que nos traigan las otras! La escritura salia a chorros, sueltas las amarras daban libre curso a sus suenos, los del futuro, los que los harian inmortales. La escritura salia invencible y Valades alguna vez exclamo, bailando casi: "Yo soy otro". Yo soy este otro que ahora escribo exultante, yo soy el de La muerte tiene permiso, el de Las dualidades funestas, el de El Libro de la Imaginacion. Ya desde entonces, desde los 50, bajo su apariencia timida y levemente encorvada, se escondia en don Edmundo Valades uno de los mayores conocedores del cuento en el mundo, un amoroso del cuento, un hacedor de la revista El Cuento. Mi padre murio a los 103 anos de edad Naci en Guaymas, Sonora, en 1915, en el Callejon de los Triquis. Ahi vivi mis primeros anos. Quede huerfano de madre muy chico y creo que como a los cinco anos mas o menos, mi padre se vino a Mexico conmigo y desde entonces vivo en esta ciudad. Mi abuelo era de Mazatlan, aunque en el siglo pasado se radico en La Paz, Baja California. Ahi fundo su familia, escribio la historia de ese estado que publico la Universidad, hizo versos y un periodiquito. De sus hijos, mi padre vino a Mexico a estudiar, fue entonces su epoca de bohemio: escribia poesia, fue muy amigo de Diego Rivera... Por cierto que me conto varias anecdotas de Diego: me platico, por ejemplo, que la madre del pintor era muy severa, muy rigida, y que un domingo Diego y mi papa se fueron p or los rumbos de San Angel cuando San Angel tenia otro paisaje. Llevaban sus pinceles y todas sus cosas para pintar: y alli los pillo un aguacero tan terrible que tuvieron que meterse en una taberna que se encontraba por ahi, y de paso empezaron a beber. Despues tuvo que acompanar a Diego a su casa, en donde su madre lo esperaba con un garrote. Mi papa tuvo que explicarle a la senora, persuadirla, tranquilizarla como pudo, para que no golpeara a Diego. Tambien me decia que ambos vivian en la calle de Acade mia y que todas las tardes se iban al tradicional paseo de Plateros. Pero me desvio de la historia. Despues de sus estudios y su bohemia en Mexico, mi padre regreso a La Paz, donde fue corresponsal de Regeneracion de los Flores Magon. Entonces, el jefe politico lo expulso de la ciudad por cuestiones politicas, claro!, y el se fue a Guaymas donde se establecio, se caso y donde yo naci. Fue periodista y fundo ahi su periodico. Conocio a las personas de la Revolucion: a De la Huerta, a Calles, Obregon, a muchos de esos personajes. En los 20, cuando Adolfo de la Huerta f ue secretario de Hacienda, lo mando llamar y le dio un cargo en esa secretaria de donde dependia, creo, un departamento llamado de Bienes Nacionales, que al cabo del tiempo derivo en lo que hoy es el Instituto de Antropologia... que tiene que ver con los monumentos... Bueno, pues se establecio aqui de nuevo y se hizo amigo de escultores y de poetas. Los bohemios de ese tiempo usaban una corbata negra con la que se hacian un mono y que se llamaba "de plaston". Era el sello de que eran artistas. Creo que ello s fueron los primeros en distinguirse de la demas gente por su modo de vestir. Mi papa tambien escribia poemas y no se por que no insistio en la poesia, porque creo que estaba bien dotado para ello. Entre los pocos versos que guardo hay algunos muy interesantes. Sobre todo uno del que solo me acuerdo de la primera cuarteta: Yo sigo imperturbable mi camino sin detener jamas el firme paso, y me place labrar mi propio vaso para escanciar de el mi propio vino. Y asi continua. El dejo de escribir, entro al gobierno con todas las vicisitudes de entonces. Cada tantos meses cambiaban de secretario y todos iban para afuera: luego, con otro amigo, se conseguia trabajo en otra secretaria de Estado y al poco tiempo volvia a ocurrir lo mismo. Cuando De la Huerta regreso a Mexico despues de su exilio, lo nombraron director de lo que ahora es el ISSSTE entonces tenia otro nombre. Ahi coloco a mi padre y ahi trabajo hasta su jubilacion. Fue un hombre muy longevo, porque mur io a los 103 anos de edad. El sabia mucho de gramatica. Fue el corrector de la revista Hoy. En esa revista tuvo problemas con el director, que le prohibia corregir a los escritores. Un dia corrigio un escrito de Vasconcelos, y este se fue a quejar con el director