PAG. 13 SECCION: CULTURA CABEZA: CREDITO: s realizaciones. Para continuar con la frustracion de expectativas, Jody no es el protagonista de la historia, sino Fergus (Stephen Rea), un miembro del ERI, amante de Jude, que muestra compasion por el prisionero, condenado a morir por el lider Maguire (Adrian Dunbar). Violando medidas de seguridad, Fergus entabla conversacion con Jody, quien le muestra una fotografia de su novia Dil (Jaye Davidson) y le pide que la busque cuando vaya a Londres. El soldado muere accidentalmente cuando el terrorista lo deja escapar, al tiem po que tropas britanicas destruyen el campamento del ERI. Haciendose llamar Jimmy, Fergus escapa a Londres y, movido por la culpa, localiza a Dil, quien trabaja en un salon de belleza y canta en un bar. Ambos se enamoran de manera mutua. Poco despues, Jude encuentra a Fergus y le ordena ejecutar una mision suicida, el asesinato de un juez. Gran parte de la conmocion causada por Juego de lagrimas se debe a la revelacion hecha a media pelicula. Ciertamente el factor sorpresa es importante para su apreciacion y, aunque la pelicula ya ha recogido multiples comentarios desde fines del ano pasado, no cometere la indiscrecion de echarselo a perder al espectador no informado. Baste decir que ese elemento es fundamental para darle un giro muy original a una historia romantica, semejante en tono a la de Mona Lisa (1986), la tercera pelicula de Jordan. Al igual que en ella, el protagonista es un inocente que se erige en protector y galan platonico de un enganoso objeto del deseo, por el cual estara dispuesto a explorar -y aceptar- una otredad que le es ajena. (Para acentuar el simil, esta el increible parecido fisico entre Jaye Davidson y Cathy Tyson, de Mona Lisa). En ese juego de espejismos -sexuales, raciales, politicos- donde nadie parece ser lo que es, la resonancia romantica de Juego de lagrimas radica en como el dilema emocional de Fergus se vuelve una depuracion de sus sentimientos, un reconocimiento de una identidad sexual por via del amor. Y Jordan lo resuelve bajo un aire de fantasia que le resta cualquier insinuacion de morbo (el elemento magico ha sido una de las constantes de su obra). Es merito tambien del director el que logre sostener una estructura narrativa de por si artificiosa, tras dos que tres violentas vueltas de tuerca; la pelicula parece cambiar de genero en cada tumba, -de thriller, a drama politico, a historia de amor- pero no pierde nunca el rumbo. Asimismo, la eleccion del reparto fue ideal para las intenciones del cineasta. Con su cara de sabueso triste, Rea encarna una presencia sincera que suscita una simpatia inmediata, mientras que Davidson logra alternar entre una carga erotica misteriosa y una conmovedora fragilidad. De hecho, no se concibe la ambiguedad de la cinta -ni su arriesgada propuesta- sin su cualidad androgina. Despues de un par de decepcionantes chambas hollywoodenses -High Spirits (1988), Were No Angels (1989)- Jordan demuestra que sigue siendo esa rareza: un director capaz de sorprendernos. JUEGO DE LAGRIMAS (The Crying Game) D y G: Neil Jordan / F. en C. Ian Wilson / M: Anne Dudley / Ed: Kant Pan / I: Stepehen Rea, Joye Davidson, Forest Whitaker, Miranda Richardson, Adrian Dunbar / P: Palace Channel Four Films, en asociacion con Euretrustees/Nippon Film Development & Finance, con la participacion de British Screen. Gran Bretana. 1992. .