PAG. 38 SECCION: CULTURA CINTILLO: TEATRO CABEZA: El 75, la luminosa memoria de Alexander y Retes CABEZA: Fernando Rivera Calderon La vejez podria ser ese instante en que descubrimos que la muerte es el olvido y que el olvido es la sobrevivencia. Nos vamos muriendo por partes en la memoria de los otros y en esa medida envejecemos. Nos olvidan y olvidamos hasta que no somos ni tenemos nada, hasta que recordar no es mas que volver a morir y se nos olvida que olvidamos que el olvido no se olvida de nosotros. El recuerdo es la sucursal corrupta del olvido. El olvido es el reloj de arena de la muerte, lo que nadie olvida. La vejez, entonces, es la lucha inutil del hombre contra si mismo, contra su propio tiempo, un tiempo voraz y destructivo. En El 75, Israel Horovitz (Masachusetts, EU, 1939), hace un conmovedor tratado sobre la impotencia de la memoria ante los recuerdos extraviados, sobre la profundisima trivialidad del existir, sobre lo facil que resulta ser un perfecto desconocido en una sociedad atiborrada de solitarios, de muertos con vida fisica. Las ciudades son cementerios con corazones que no dejan de latir. Nadie existe para nadie, nadie nos conoce. Estamos muertos pero respiramos. En el mundo, en el pequeno mundo de cada habi tante de la tierra, descansa en paz todo lo que es ignorado. Todo sucede en un pequeno cafe frente al lago de un pueblito en Masachusetts, la tierra natal del autor, en el que se celebra el 75 aniversario de la generacion de estudiantes de la secundaria Wakefield. Obviamente casi todos han muerto, y solo dos ex alumnos acuden a la cita: Bombon Silverstone, quien fue el que la organizo, y Amy. Ninguno de los dos se reconocen, y por mas que lo intentan a lo largo de toda la obra, jamas lo logran. Asi pues, el unico vinculo posible que les queda es desenterrar a los ot ros recuerdos y hablar de ellos, de los que murieron, de los que se casaron, de los que les provocaron alguna vez amor o envidia o admiracion. Poco a poco, la charla que comenzo dentro de una situacion poco convencional se va haciendo mas intensa, logrando que los personajes se vayan desnudando el uno al otro sin hablar necesariamente de ellos mismos. Y eso es la obra, un excelente dialogo creado por la experimentada pluma de Horovitz entre dos viejos que se niegan a olvidarlo todo. La direccion no habla, como suele suceder, del trabajo ostentoso de Luis de Tavira. No, sorpresivamente no es asi. Al contrario, se apega devotamente al autor y rehuye al dispendio onirico y a las modificaciones escenicas que caracterizan a de Tavira. Pero lo mas importante es la actuacion de dos instituciones del teatro en Mexico, a los que El 75 les sirve como un me recido homenaje: Brigida Alexander e Ignacio Retes. En ellos recae toda la fuerza narrativa de Horovitz, y solo ellos saben llevar a los personajes a momentos de intensidad tales que dificilmente pueden ser expresados con palabras. Por eso vale la pena acudir a El 75. Una bellisima pieza sobre la infame naturaleza humana magistralmente interpretada que, paradojicamente, sera muy dificil de olvidar. El 75. Direccion: Luis de Tavira. Con: Brigida Alexander e Ignacio Retes. Foro del Centro Universitario de Teatro. .