SECCION CULTURA PAG. 9 BALAZO: Morena en Rojo CABEZA: Exilio al calor del Sureste SUMARIO: Dentro de la coleccion Narrativa Policiaca Mexicana, de la Editorial Joaquin Mortiz, en las primeras semanas del proximo ano aparecera la novela Morena en Rojo. Un fragmento de la misma, ofrecemos aqui a nuestros lectores, como prueba de una solida carrera narrativa que su autor inicia CREDITO: Miriam Laurini Amaba demasiado la vida para enfrentarme a la furia de los judas por la huida de su Varios anos que no pisaba el DF y era como si me hubira perdido de muchas cosas importantes, porque dicen que es ahi donde se cuece el verdadero mole. Que la vida de todo Mexico se genera, se engendra, se paraliza, se pudre en el DF. -A ver si es verdad -le dije al taxista que me llevaba a casa de Mercedes. -¨Verdad de que, senito? -quiso saber el hombre. -Que esta bueno el tiempo -respondi para despistar, y porque a todos los taxistas les gusta dar el informe metereologico. -Vine a vivir el DF -informe a Mercedes despues de un abrazo y durante diez dias compulsivos tome apuntes ridiculos, platique con los amigos provincianos y chilangos sobre la mierda de la centralizacion (todos estabamos de acuerdo, aunque ninguno pensaba abandonar la ciudad). Me puse al corriente de algunos chismes, pedi sacrosantas cartas de recomendacion, visite las Piramides, Xochimilco y Coyoacan. Diariamente invertia de tres a cuatro horas de viaje, yendo y viniendo de un lugar a otro. Entre espesas nubes de hollin, bajo un cielo de plomo, atravesaba la ciudad inmensa. Aspiraba el aire venenoso hasta intoxicarme. Sobre los puentes para peatones, que permitian cruzar los ejes viales, me dejaba invadir por el vertigo del incesante rio de automoviles. De pronto senti que cierto halo demencial empezaba a contagiarme y, como le tengo miedo a los manicomios porque soy claustrofobica, supe que tenia que largarme. Mire fijamente un mapa de Mexico que Mercedes tenia colgado en su estudio, cerre los ojos y lo recorri con el indice derecho, tres, cuatro veces me detuve. Abri los ojos y encontre a Yucatan, Merida, ciudad desconocida, ciudad ideal. Me fui como de Nuevo Laredo, sin despedirme de nadie. A Mercedes, la mas peligrosa opositora de la provincia, le deje un recado con saludos. Veinticinco horas de autobus dejan el cuerpo semejante a un saco de papas apaleado y el cerebro obnubilado. De donde pude saque fuerzas para tomar un taxi y para pedirle orientacion al chofer. Necesitaba un cuarto en el centro y el hombre me llevo a buen lugar. A una posada colonial que tenia una galeria con arcos puntiagudos, macetas blancas llenas de plantas, de flores, un patio de baldosas azules y rojas que se antojaba para jugar a la rayuela. Tenia un aire de convento convertido en casa de putas alegre s. Rente un cuarto. En la posada eramos dieciocho, entre hombres y mujeres, entre estudiantes y empleados. Muchos compartian habitacion porque salia mas barato. El desayuno estaba incluido, a las otras comidas se podia optar. Preferi comer afuera. Fue facil conseguir trabajo en el Diario de Yucatan, como reportera de cultura y sociedad. No hubo forma de seguir con lo que me gustaba, A la hora de la siesta salia a caminar. A veces me detenia largo rato mirando los jardines, otras me sentaba en una plaza, en uno de esos bancos vis a vis que despiertan el deseo de tener un novio para besarte o una amiga para secretear. Tambien me gustaban los balcones con sus barandales asceticos o enrulados. Caminando por Merida pensaba: Pensaba todas las idioteces del mundo. Esos brotes cursileros tenian una sencilla razon: A fuerzas queria que la ciudad fuera mia, que fuera mi paisito, mi refugio, mi yo que se. No lo conseguia, extranaba el olor de Nuevo Laredo. Pasaron tres meses y nada, no habia caso, por