diciendole que le habian cambiado su texto. Mi padre se defendio: "Si esta mal escrito mi deber es corregirlo". En fin, que era muy estricto. Incluso publico un par de libritos, uno que se llamaba Gazapos gramaticales y otro sobre reglas del buen escribir. Fue una de las cosas que a el le apasionaron mucho, las reglas gramaticales. Tambien publico sus poemas en periodicos de provincia. Yo conservo unos cuantos: desgraciadamente no se donde quedaron los otros. Yo era muy pequeno tal vez tres o cuatro anos cuando murio mi madre. En realidad se poco de ella. Es curioso que con mi padre no hubiera referencia que me la restituyera, por diversas razones quizas, šno? Lo unico que se es que la madre de ella tenia en Hermosillo una casa de huespedes en donde se alojaba mi padre y en donde se conocieron. Parece que surgio uno de esos amores muy decisivos que los llevo al matrimonio. Ella debio morir muy joven. Dos antiguas cartas de amor Regrese a Guaymas 40 anos despues de haber salido. Participaba en un acto publico y al dia siguiente, con unos amigos sonorenses, les dije que me llevaran al pequeno Callejon de los Triquis. que ahora tiene otro nombre. Alli se encontraba sentada en una poltrona asi les dicen alla a las mecedoras y en la banqueta, como todavia se acostumbra en provincia, una senora vestida de blanco, quien al verme me dijo muy contenta: "Usted es Edmundo Valades. Mire, yo he vivido aqui toda mi vida y lo recuerdo a usted de nino, cuando andaba en su velocipedo." Entramos en confianza y nos invito a su casa. De repente interrumpio la platica para decirme que queria ensenarme una cosa. Se fue a un cuarto y luego volvio con un par de papeles: eran dos cartas de amor que le habia mandado mi padre cuando viviamos alli. Pero lo mas curioso es que no quiso que yo le comentara a el la anecdota y tuve que prometerselo bajo palabra de honor, para que se quedara tranquila. Me asombre de su pudor, de ese pudor candido que las mujeres tenian en ese entonces y que ella conservaba aun. Despues me conto la historia completa de las dos cartas: Cuando mi papa le envio aquella primera y arrebatada misiva amorosa, ella estaba muy chiquita y "no sabia de eso; hasta me asuste", dijo. Ella no le respondio y entonces el le mando otra. Puede entender que mi padre no fue aceptado nunca. Por eso fueron las dos cartitas que, a pesar de todo y quien sabe por que, ella guadaba a traves del tiempo. Tambien me acuerdo que en esa ocasion la familia Zaragoza una de las mas ricas, duena practicamente de la economia local, al menos en esas fechas dio una fiesta a la que fui invitado. La senora Zaragoza, duena de la casa, me conto que ella y yo habiamos sido vecinos en la calle de los Triquis, y que una vez, estando en el cuarto de la mama de ella, un nino travieso agarro del tocador un "colorete" como le decian entonces a la pintura que las mujeres se ponian en las mejillas, y lo tiro por la ventana si n mas ni mas. Cuando regreso la senora yo, de chismoso, le dije: "Fijese que fulanito le tiro sus cachetes por la ventana". Esta fue mi primera metafora literaria. De ese regreso a Guaymas, en donde senti el dolor del desarraigo uno de los mas tristes que uno pueda sentir, tengo un cuento que es muy autobiografico, se llama "El extrano". "Pobre Edmundo, va a ser como su papa, un bohemio!" Bueno, cuando llegue a Mexico de chiquito, mi padre me dejo en casa de una hermana suya, una tia casada que no tenia hijos. Yo llegue como el juguetito que les faltaba; sin embargo, el ambiente era muy rigido, muy falto de afecto, muy cerrado. Viviamos en la colonia Roma, que por alla en los 20 era como una provincia mexicana porque estaba poblada de gente de los estados la mayoria del norte, y que por la Revolucion habian perdido su estilo, el mismo que ellos llamaban de "familias decentes del porfirismo". Ahi empece la primaria y en quinto ano la maestra nos puso a hacer una composicion sobre la paz. Posiblemente es mi primer texto escrito. El mio, segun la maestra, fue el mejor. Yo corri a casa con la felicidad de contarles el exito, pero ch oque con la frialdad de mi familia. Despues oi que comentaban: "Pobre Edmundo, va a ser como su papa, un bohemio." Eso me desconcerto y entonces yo segui, quiero decir, empece a