SECCION: ESPECTACULOS PAG. 8 CINTILLO: CABEZA: CREDITO: Cuando se ha conocido y amado a una mujer anormal, resulta dificil y engorroso profesarle intenso amor a cualquiera de las normales. Cuando se ha cedido al llamado de Nico, el resto del mundo aparece obscenamente ligero, tanto que no se desea ya estar en el -al menos mientras los oidos se pierden hacia dentro del resplandor ocasionado por las palpitaciones pavorosas de la santa-. Quiero ser claro: antes de penetrar a las oscuridades vampiricas que la ocasion exige, debo hacer saber a quienes hayan decidido seguir gastando su precioso tiempo en estas lineas que considero a esta mujer una santa, que lo hago llevado por fervores ciertamente mas intensos que los usualmente manifestados por los altos clerigos -colaboracionistas de la infamia cuya fe resulta digna de muy escaso credito- y que su solo nombre me inspira un respeto similar al que comunmente merece la muerte. El mito de los vampiros, como todas aquellas leyendas de horror en las que un inocente se pierde por la seduccion del abismo, no podria sostenerse sin la mediacion de una sobredosis de belleza. Quienes, sin ser vampiros, alguna vez han paladeado la sangre ajena, saben que tal es un acto del mas intimo amor, y que si han sucumbido asi ante la hermosura es porque dentro de ese amor habitan algunos de los sentimientos mas puros del universo: la devocion, la ternura, el divino abandono. ¨Como sustraerse al cant o mistico de Nico, si sus palabras y sus lagrimas estan infestadas de tales ingredientes? ¨Como tomar distancia frente a quien, para seducirte y llevarte a su reino de tiniebla helada, te ha mordido las entranas? Recordemos un instante lo que en las presentes circuntancias significa el termino "morder". Alimentar a la muerte con la sangre de los vivos, rendir culto al mas amplio e inminente de los reinos, rezar por el futuro. Nico entro en la muerte muchos anos antes de morir; quienes hemos sido mordidos po r sus palabras (tantas veces besadas por teclados y violines infectos de amoroso panico!) no podremos ya vivir en la inocencia de la muerte. De algun modo, escrito en la piel como las costuras de las autopistas, quien profesa devocion por Nico sabe que la vida es tambien espanto y que la muerte es tambien consuelo. Imposible evitar una risa melancolica frente a esos ninos malcriados que detonan estruendos de pacotilla e invocan a la muerte como si esta no fuese sino un perro guardian empleado a su servicio. Dice el pergenador de belleza Carlos Fuentes, en un texto deslumbrante donde abunda sobre los demonios que lo empujaron a escribir Aura, que su personaje vino al mundo para incrementar la descendencia secular de las brujas. Lo mismo puede afirmarse de Nico. Escucho a Nico para sentir miedo, entre otras cosas porque el miedo es uno de los requisitos elementales para acceder al reino de amor. Cuando Ary, el hijo de la santa, canta desde el altisimo pedestal de la infancia "Je suis le petit Chevalier", su fragilidad es la de la hermosura cuando se ve amenazada por el horror. Y cuando, aglunos anos despues, la voz de Nico tiembla bajo la presencia fantasmal de Genghis Khan, o bien se returce dolorida entre los estertores de un perverso sindrome de abstinencia, uno sabe que el horror no es ya visitante, sino inquilino, y hay que aprender a vivir con el. Que distinto era oir a Lou Reed, tan presuntuosamente rockero, cantando "Waiting For My Man"! Nico tenia entre sus capacidades la de convertir a un clerigo en demonio, y a un vendedor de heroina en arcangel. Nada de raro tendria que a otros los -nos- hubiese convertido en sus fieles, mas alla del rock e incluso de la musica, en ese territorio donde solo se comunican los miedos, de la unica manera que saben hacerlo: cr eciendo y multiplicandose. Escribo este articulo porque soy uno de esos fieles. No creo que Nico pueda ser una santa por la incuestionable calidad de su musica, ni por su peregrinaje incierto y doloroso, ni tampoco por su muerte, sino porque, como los santos ciertos, debio renunciar a la claridad del dia para internarse en la espesura de una noche que no le prometio felicidad, ni plenitud, sino solo el conocimiento del horror. Y ahi encontro la felicidad y la plenitud terminales en las que muchos, nunca sabremos cuantos, hallamos esa clase de gozo que con nadie puede compartirse. Un hi mno cantado por Nico -y Nico solo canto himnos- es como un ataud, en cuyo interior solamente cabe un muerto a la vez. Escucharla en presencia de otros es vivir pasajeramente la dolorosa paz de lossepulcros, con sus lentas palabras por sagrado epitafio. Dejemos que los demas le canten a la alegria de vivir. Nico, santa cierta, vampira querida, bruja hermosisima, no tuvo en vida ni tendra desde la muerte tiempo para mas alegria que la de cuidar el espacio de nuestras futuras tumbas. Ahora, mientras la escucho, no necesito de otras alegrias. Me basta con el amor que me merece su ternura cuando de sus labios, hoy devorados por los santisimos gusanos, emerge la mas conmovedora creacion del duo Rodgers-Hart: "My Funny Valentine". Como Lawrence Hart, otro mortal marcado por el horror y devorado por el abismo, Santa Nico supo a tiempo que la belleza solo existe cuando a su lado esta la muerte. Amen. .