SECCION CULTURA PAG. 41 CREDITO: CABEZA: Este es el dia del cambio nacional de poderes y el del ascenso a la direccion del pais de un nuevo gabinete presidencial para el proximo sexenio, descontados los habituales enroques, intercambios, renuncias y movimientos que ocurren siempre mas tarde en esos proteicos equipos de la administracion publica. Casi todo el mundo, incluidos los mas acerrimos enemigos politicos del saliente gobierno salinista, ha tenido que reconocer los aciertos de su administracion en el terreno de la macroeconomia y en la conformacion de instrumentos que hagan posible al pais insertarse alguna vez en el proceso de intercambio internacional (comercial e industrial) mas favorable en el futuro, pero tampoco nadie, ni siquiera los mas serviles panegiristas y cantores de la epica labor del sexenio, se atreve a desconocer la grande p obreza que padecen millones de trabajadores de la ciudad y del campo, la alarmante desigualdad en la distribucion de la riqueza, los altos indices de desempleo, la quiebra constante de pequenas industrias, los descomunales intereses que los bancos imponen a quienes solicitan creditos y, en fin, nuestra angustiosa pertenencia al subdesarrollado tercer mundo, que no solo es visible en los territorios de Chiapas, sino en los de Oaxaca, en los de Guerrero y en la extensa degradada frontera del norte, cuyos pobl adores viven siempre con los ojos puestos en la luz del primer mundo situado al otro lado del Rio Bravo. No voy a extenderme en semejante triste asunto, sobre el que continua, como debe ser, bordandose todos los dias. Quiero simplemente hablar de cierta experiencia personal de ciudadano, contar una anecdota y hacer un llamado etico a los integrantes de la nueva administracion gubernamental, que no hara sino sumarse a los que en el mismo sentido les han hecho otros escritores y periodistas. Hace unos meses, tal vez un ano, olvide hacer la glosa de un comentario que alguno de los inteligentes ministros del gabinete salinista (que a lo mejor hoy mismo ocupa otra secretaria junto al presidente Zedillo), afirmo, con todo respeto, que Comprendi de inmediato algo muy grave: los senores secretarios de Estado no saben como olemos en el Metro los mexicanos, porque no suelen hacer uso de ese expedito servicio, como lo hace un servidor cuando se traslada al centro de la ciudad de Mexico por las mananas, sobre todo en mi caso por razones de tiempo, no de dinero, eso es verdad. Subir al Metro es una experiencia social de primera magnitud para cualquier miembro del gabinete (especialmente del En un simple recorrido por la linea 3 del Metro (la que va de Copilco a Indios Verdes, y no es por cierto la que recorre nuestras colonias mas pobres), que puede tener una duracion de 20 minutos, entre Miguel Angel de Quevedo y la estacion Hidalgo, puede uno contemplar el desfile de una verdadera Corte de Milagros, que hubiera envidiado Victor Hugo para la que describio en las catacumbas parisinas de una famosa novela. El metro es el tunel de los ciegos, de los mutilados que se arrastran con la mano extendida por sus pasillos, de los vendedores de baratijas, de los cantores y recitadores seniles o infantiles, etcetera. Nuestros pobres, nuestros indigentes extremos, son de tal manera numerosos que uno se pregunta a diario: ¨que inmensos recursos y que severas medidas, y cuantos decenios serian necesarios para siquiera hacer menor ese drama? Nuestros pobres son, proporcionalmente, tan numerosos y mal olientes como los de Calcuta, los de Estambul o los de China, como ya se lo decia yo tambien a un optimista dirigente bancario de la administracion publica que, en algun cordial comida, celebraba la mejoria de la Hay que subirse muchas veces al Metro, senores Secretarios (nuevos y antiguos), pero no en comitiva oficial, sino anonimamente, y como cualquier digno hijo de vecino, para descubrir alli la sintesis y hacer alli el escolio mas convincente de la vasta corte de los milagros que vive y muere en las catacumbas urbanas y campesinas del pais entero. Poeta y escritor. .