escribir como un vicio secreto y solitario sin compartirlo con nadie. A muy temprana edad yo intui mi vocacion a las letras y al periodismo: ambas cosas me tentaban. Por ejemplo, cuando pasaba por las imprentas, me quedaba fascinado por el olor de la tinta, viendo a las prensas y a los operarios, con ganas de ser uno de ellos. Por otro lado, fui un lector voraz que empezo por los cuentos de hadas y luego los de aventuras. Mi padre fue en ese momento el unico que me apoyaba. Iba a verme el ya se habia vuelto a casar. Era en quien yo encontraba comprension. El me regalo muchos libros. Me acuerdo que uno que me fascino fue el de las Lecturas clasicas para ninos, que recopilo Vasconcelos. Otro, El corazon diario de un nino, El Quijote, de la misma edicion de 50 mil ejemplares que habia hecho Vasconcelos. En fin, le debo a el un auxilio en acercarme a los libros, en leer mis cosas. Incluso llevo a una revist a algunas cuartillas que escribi a los 12 anos, en el intento de hacer una novela. Me acuerdo que el director de aquella revista era un poeta espanol radicado en Mexico que tenia por seudonimo el de "Floricel"; ya no me acuerdo de su nombre. Una revista olvidada, pero creo que habria que buscarla, seria interesante. Y ahi publicaron ese fragmento, con una nota en donde elogiaba que un nino de 12 anos tuviera cierta capacidad descriptiva: se trataba de una escena en el mar, en un puerto, en donde empezaba lo que yo suponia que iba a ser una novela, aunque no tuviera la menor idea de lo que era una novela. No me acuerdo cual era el tema que yo me habia propuesto. Debo tener algun recorte, porque he guardado algunas revistas de cuando era nino, aunque no la mayoria, porque he publicado tantas cosas en los periodicos... Por ejemplo, ni siquiera conservo la revista Celuloide que yo dirigi y otras en las que colabore. Fui un nino muy solitario, muy sensible y muy sonador. Esa soledad acabo desviandome a mis enamoramientos primerizos. Los amores fulminantes Desde nino yo sentia esa falta de afecto, šno? de carino y entonces se me producian unos amores fulminantes. Cuando veia alguna chica, otra ninita como yo, me inventaba toda una relacion amorosa sin que ella se enterara. Fue ya de adolescente, a los 15 anos, cuando empece a tener mis primeras novias. Fui muy enamorado. Era una busqueda, una urgente necesidad de encontrar eso... eso tan necesario... Yo no sabia lo que era el amor, porque no me lo habian dado. Para ello se requiere de cierta educacion, de un entrenamiento para poder sentirlo, y yo estaba muy mal preparado para guiar mis enamoramientos. Fue bastante mas tarde cuando lo encontre. Asi es que constantemente estaba enamorado... y frustrado, por falta de experiencia, por inocencia, por deformacion. Yo creia que el amor se me iba a dar ya hecho. No sabia que hay que construirlo, hay que buscarlo bien, que tiene sus requisitos. Yo no sabia nada de eso, yo nada mas me enamoraba y ya. Ademas de todo eso se anadia el obstaculo de mi timidez. Yo era extrem adamente timido. Asi es que quizas hubo algunas ninas o muchachas que seguramente pude haberles despertado una simpatia y que me perdi de ellas por mi inhibicion. Y bueno, pues tuve que vencer mi timidez, claro, porque me di cuenta que en el amor hay que atreverse, hay que ser audaz. El teatro Ahora pienso que curiosamente yo debia haber sido autor teatral, porque de nino recortaba las tiras de las historietas que salen en los periodicos, las pegaba y en una cajita de zapatos las guardaba enrolladas como papel de bano. Luego les cobraba un centavo a mis amigos para que fueran viendo los cuadritos. Tuve una tia maravillosa que desgraciadamente enloquecio que era muy lectora de Vargas Vila, un autor muy leido y muy prohibido en Mexico, y entre una de sus cosas ella amaba terriblemente al teatro. Un dia supo no recuerdo como que en Santa Maria la Ribera, Julio Taboada un actor que fue muy famoso y su esposa, Aurora Walker, habian formado una compania teatral, y que todos los dias daban una obra distinta en un esfuerzo extraordinario. Yo tenia 15 anos y la acompanaba noche a noche a ver ahi todo el repertorio espanol de la epoca: Benavente, los hermanos Quintero, Alvarez Quintero, Unamuno, Echegaray, etcetera. Asi que tuve una