PAG. 11 SECCION: CULTURA CINTILLO: CABEZA: CREDITO: Eduardo Lizalde Cuando se trata de lenguas realmente ajenas, que nos hemos resignado por su dificultad (y por nuestra condicion de hombres mortales pobremente dotados para la profesion de poliglota), el asunto es naturalmente mas serio. Yo he derrapado frecuentemente en el intento, pongamos por caso, de verter al espanol algunos poemas rusos, sin la tramposa ayuda de una version literal, consumada por un hablante de la lengua. No obstante, ese camino es el unico posible para aprender algo de la lengua y de los autores que nos llevaria mucho mas tiempo entender y traducir por cuenta propia, aunque seria esa la sola forma de leer una obra extranjera realmente, a salvo de la dependencia o la servidumbre impuesta por la lectura de otro traductor. Por eso, cuando se habla de lenguas orientales, y peor de escrituras de perfil ideogramatico, solo accesibles a ciertos sabios, dotados y estudiosos amigos, no tenemos mas remedio que resignarnos a las mas confiables lecturas delegadas, que a nuestro alcance se encuentren en castellano o en modernas lenguas cristianas. Los poetas y escritores del siglo XX que han sufrido la fascinacion pictorica de la escritura china o japonesa, tanto como la atraccion de las complejas y antiguas obras de aquellas culturas, han sido con frecuencia ironizados como simples turistas linguisticos y saqueadores superficiales de los hermosos signos y remodeladas versiones modernas, o parafrasis occidentales, de textos y poemas orientales. Asi Robert Graves, por ejemplo, afirmaba que Ezra Pound no tenia de la lengua china mayor idea que la suya en dialectos africanos. La tentacion de proceder a redactar tankas, de 31 silabas, como los de los siglos XI y XII, o haikus de 17 silabas, como los de Basho, Moritake o Kikaku en los siglos XVI y XVII, es irresistible y grata curiosidad para los poetas de todas las lenguas, recurriendo naturalmente a la consulta de antologias expertas como las del profesor Alfred H. Marks o su discipulo Thomas Gurgal (N. York, Mount Vernon, 1972) que han intentado verter fielmente al ingles los antiguos tankas y ajustarse a la produccion de nuevo s poemas del genero sin alterar su forma silabica original: versos de 5,7,5,7, y 7 silabas. Durante el Festival de Poesia Lopez Velarde, realizado en diciembre de 1993 en Zacatecas, nos hallamos alli con otro moderno productor de haikus y poemas de linea japonesa: H. G. Pavlata, que me obsequio su libro La barca lunar en la entrada de servicio, con introduccion de Maria Luisa Puga y epilogo de Alain Derbez (Cuadernos del Acordeon, Universidad Pedagogica Nacional, 1992). El verdadero nombre del autor, que vive desde hace 30 anos en Patzcuaro, Michoacan, es Enrique Luft Pavlata, nacido en el ano de 1930 en el castillo que poseia su padre cerca de Linz, Austria. Conocedor y habitante de numerosos mundos y lenguas, Pavlata escribe estos haikus en ingles y el mismo se encarga de ofrecernos la traduccion espanola en la edicion que aqui se comenta. Transcribo algunos admirables, que ademas leyo en Zacatecas durante el festival: Turning the pages La brisa de la tarde of an unread newspaper hojea un periodico the evening breeze virgen, leido por nadie. Hay sentido poetico tambien en la version castellana, aunque mas fielmente hubiera podido traducirse: Hojea las paginas / de un diario no leido / la brisa de la tarde. Aunque no se ajuste a la formula silabica 5,7,5. Otro mas, de atmosfera contemporanea y tenebroso aliento, pero de forma clasica: And on the roadside En la cuneta de la carretera, covered by calla lilies cubierto de alcatraces: black, a rotting dog negro, pudriendose un perro. Ignoro, por cierto si esos calla lilies (o lirios acuaticos), corresponden realmente a nuestros alcatraces, pero creo que el austriaco-michoacano Pavlata, que ha caminado por el planeta, del Danubio al lago de Patzcuaro, y que ademas de muchas otras lenguas se ha ocupado de aprender el purepecha, es realmente un poeta. Agradecemos al festival zacatecano, a Maria Luisa Puga y a Alain Derbez, su descubrimiento. .