SECCION ESPECTACULOS PAG. 44 BALAZO: DEL CONTIENTE DEL TEATRO CABEZA: La cabeza reducida de Pancho Villa CREDITO: BRUNO BERT El tema de la identidad chicana cobra a la luz de los acontecimientos recientes una actualidad que a veces olvidamos. Y no es una preocupacion que asuma con frecuencia la forma de una obra de teatro, al menos en los escenarios del DF (pudimos ver hace poco Homicidio calificado, de Rascon Banda, pero es un trabajo de excepcion al respecto). Por eso resulta doblemente interesante que un grupo novel inaugure su espacio de trabajo con una propuesta de este tipo. Me refiero a Teatro en Espiral, que abrio una sal a de usos multiples en la Condesa con La cabeza reducida de Pancho Villa de Luis Valdez, bajo la direccion de Margarita Esther Gonzalez. El lugar, de caracteristicas formales bastante similares a las del foro Shakespeare del que se encuentra a pocas cuadras, cuenta con libreria especializada, dos pequenas salas, cafeteria, lugar para exposiciones... es decir, con todo lo necesario para una rapida y efectiva insercion profesional entre los espacios alternativos. Cubre asi una modalidad que se va extendiendo en lo que podriamos llamar un movimiento neoindependiente, para diferenciarlo de los que hicieron auge hace unos diez anos (Contigo America, Itaca, etcetera) y de los que son directos herederos. Se trata del segundo trabajo de este grupo (el primero fue un monologo de Gogol: Rojo en el umbral Informe para una academia, bajo la misma direccion, que se presento en el Santa Catarina) y un estreno en Mexico, dado que es la primera vez que podemos ver en escena un material de Luis Valdez. La obra se centra en una familia chicana en la que cada uno de los integrantes simboliza una particular vision de esa realidad excedida: la madre aportara la dualidad de soldadera mitica del general Villa y de mujer sometida y proveedora de las tortillas y los frijoles; el padre sera el desocupado borrachin, dormilon, desarraigado y mitomano que los gringos de los treinta y cuarenta lanzaron como imagen degradante y "simpatica" del mexicano. Dos de sus hijos hombre y mujer encarnaran hasta por sus nombres ( la Lupe y el Joaquin) a los rebeldes sin fuerzas ni capacidad como transformar esa realidad en otra mejor. Son aquellos que recaen, a pesar del discurso, en los mismos esquemas o son "reeducados" en la carcel por el sistema. El tercer hijo, por el contrario, es quien defiende el american way of life y decide por la ascension en el escalafon social mas alla de los costos que deba pagar. Ha sido marine en quien sabe que guerra (ni importa demasiado) y no se reconoce como chicano, intentando transformar a su f amilia a los valores estadunidenses, deformados ademas por su propia condicion de marginalidad no aceptada. Y hay un personaje sorpresa, hijo mayor de la misma pareja, que en realidad permite que toda la concepcion de obra escape casi a un realismo esperpentico, implantando una vision farsica y dolorosa sobre la condicion del chicano. La obra de Valdez nos habla de los sesenta (concretamente es del 64), pero en ella encontramos una reflexion que nutre la base de identidad de esa minoria social, de alli que aun hoy resulte particularmente interesante como elemento reflexivo. El trabajo del grupo muestra una seried ad profesional en el acercamiento y da su propio angulo de analisis a traves de la fuerte acotacion en el trabajo de los actores impuesto por Margarita Esther Gonzalez, asi como una dualidad en el manejo de puesta entre el naturalismo de la escenografia y la destruccion farsica del mismo en el interior de los personajes. Con abundante recurrencia al humor, sobre todo a aquel que resulta menos complaciente, La cabeza reducida de Pancho Villa se vuelve una puesta en donde la sonrisa y la reflexion se alternan y fusionan metodicamente. No pretende ser un montaje cargado de sutilezas, sino mas bien una irrupcion de lo popular con lo aspero y agudo que esto pueda ser. El espectaculo esta acompanado por una exhibicion de obras de Helen Escobedo y se complementa con una muestra de la grafica chicana de los sesenta y setenta. Un espacio para conocer por lo que nos trae tanto como por lo que nos promete. .