cercania con el teatro muy jovencito. Vi tantas obras!... Y mas tarde, cuando me llevaron por primera vez al teatro Iris, en donde se presentaba una compania con un repertorio exclusivamente para ninos y jovenes, para mi fue una revelacion. Inmediatamente me puse a hacer una obra de teatro, que no era mas que la imitacion de lo que habia visto, pero que, de todos modos, la mon te en casa con mis amigos y amigas... Recuerdo estas cosas porque habiendo tenido estas impresiones, estas reacciones con el teatro, pienso que a lo mejor debia haber sido autor teatral, šno?, pero me fui por otro lado. La escuela Yo no hice la primaria en una sola escuela, estuve en varias: en la Horacio Mann, en el Colegio Mexico que estaba en Miravalle (ahora Fuente de la Cibeles), en otro cuyo nombre no recuerdo, en la Benito Juarez, y finalmente curse el quinto y sexto anos en la Alberto Correa, que tambien estaba ubicada en Miravalle. Retrasado por todos estos cambios, ademas del ano que perdi porque mi familia me llevo consigo a Sinaloa, sali de la primaria a los 14 anos. Despues, cuando ingrese en la secundaria, resulto un hecho decisivo en mi formacion. Por principio, en ese entonces era muy dificil conseguir cupo, ya que unicamente habia seis secundarias hablo de 1930 y habiamos una serie de alumnos que rebasabamos la edad escolar. Yo tenia 15 anos, pero habia muchachos de 18, de 20. Entonces crearon la secundaria 7 en el viejo convento de San Pedro y San Pablo en San Ildefonso, cercano a la Nacional Preparatoria. Habia seguido escribiendo a las escondidas, aunque habia mandado mis textos a revistas y periodicos donde me publicaron algunos. Incluso en esa epoca, la revista del Universal Ilustrado lanzo un concurso de cuentos. Pagaban 15 pesos y publicaban una foto y una nota sobre uno. Mande un cuento y me lo publicaron, lo que me dio una gran celebridad y fama en toda la secundaria. Por otra parte, alli conoci a un grupo de amigos que se interesaban en la literatura y escribian, asi que de este modo empece a compartir lecturas, a conocer autores que hasta ese momento para mi eran desconocidos, a mostrarle mis textos a mis amigos y, claro, en este tiempo, sin sentido critico, unos a otros nos tratabamos como si fueramos geniales y admirables. Esas amistades literarias fueron muy importantes, porque me acercaron a autores, a la confrontacion de opiniones, a lo que pensabamos de Mexico, e tcetera. En esa epoca, estando de vacaciones en Mocorito (1929), fui a ver a un tio que tenia una hermosa biblioteca y ahi, entre otras cosas, me tope con la revista Azul, de Gutierrez Najera, en donde estaba recogiendo todo el modernismo, sobre todo la poesia, y me instale como poeta a imitar a los que leia, al propio Gutierrez Najera, a Urbina, a Diaz Miron, a los poetas de ese tiempo y yo creia que era poeta. Cuando regrese a Mexico, un dia me acerque a Javier Villaurrutia, que daba clases de lite ratura en aquella secundaria, y le ensene mis poemas. Con mucha inteligencia, con mucha finura, sin herirme ni desalentarme me hizo ver claramente que yo no era poeta. Me explico que para serlo primero hay que dominar las formas clasicas, sobre todo el soneto y que solo con ese dominio se puede escribir poesia. Yo hacia "versolirismo" y no tenia idea de lo que era el ritmo, las silabas, la medida. Felizmente me convencio de que no era por ahi mi camino, y digo felizmente porque si no que cosas hubiera yo c ometido en ese genero que no es el mio! šno? Entonces ya me dedique a la prosa y encontre en el cuento mi medio de expresion. "Union de estudiantes pro obrero y campesino" Tambien en la secundaria Alberto Correa empece a juntarme con unos muchachos, preparatorianos en su mayoria, que habian fundado un grupo que se llamaba "Union de estudiantes pro obrero y campesino". Ese grupo, en ese tiempo en que habia tanta demanda escolar la mayoria de las primarias tenia un turno en la manana y cuando mas vespertino, propuso a la Secretaria de Educacion que le cediera en las noches una serie de escuelas primarias para crear escuelas para obreros y campesinos a cambio del abono del tra nvia, ya que uno de los problemas de los estudiantes es el tranporte, šno? Pues al cabo del tiempo, curiosamente llegue a ser director de una de