2 SEC. INF. GRAL. PAG. 2 CABEZA: Chiapas, ¨atrapados sin salida? CREDITO: Gustavo Hirales M. La situacion en Chiapas se ha vuelto tan tensa, que bastantes mexicanos de buena fe piden que, para evitar lo que nadie quiere, la guerra, Eduardo Robledo Rincon renuncie a la gubernatura del estado y se abra paso, asi, a un "gobierno de transicion" que permita la reconciliacion y las reformas. Otros mas en la tonica del partidarismo radical, exigen que el gobierno estatal se entregue a Amado Avendano, quien en su vision seria el "legitimo mandatario" de aquella entidad. El hecho politico de hoy, sin embarg o, es la toma de posesion de Robledo como gobernador constitucional de Chiapas, con la presencia del Presidente de la Republica y de los secretarios del gabinete social. El contexto del relevo gubernamental en Chiapas esta marcado, de una parte, por la casi declaracion de guerra del EZLN, por la amenaza de grandes movilizaciones de masas que pudieran salirse de control y degenerar en enfrentamientos, por las presiones nacionales de los simpatizantes del neozapatismo y por la expectativa nacional e internacional del resultado de todo esto. Por la otra parte, esta sucesion se da en el contexto de una ofensiva politica (sin precedentes en el pasado inmediato) del nuevo encargado del Poder Ejecutivo Federal, donde el aspecto principal se ubica no tanto en golpes espectaculares contra los enemigos reales o supuestos, sino en grandes iniciativas politicas y constitucionales que buscan responder a los sentimientos y demandas de la nacion. Mas alla de la evaluacion politica acerca de la conveniencia o inconveniencia de celebrar elecciones en Chiapas el 21 de agosto, el hecho es que la gubernatura de Robledo no se inscribe, como dicen los exaltados, en la perspectiva de cerrazon e intolerancia del pasado chiapaneco, de aquel que de modo cierto profundizo la desigualdad y las injusticias y alimento, con ello, la determinacion insurreccional de los milenaristas; sino en una perspectiva totalmente distinta: la de convertir a Chiapas en laboratori o y trinchera de avanzada de los cambios politicos y sociales en los que se ha comprometido la nueva administracion. Para mi es muy claro que Avendano no puede gobernar Chiapas, no por el programa de gobierno o la falta de el, sino por una cuestion mucho mas grave y sustancial: su gobierno no podria ser de unidad o de reconciliacion, sino que seria (o intentaria ser) el de la satisfaccion de todas las demandas y aspiraciones del sector social que esta detras de su candidatura y liderazgo. Es decir, seria el gobierno de y para una revolucion social. Lo que implica evidentemente, la guerra civil. Eduardo Robledo tiene antecedentes ambivalentes, ha sido un hombre de dialogo pero tambien un alto funcionario de los gobiernos que mas lastimaron al pueblo chiapaneco y, como priista, en Baja California no dejo muy buenos recuerdos, por ejemplo en 1989. Pero, al parecer, es un politico que ha madurado mucho, en el sentido de cobrar conciencia autocritica y de asumir las proporciones historicas de su responsabilidad, como gobernador del estado que como una daga, hoy esta clavado en el costado de Mexico. Sus compromisos de formar un gobierno plural e incluyente de promover una nueva ley electoral y una reforma politica para el estado, una nueva Constitucion que proteja efectivamente los derechos de los indigenas, el reconocimiento de sus derechos politicos hoy conculcados, son reto y garantia. Reto porque tendra que enfrentarse, para lograr los cambios, a la resistencia de unos intereses exasperados y a la desconfianza de los ofendidos e inconformes para no hablar de la bomba de tiempo de los neozapatistas. Garantia porque su compromiso no es solo ante Chiapas, sino ante Mexico y el mundo. Y ya hay indicios, de por donde van las cosas: Eraclio Zepeda, el escritor y hombre de izquierda, es nombrado por Robledo, secretario general de Gobierno. Todo lo cual muestra algo que, bien vistas las cosas, no es tan paradojico: por el entorno en que se inicia este gobierno, por las necesidades y demandas a las que debe responder, por las fuerzas locales y nacionales en las que se apoya por las alianzas y compromisos politicos esbozados en el equipo de trabajo y en el programa de gobierno; este, el de Eduardo Robledo, es el gobierno de transicion posible en Chiapas. En lo que se refiere al EZLN, mi impresion es que, sin desestimar ni la dignidad de los neozapatistas, ni su comprobada disposicion al combate, ni finalmente el elemento explosivo que su sola existencia constitiuye, y que en cualquier momento puede activarse, no son el elemento decisivo de la coyuntura chiapaneca. El elemento decisivo son las fuerzas politicas y sociales reales, las que actuan a campo abierto y mantienen solidaridades e identidades no solo en Chiapas, sino en el espacio nacional. Y, si la i mpresion no es enganosa, creo que ya paso la cresta de la ola de la inconformidad social y politica contra Robledo. De los 40 mil campesinos e indigenas con que amenazaron tomar Tuxtla este 8 de diciembre, las noticias nos hablan de cinco mil personas, quienes en este momento ya se estaban regresando a sus lugares de origen, mientras que Amado Avendano se dirige a San Cristobal de Las Casas a instalar su propio gobierno de transicion. Los tronantes comunicados del senor Marcos expresan, menos que un analisis politico, frio y realista, e incluso menos que una convocatoria factible a la movilizacion social, los exabruptos (con pretensiones literarias) de quien ve diluirse su protagonismo y las expectativas personales y politicas que en torno a ese protagonismo se habian fraguado. Son, de algun modo, el fin de una etapa y el principio de otra en la que, perdida la perspectiva politica, Marcos y el EZLN asumirian la desesperacion como ultimo argumento y se lanzarian a una aventura sangrienta pero sin futuro y sin trascendencia, al menos para bien. Pero el mismo Marcos, en la entrevista que le hace Epigmenio Ibarra para La Jornada (8 de diciembre), no quema todos los puentes, deja abierta la puerta para una negociacion a la que pone, sin embargo, condiciones desorbitadas y en cierto sentido, extemporaneas, como la de que Robledo no asuma la gubernatura del estado. El efecto fundamental, sin embargo, de la tesitura belica, ya lo dijo Ernesto Zedillo: de la confrontacion nadie saldra beneficiado, y todos saldremos danados. La paciencia es virtud de las instituciones; son los que "se han inconformado" quienes ahora tienen la palabra. Ojala y se decidan por la paz. *Periodista .