SECCION: CULTURA PAG. 12 CINTILLO: Memoria urbana CABEZA: CHIMALISTAC Y LA LITERATURA CREDITO: (Segunda parte) Tambien es vecino de Chimalistac, Adrian, Adrian asi a secas, Adrian que recuerda que asi le decian de nino y por eso se llama Adrian. Adrian vive en la calle, es chilango como la mayoria de nosotros, lo acompanan sus dos perros que el llama perros. r. Es un paria. con viveres, Adrian pasea mucho, pasea todo el dia, y cuando se cansa, se tira bajo el primer arbol. Su idea del tiempo, seguramente, nada tiene que ver con la nuestra. Nosotros tenemos propositos y sobre todo algo intangible que llamamos futuro. Vamos hacia algo. Sin embargo, el futuro no existe, como lo dijo San Agustin, nosotros somos los ilusos, y quiza esto lo sabe Adrian desde que es un nino y una noche sono que alguien le decia severo: e San Angelo y San Sebastian, sobre la banqueta, Adrian prepara su cama. Alisa muy bien la piedra, tiende sobre ella un sueter al que tambien alisa perfectamente, extiende las mangas del sueter de tal modo que caigan de cada lado del torso y cubran mas espacio, anade otro pedazo de tela que bien podria ser la de una camisa, y alli se tira, en posicion fetal, de espalda a la calle, su rostro contra el muro para que no le llegue el polvo, o porque el muro le da mas abrigo que los vecinos. Sus dos perros se e nrroscan uno a sus pies, el otro a su cabeza y el les da las buenas noches, y se duerme, no se si como un bendito, pero duerme. Quizas ustedes lo vean dormido al dar vuelta en la esquina al salir de aqui. Hace dias que no lo veo sino tirado en el pasto del Parque de La Bombilla. Quizas los del 44 lo corrieron porque afea el paisaje. Antes que cualquier otra cosa, Chimalistac es un barrio residencial. Aqui hasta los perros son finos, el doctor Arturo Mendoza, del 6, tiene un lebrel, un Borzoi importado de Ar abia en 1600 por un noble ruso y cruzado posteriormente con el Collie, pariente del Afgano. Adalberto Saldana, del 8, una yorshire terrier que a pesar de su tamano diminuto puede llegar a ladrar 24 horas seguidas. La unica perra corriente que hubo en la plaza fue Clementina que se volvio racista porque empezo a irseles a las mordidas a todos los obreros que bajaban del Metro Miguel Angel de Quevedo y cruzaban por la plaza para ir a Insurgentes. Seguramente Fidel Velazquez castigo a Clementina y se la llevo de pagadora a la CTM. En su novela Las posibilidades del odio, Maria Luisa Puga es un mendigo a quien le falta una pierna; lo unico que tiene para defenderse en la vida es su muleta de madera oscura con la punta cubierta por una tira de hule negra y gastada, su muleta a la cual le dedica todos los dias un buen rato de caricias suaves e identicas. 每omo pudo Maria Luisa Puga meterse en la piel de un mendigo? 每omo pudo moverse entre sombras torpes, malolientes y quejosas? 每omo supo lo que significa comer para un muerto de hambre ? Si su mendigo es africano, Maria Luisa se ha entrenado a verlo en Mexico y nos describre su hambre: a mejor. El jugo se le escurria por todos lados y le traia recurdos viejos, inalcanzables. Pero todo lo comia muy lentamente con un callado pavor 每uantos, en Chimalistac, conocen a Adrian? 每uantos lo han observado? 每uantos saben de su existencia siquiera? Jose Emilio Pacheco hablo de la perdida del subjuntivo: mismo. No puede. La diferencia la hace la literatura; el escritor puede hacernos sentir lo que otros sienten, ponernos en el lugar del otro. Maria Luisa Puga escribe literatura con un mendigo que no la hizo. Adrian tampoco la hizo y sin embargo frecuenta una plaza en la que todos la estamos haciendo En su cuento Las mariposas, Maria Luisa nos da un guerrillero que no sabe ya si esta vivo, que ha llevado una vida caotica, riesgosa, accidentada, que no ha tenido mas destino ni mas pasado que el autobus del que acaba de bajar, que solo se sabe vivo porque de pronto le sube de adentro un llanto enorme, vasto, que nace desde antes de el y lo abrasa como si lo hubiera estado esperando. En esta plaza de Chimalistac no caben los mendigos ni los guerrilleros. Solo de vez en cuando se aventura entre semana un afilador de cuchillos, y los domingos, los globeros, los paleteros con su carrito cascabelero, los dulceros con sus tripies y sus charolas cubiertas de pepitorias y alegrias que buscan amarchantar a los feligreses, los acomodadores y lavadores de automoviles. 