esas escuelas ahi donde esta la Horacio Mann, y le pusimos el nombre del poeta ruso Vladimiro Mayakowski. Por cierto que la directora del curso de la manana nos reclamo porque le habiamos puesto a la escuela un nombre extranjero. Eramos maestros improvisados, eramos estudiantes, era una actitud creo que generosa al ayudar a carpinteros, sirvientas, albaniles a sus primeras letras. Y la Secretaria de Educacion aceptaba los estudios. No recuerdo en ese tiempo quien fue el secretario de Educacion; pero si hubiera sido un funcionario con vision debio haber apoyado y extendido este proyecto, porque hubiera ayudado mucho a la alfabetizacion. Nosotros teniamos un primer grado que era de analfabetos, que no sabian nada y, pues si, funciono. Invitabamos a nuestros maestros de la secundaria a que fueran a dar alguna conferencia sobre higiene, sobre historia, etcetera. Un movimiento muy hermoso. Creo que en el estuvo como uno de los dirigentes el filosofo Eli de Gortari. Bueno, esa experiencia me sirvio anos despues, cuando tenia ya 18 anos y por una serie de razones me fui al norte. En Matamoros, Tamaulipas, encontre empleo como maestro de tercer ano de primaria. Para ese momento ya sabia que iba a ser escritor. Claro, tenia muchas dudas. Me preguntaba sin cesar si el hecho de escribir era suficiente para que uno fuera escritor, aunque dentro de mi sabia que lo era. Las contradicciones funestas Con este grupo aprendi muchas cosas mas. Yo era un burguesito y la etapa infantil, como digo, fue en un medio estrecho en donde la curiosidad representa "el gran riesgo" que hay que combatir extirpandola para hacernos sentir que la vida es siempre esa, la que vivimos, inmutable, lo cual era bastante desolador, al menos para mi. Desde muy nino empece a percibir las injusticias de aquel sistema al que estaba sometido. Por eso para mi fue muy impactante cuando ya de joven tuve amigos como los del grupo pro-obr eros y campesinos y otras amistades, de plano comunistas. Ellos me revelaron que habia una gran revolucion, y que precisamente por ella era posible modificar el sistema en que vivimos, que seria de otro tipo donde no habria injusticias ni abusos a los debiles. Y creo que para muchos de mi generacion esto fue realmente confortante šno? Y confortante porque yo, como muchos mas, tenia muy arraigadas las formas de pensamiento, de ser, etcetera, que claro que chocaban con un cambio asi. Eso fue quizas lo que en mi caso me impidio tener la decision requerida, el coraje, la voluntad para convertirme tambien en un comunista militante. Yo los admiraba, los envidiaba, porque sentia que ellos habian roto esos prejuicios, esas ataduras y que habian conquistado la libertad de la que yo carecia. Y no tanto por dudas; a mi me parecia muy bien transform ar el mundo hacia un sistema justo, porque me dolia desde entonces la presencia de la pobreza en la mayoria de la gente, sentia una incipiente indignacion por ese estado de cosas. Pero a la vez me creaba un conflicto, porque en definitiva no era ni una ni otra cosa: ni burguesito de conviccion que acepta todas las normas, ni el que las podia violar para dar el salto al otro lado, para ser parte de los jovenes que desde muy temprana edad si habian adquirido una conviccion politica y que se lanzaban a ella co n gran entusiasmo, con gran fe, con gran coraje, con gran valor. Eso no dejo de ser un problema intimo que me atormento por mucho tiempo. A mis amigos todos veia con envidia, con admiracion, aunque llegado el momento otros muchos en la misma situacion y yo les discutia haciendo eco de ciertas normas que pesaban en nosotros como una lapida: pero sus alegatos eran irrefutables y nosotros no teniamos armas para contradecirlos, para hacer una defensa efectiva de lo que en el fondo no creiamos o dudabamos. Sin embargo, tratamos de seguir protegiendo las viejas ideas. Uno de los temas asi, bien candentes, era precisamente la Revolucion Mexicana, y sobre todo el reparto de tierras. Es decir, no podiamos entender lo que es la mecanica en un sistema comunista que desaparece la propiedad privada. Si asumiamos una serie de cosas, pero cuando llegabamos a este punto, los conceptos de los que estabamos tan impregnados se rebelaban y buscabamos desesperadamente argumentos. No