SECCION CULTURA PAG. 39 CREDITO: CABEZA: Basada en personajes de la historieta Dark Horse, la pelicula narra la transformacion que sufre el nerd bancario Stanley Ipkiss (Jim Carrey) cuando por casualidad se prueba una mascara milenaria, capaz de revelar los instintos ocultos de su usuario. Asi, Ipkiss se convierte en un maniatico de rostro verde, dotado de la invulnerabilidad, las habilidades fisicas y la energia de cualquier personaje animado (si bien hay trazos de Bugs Bunny y el Pato Lucas, la caracterizacion rinde homenaje sobre todo al lobo l ibidinoso creado por Avery). Como la mascara solo funciona de noche, el protagonista lleva una doble vida, dando rienda suelta a sus actividades nocturnas; roba un banco, frustra a una banda de criminales lidereada por el gangster Dorian (Peter Greene) y enamora a su espectacular novia, la cantante Tina Carlyle (Cameron Diaz). Con esa premisa y el avance prodigioso de los efectos especiales, La mascara parecia prometer un viaje delirante. Pero no despega nunca. Anclada por la pobreza de un guion demasiado convencional y la chatura de la direccion de Russell, la pelicula se queda en una demostracion de los alcances tecnicos de companias como Industriel Light & Magic, y en un vehiculo para la limitada comicidad de Carrey, un bufon gesticulante que hace ver a Jerry Lewis como Buster Keaton. De hecho, La mascara tiene un antecedente directo, como otra expresion del mito Jekyll/Hyde, en El profesor chiflado (1963). Asi como Jerry Lewis se desdobla en su odioso alter-ego Buddy Love (una parodia de su ex-companero Dean Martin), en la cinta de Russell, el heroe se transforma en un catalogo andante de referencias posmodernas, cuyo humorismo depende de un conocimiento de la cultura pop reciente. Sin poder escapar a su caracter derivativo, todo detalle de La mascara hace eco a un mejor esfuerzo anteri or. Incluso uno de sus contados momentos graciosos -cuando el protagonista contagia con su canto tropical a los policias que lo rodean, haciendolos bailar la conga- no es mas que un derivado de la secuencia del calipso de Beetlejuice. No podia faltar el trasfondo moralista en un producto hollywoodense sobre una personalidad dual. El mensaje final es, por supuesto, que es preferible ser uno mismo, con todo y defectos, que poseer una falsa imagen aunque esta sea mas atractiva. Igual de inevitable sera, me imagino, La mascara 2. .