汨ue hacer para que los dulceros dejen de ser abstracciones fantasmales? Vivimos en una sociedad de superficies, no sabemos cuales son nuestros atributos, o los sabemos de oidas; somos los unos para los otros ar a un mundo desconocido. A Jose lo mata de rabia que en el sobre venga mal el numero de la casa aunque el ya conozca el nombre de su dueno. Dia a dia, ese numero equivocado le saca una arruga, Jose no es particularmente atractivo, las energias que gasta en enojarse por los numeros equivocados lo han amargado y envejecido prematuramente. Cuando le decimos: e alli para la novela no se necesita mas que un ganchito, aunque ustedes no lo crean. No hace mucho el servicio postal mexicano consigno a un cartero al que encontraron hablando solo en su cuarto de vecindad apretujado de cartas sin abrir, y claro, de palomas de papel. Asi como para mi los berrinches de Jose, el cartero, son superfluos, para el la falta de acentos en el teclado de la computadora y mi desesperacion por ello, le parecen absurdas. ilosoficamente Jose, el manubrio de su bicicleta temblando en el empedrado. . . . Si uno cree profundamente que cada quien tiene sus propias broncas, puede hacer literatura y tambien historia, puesto que la historia la hacen los hombres y las mujers y hasta los ninos que toman parte en ella. El nino Mateo Garcia Elizondo de tres anitos ya hizo historia al blander su espadita justiciera a la mitad de la plaza. El historiador casi siempre emprende su trabajo sobre los lideres de su tiempo, o las etapas carismaticas de ese tiempo. De la masa anonima casi nadie se acuerda, nunca se sabe nada , o muy poco. Es siempre lo mismo: la masa, el pueblo, la multitud. 汨ue se dice de la multitud? Pues que es una multitud. Se le anaden calificativos: os mios, aqui, sudando frio, mis manos en el teclado, intentando dilucidar un tema. O quiza son mas esenciales, porque ella alimenta nuestros cerebros. . . . Cuando Enrique Florescano, para un encuentro en Condumex, me dio el tema de Sociedad y Literatura o Literatura y sociedad, senti miedo porque me parecio el titulo de algun examen de fin de ano, el de una dificil tarea. as nubes negras, cabalgaban por el cielo Los bandidos de Rio Frio, detras de un arbol espiaba El periquillo Sarniento, el rostro de Antonio Garcia Cubas surgia de la tierra del camposanto con todas sus instantaneas de la vida de Mexico y hasta la Marquesa Calderon de la Barca se inclinaba para oler las flores con las que rellenaron la fuente en cuyo borde solian dar su clase las senoritas del catecismo. Se veian muy bien alli, sus piernas dentro de la fuente vacia. 求onde se habran ido? Las extrano; era bon ito su circulo de intimidad con los altos fresnos de la plaza. lones del alma de sus pacientes. Hasta hace muy poco, Edmundo OGorman, que ademas que inventar America invento metodos de investigacion, llegaba a pie a la plaza, con zapatos de gamusa, sueter de cashmere y pantalon de El Corte Ingles para internarse luego entre los folios 157 y 158 de un incunable. Aqui tambien en Chimalistac vivio el yucateco Miguel Angel Menendez, que escribio la novela Nayar que nadie ha leido y que en su momento fue premiada. Dentro de las otras casas cuyos duenos desconozco supongo qu e hay muy diversas historias que consignar, porque aunque ustedes no lo crean, los ricos tambien lloran. La ficcion siempre acaba siendo realidad. Si los ricos tambien lloran es la premisa sobre la cual se sustentan todas las telenovelas mexicanas, hay que suponer que es el melodrama de nuestras vidas el que atrae a televidentes y actores, y el melodrama esta proscrito de la buena literatura desde el principio de todos los tiempos. Los grandes escritores mexicanos son totalmente ajenos al melodrama: Sor Juana ni hablar, Rulfo tiene la nobleza y el rigor despiadado de la tierra, Monsivais grune de horror, la pr osa y la poesia de Jose Emilio Pacheco nunca han forzado la nota, Octavio Paz le ha cerrado la puerta al melodrama hasta en su vida privada, hasta sus conflictos resultan originales y sorpresivos. En cambio, los best-sellers, lo ha dicho la critica, se apoyan en el melodrama: los hay en Como agua para chocolote, en Arrancame la vida, en Tinisima. Curiosamente las autoras somos mujeres. Sin embargo, Federico Gamboa (que yo sepa hombre) escribio Santa, uno de los primeros melodramas de la literatura mexicana .