podiamos aceptar que las tierras se quitaran a sus duenos y se repartieran. En mi casa el porfirismo era lo mejor que habia vivido Mexico y se lamentaban de que eso hubiera terminado. E ra una reaccion contraria totalmente a la Revolucion Mexicana y a sus lideres. En fin, todo eso era un poco confuso para nosotros, no era claro. Por otro lado, tambien nos detenia el escepticismo de los mayores en cuanto a tratar de persuadirnos de que el sistema en que viviamos era inmutable, šverdad?: que era ya una fatalidad de que hubiera siempre ricos y pobres... y que la riqueza estuviera tan mal repartida. Ellos lo creian asi, de un modo religioso, porque lo resolvian como un designio divino al que uno debia resignarse. Yo me he sentido aunque fui ferviente catolico en la infancia y en la adolescencia muy ajeno a esas cosas. A pesar de estas reservas, de estas resistencias, si derivamos hacia una izquierda, no militante, pero llegamos a compartir parte de esas ideas, a entender, pues, que si era necesario modificar las cosas simplemente porque andaban mal. Despues de todo, por algo yo habia entrado a esa "Union de estudiantes pro obrero y campesino". Dentro de mis pocas seguridades estaba la de pensar que la religion no operaba para el cambio. No era el medio para que las cosas se transformaran. Que era de otro tipo y, bueno, e sto me llevo de la mano al ejemplo ruso. Asi es que perteneci a una generacion no se de cuantos que si creiamos en el paraiso sovietico. Me acuerdo que empezabamos a ver las revistas rusas en donde Stalin aparecia como un bondadoso padrecito en fotografia con ninos, sonriendo, casi bendiciendo. Todo eso era como la posibilidad de un paraiso, šverdad?, de poder vivir una vida diferente a la que en mucho padeciamos por sus limitaciones y sus normas estrictas. Iniciacion en el periodismo Ingrese al periodismo en 1936 al lado de un maravilloso maestro que fue don Regino Hernandez Llergo quien fundo, en 1937, la revista Hoy. Esta publicacion revoluciono el periodismo mexicano, tuvo una enorme importancia porque, entre otras cosas, Hernandez Llergo venia de Estados Unidos, en donde acababa de aparecer Life, la revista que valoro la fotografia, porque en ese entonces la fotografia en la prensa mexicana era como un adorno, incluso los dibujantes le ponian marquitos y dibujitos a la s fotografias de primera plana. Eran de ornato, no como un elemento decisivo dentro del concepto del periodismo, y el la revista era grande, empezo a publicar fotos a plana entera, trajo la columna politica y al reportaje le dio mucho vuelo. Por eso fue muy importante y un gran maestro. Ahi nos iniciamos muchos jovenes de entonces; entre otros, Luis Spota, Blanco Moheno, Luis Alcaide, Arturo Sotomaro, Horacio Quinonez. Yo entre ahi a los 22 anos y pase como 10 sin escribir, dedicado solo al periodismo. Pero ya rebasados los 30, el escritor que se que siempre he llevado dentro me demando darle voz y fue cuando, presionado por el, escribi un primer cuento que yo habia titulado "El azar impecable". Eso debe haber sido por los 40. Yo entonces dirigia una revista de cine que se llamo Celulo ide, que publicaba una agencia de publicidad dirigida por Luis C. Manjarrez. Pepe Revueltas hace que me publiquen mi primer cuento Yo conocia a Pepe Revueltas, aunque todavia no eramos amigos. El ya tenia renombre: habia publicado su primera novela Dios en la Tierra. Un dia lo busque para decirle: Oiga Pepe, mire, por ahi tengo un cuento... Es sobre un jugador. A ver, ensenemelo me respondio. Y delante de mi lo leyo. Se detenia a veces para decirme: "Esto me gusta"... "Esta escena esta bien lograda". Finalmente me dijo: Demelo. Yo me voy a encargar de que se publique. Lo que no me gusta es el titulo. Yo, entusiasmado, le respondi: Pues cambieselo, pongale el que quiera. Se lo llevo. Pasaron unas semanas y me encuentro de pronto a un amigo en la calle que me dice: Hombre, lo felicito, lei su cuento en El Nacional del domingo. El Nacional, desde entonces, tenia una seccion cultural dominical y en primera plana publicaba siempre un cuento. šCual cuento? dije yo muy sorprendido. "El gran absurdo". No. Yo no he escrito ese cuento, debe ser otro Valades. Imposible. Esta bien claro su nombre. Corri a El Nacional y ya