SECCION: CULTURA PAGINA: 12 CINTILLO: Con su trabajo, se sentia feliz de vivir CABEZA: Augusto Renoir, gran pintor de la mujer CREDITO: A los 18 anos Monet y Sisley le habian llevado al estudio de Gleyre, el pintor de moda en aquella epoca. Era poco comunicativo, nada presentable, pero a Gleyre, gran conocedor del ser humano, le desconcerto la pintura de Renoir y le dijo con ironia: Tenia grandes dotes para el dibujo. Muy joven, trabajo en la decoracion de porcelanas. Tuvo una crisis emocional, que le hizo abandonar platos y tazas. Pinto abanicos durante mas de un ano. Un dia entro en un taller donde se pasaban escenas religiosas a telas que servian de vitrales a las iglesias desmontables, que los jesuitas llevaban a Paraguay. Le explicaron el procedimiento empleado y al dia siguiente ejecuto su labor con gran precision. Alli encontro a Diaz, un paisajista excelente. Se convirtieron en grandes amigos. Con Diaz, Sisley y Monet, Renoir descubrio la luz, las flores, los paisajes. Pero mas que nada, pinto retratos de mujeres. Al terminar el verano, el pintor se reintegraba a los bailes parisinos. Alli se encontraba a gusto. Las bailarinas eran sus amigas y vaciaba sus bolsas para ofrecerles sombreros de paja con cintas de colores. Era el premio por servirle de modelos. Toda su vida pinto a las mujeres. Nadie mejor que el para plasmar con tanta gracia la linea de una espalda, la curva de un seno, el encanto de una sonrisa y los reflejos dorados o rojos de unos cabellos sueltos. Cuando descubrio a Goya, se extasiaba ante la delicadeza de los pies de sus modelos femeninos. Con su trabajo, se sentia feliz de vivir, sociable, amistoso, a veces contento, a veces enojado, tarareando sin cesar las canciones de moda, complaciente con sus modelos, a quienes hacia rabiar con gracia. La celebridad y la riqueza no cambiaron sus habitos de vida. Cuando aumento el precio de sus cuadros, redujo sus ventas ante el temor de que enganasen a los que empezaban a descubrirle y a coleccionar sus pinturas. Continuo viviendo en el feliz desorden de su estudio, entre los sombreros con flores, las mallas de las bailarinas, los bancos y las telas amontonadas en un maravilloso espectaculo de colores, acabando de secarse en el suelo y adosadas a las paredes. Despues de los 60 anos, poco a poco, el reuma deformo sus manos, pero ello no fue obstaculo para que este apasionado del arte continuase trabajando con tanto impetu y dedicacion como siempre, apretando bien los pinceles que, al final de la jornada, caian con delicadeza de sus dedos doloridos. Cuando nacio su ultimo hijo, Claudio, al que llamaban Coco, pinto numerosos retratos de ninos, figuras rubias y blancas, de miembros rollizos, que traducian admirablemente En sus ultimos anos, sintio la necesidad de una dimension sumplementaria y se volco en la escultura. A pesar de su artritis deformante dibujo sin parar y sus torpes manos trataban de modelar la arcilla. Al final, descubrio a un joven escultor, Guino, apasionado de la obra de Renoir, que acepto realizar las obras concebidas por el maestro, siguiendo sus indicaciones. No por ello, abandono la pintura. El 30 de noviembre de 1919 trabajo en su ultima obra, una pequena naturaleza muerta en la que la luz juega sobre unas manzanas rojas y carnosas. El 8 de diciembre de 1919, a las dos horas de la manana, este hombre enamorado de la vida, murio dulcemente en los brazos de su hijo mayor, a quien habia dicho la vispera, con su inconfundible acento parisino: .