me vi impreso en grande, con una nota en que se elogiaba mi cuento. Y bueno, ese fue el estimulo para seguir escribiendo los cuentos que forman La muerte tiene permiso. Asi que le debo a Pepe Revueltas ese gran estimulo, ese empujon definitivo, aunque el titulo que le puso es de plano revueltiano šno? Del primer cuento al primer libro: "La muerte tiene permiso" Cuando vi este libro publicado senti una emocion enorme. La edicion se la debo a Enrique Gonzalez Casanova, porque el iba a crear en la Universidad una coleccion de nuevos autores mexicanos. Como eramos amigos, me pidio los cuentos que formaban el libro aunque, por desgracia, no pudo realizar aquel proyecto suyo. Sin embargo, el se llevo los cuentos al Fondo de Cultura Economica y alli me los editaron dentro de la Coleccion Economica que inicio alla por los 50. Con el aval de una editorial tan importante, e sta coleccion tuvo gran exito porque alli alternaban autores nuevos con autores famosos. El primer titulo fue de Alfonso Reyes. Despues Confabulario, de Arreola, El llano en llamas, de Rulfo y muchos mas. Bueno, el primer libro de un escritor es una alegria y un tormento: uno quisiera tener una respuesta inmediata. Yo me acuerdo que me iba a las librerias a ver si estaba mi libro. Me sentia muy desolado si no lo encontraba. Incluso una vez me atrevi a reclamarle al librero Obregon que tuvo una libreria en avenida Juarez, muy de moda en ese tiempo. Y el, de una manera brusca, me dijo: "Es que son muchos libros. Yo no puedo estar poniendo todos en el escaparte". Puf!, me senti miserable. Queria que el libro estuviera en primera fila y en todos lados, queria tener lectores, queria que me dijeran lo que pensaban, šno? Pero ese es un proceso lento... Y en el caso de La muerte tiene permiso es un libro que en su distribucion, en su circulacion, fue de menos a mas. Es un curioso libro que se ayudo mucho el solo. Experiencia campesina Luego, cuando fui maestro en Matamoros, conoci a dos o tres muchachos muy interesados en las cuestiones sociales, pero mas que ideologos eran militantes forjados por los problemas reales y del momento. Estaba muy cerca de campesinos algodoneros que en esa zona como en otras del pais en aquel tiempo y durante toda la historia de Mexico, eran perseguidos y reprimidos, y a los cuales estos muchachos asesoraban para que pudieran defenderse de las guardias blancas, o sea, los guardias de los terratenientes, lo s cuales querian arrasar el movimiento que demandaba mejores condiciones de vida. Estos amigos me llevaron a varias asambleas de campesinos, y me conmovio mucho la manera en que exponian sus problemas. Con que sencillez, pero con que verdad. Hacian sentir lo que la tierra era para ellos, el apego que tenian y lo que estaban padeciendo por no permitirseles hacer uso de ella y por el sometimiento que debian tener a fuerza con el latifundista. Quiza esa cercania, que no fue muy grande, pero que si la vivi, me sirvio y estimulo para escribir algunos de mis cuentos posteriores. Y nos indignabamos ante estas injusticias. Pero luego, al enfrentarnos con un Mexico atrasado en donde pesaban a tal grado los cacicazgos, llegabamos a la conclusion de que era imposible luchar contra todos esos intereses creados, contra ese sistema que perduraba. Y al palpar esto nos derrumbabamos de desaliento. Un desaliento amargo. Tratando de buscar los medios de lucha, por esa falta de definicion cabal de entregarme totalmente a la causa; de no poder asumir una actitud militante y arriesgarme a todo; de pertenecer a esos grupos que si actuaban, que si luchaban, halle la salida en la literatura y construi mi arma con la letra escrita. 1936: el cambio Cuando ingrese al periodismo profesional habia en Mexico una situacion muy especial: al industrializarse, el pais hacia crecer a la clase obrera junto a una nueva burguesia. Una burguesia que por la guerra trajo a muchos emigrados de Europa, nobles incluso, ricos; y a muchos porfiristas que se habian ido a vivir a Paris en su gran mayoria, y que regresaban a la vida de la ciudad de Mexico que en esos momentos se transformaba. Hasta entonces habia dado una pequena ciudad, casi de provincia. Para ello influyeron muchas cosas, entre ellas Agustin Lara. Yo creo que fue un factor muy importante de cambio. De la cancion tan romantica Lara paso, por primera vez, a letras que proyectaban lo que era la nueva vida de la ciudad. Por primera vez en ellas se hablaba de prostitutas, de amores que no eran los que se acostumbraban, y estas canciones tuvieron necesidad de foros por los que surgieron los cabaretes, los centros nocturnos elegantes y populares. Es decir, al entrar al periodismo, tanto yo como otra serie de jovenes que estabamos en las mismas condiciones de clase media pobre, quedamos encandilados al ingresar a un mundo que desde siempre nos habian vedado. Por principio ya teniamos un salario que era lo suficientemente bueno para ese tiempo y para nuestra edad, y con el y con nuestra profesion de periodistas, empezamos a abrir todas las puertas de los lugares de los que solo oiamos hablar... por fuera. Asi es que en esa epoca muchos, tambien como yo, nos dejamos seducir por aquel mundo dionisiaco del alcohol, las mujeres, la diversion y tambien por la facil cercania con monstruos sagrados de la epoca, personalidades de todo tipo. Al mismo tiempo, el ejercicio del periodismo era un gran sustituto de accion, de hacer. Entonces eso nos ayudaba, nos calmaba esas ansias confusas; el periodico era un cambio para expresar esas cosas que traiamos dentro. Y vimos como la ciudad se transformo. Y la gozamos, la conociamos, la poseiamos y perteneciamos a ella por completo. Las aficiones Por ese tiempo conoci a Diego Rivera, a Clemente Orozco, a politicos, a toreros. Entonces yo tenia dos grandes aficiones que fueron los toros y la musica. Yo no me habia acercado a la musica clasica, pero empezaban los conciertos que daba Carlos Chavez en el INBA, los cuales eran anunciados profusamente. La labor de Chavez por hacer a todos unos melomanos fue extraordinaria, porque, de veras, la ciudad estaba siempre tapizada de grandes carteles anunciando los conciertos con nombres de compositores que nos eran todavia desconocidos: Tchaikovski, Beethoven, Bach... y los nuevos, Ravel, Prokofiev, Stravinski. En esos anos yo fui asiduo a los conciertos de la sinfonica en Bellas Artes. Es decir, tambien la musica fue otra revelacion muy hermosa, muy grata, y me toco ver en esos conciertos a los grandes directores de orquesta de la epoca que Carlos Chavez traia a Mexico. Al propio Stravinski, a Sir Thomas Vichamp, que era un gran director ingles; a unos gringos, que ahorita se me va el nombre, en fin... Empece a comprar discos. Fueron unos anos musicalmente muy ricos. Es cierto que de nino, en la casa, habia escuchado tocar el piano. La musica avivaba ese sentimiento amoroso, esa necesidad, pero no tenia ninguna cultura musical, no conocia los grandes compositores. Ese encauzamiento se lo debo a Chavez y a Silvestre Revueltas, el compositor, que tambien dirigia en los conciertos. Chavez era una figura muy famosa, los conciertos eran glamorosos, llenos de ovaciones. El acerco la musica clasica, abrio el gusto y la aficion por ella. Mis compositores favoritos eran Debussy, Ravel y Stravinski. Bach tambien, pero los que mas me sedujeron fueron esos tres. Ya podia considerarme un melomano. Unas amigas daban audiciones en su casa, por medio de discos, y hacian sus programas y nos encerrabamos a oirlos como si estuvieramos en un concierto, con muchisimo respeto y compartiendo todos la musica. Se hacian copias a maquina de aquellos programas y por ellos sabiamos lo que ibamos a oir tal o cual dia. Por otro lado, tambien me aficione a los toros, por simple imitacion a mi director, don Regino, que era muy taurofilo. Incluso habia dirigido una revista de toros llamada El Universal Taurino. El era algo asi como mi papa, mi guia y si a el le gustaba la fiesta brava, por fuerza tenia que gustarme a mi. De esta manera los viernes me iba a Bellas Artes a oir a la sinfonica y los domingos no dejaba de asistir a los toros. Me toco ver a toda una hornada de grandes toreros y de grandes faenas: Armillita, Garza, Balderas, Solorzano, El Soldado, Paco Borrares, Manolete, que llego en este tiempo. Me volvi apasionado de los toros y mi torero predilecto era El Soldado, porque era el torero de mi director. n este tiempo. Me volvi apasionado de los toros y mi torero predilecto era El Soldado, porque era el .