mas ganas que le echaba no podia demoler ese muro invisible, cotidiano, que impedia que me acercara a la gente. Siempre cordial y discreta, demasiado distante para mi. El periodico organizo una fiesta de aniversario y lo tome como una bendicion, como la gran oportunidad para encender llamitas que ayudaran a derretir lo gelido de mis colegas. En la cena conoci a Lazaro, un periodista cubano amigo de uno de los directores, que estaba de vacaciones. Era jefe de redaccion de un diario de Tijuana. Amaba Merida porque el calor y ciertas calles le traian recuerdos de La Habana. Bailamos toda la noche poseidos por el Negro Jose, la Negra Tomasa, y quien sabe cuantos negros mas. -Manana te invito a cenar -dijo cuando asomaba el sol y los de la orquesta guardaban los instrumentos. -Como usted mande, senor -acepte feliz. Lazaro no era feo, pero tenia la cara como desordenada. Seducia con cautela. Apenas te rozaba las manos o la cintura. Sonreia con los ojos entrecerrados. Cantaba boleros, poemas de Guillen, de Vallejo, de Lorca, todo lo cantaba, hablaba cantando. Me gustaba oirlo reir, que contara de su vida, de su mujer y sus hijas que lo esperaban en la isla, de la revolucion, de la responsabilidad, de su trabajo en Tijuana. Las dos semanas que estuvo en Merida las pase pegada a el. No nos enamoramos, no hicimos el amor, estabamos bien juntos, caminando tomados de la mano, abrazandonos cuando la emocion lo exigia. Seriamos amigos para siempre. Lo extrane horrores cuando se marcho. Mis relaciones con los companeros de El Diario empezaron a mejorar, aunque no seme quitara lo gaucho me veian con otra cara. En ese plan, la reportera Margarita Covarrubias me invito a comer, con otras cinco cuatas, para festejar su cumpleanos. Margarita estaba triste. -Apenas cumples treinta y dos, te falta mucho para el viejazo -trate de ser simpatica, pero sus amigas me miraron con ojos de mejor te callas. Margarita saco un panuelito de batista deshuilado y se puso a llorar. -Tiene muchos problemas, no es por el cumpleanos -dijo Chumina. -Esta enamorada de Paulino Cach Chi, hace anos que son novios ocultos -preciso Sara. Nos olvidamos de Marga que seguia gimoteando. El conclave de brujas puso sobre la mesa el romance de Verona yucateco. La familia de ella no aceptaba al galan, porque para las resonancias coloniales del apellido Covarrubias ubicarse detras de un Cach Chi era un oprobio. El estaba orgulloso de ser maya y no aceptaba hablar de cambiarse el apellido. -Bravo por Paulino! -Tu no entiendes, te cierran todas las puertas, tus hijos estaran condenados a la marca del mestizo, seran de segunda. -Exageran, Paulino tiene una buena chamba, nunca vi que lo relegaran, que lo hicieran a un lado, que se burlaran de el. -Esas cosas no se ven, morena, no se dicen, nosotros lo sabemos. No hubo arreglo. Pelear contra siglos de intolerancia blanca era como hacerlo contra molinos de viento. Mi intransigencia y la sumision de ellas parecian irreconciliables. Cambiamos de tema. Que mas daba, Margarita y Paulino serian novios eternos. .. Un dia, el gordo que coordinaba Cultura me mando al teatro Peon Contreras a cubrir un concierto de flauta y oboe. Reportera cultural; a dos galaxias de distancia de Maria Crucita y el comandante Videla. Estaba cansada y el arrullo de la musica hizo que la cabeza me quedara colgando hacia el hombro derecho. En el intermedio sali a tomar un cafe, tenia que despertar si le iban con el cuento al gordo de que me habia quedado dormida la bronca seria inevitable. Pedimos el cafe al mismo tiempo y de mi sueno devino otro sueno Que hombre! Dios mio! Perfecto. Identico al Clint Eastwood de hace 20 anos. Lo mire fijamente y se vio nervioso. Me dio la espalda y tomo apresuradamente su cafe. Despues fue hacia la sala. Me moria por seguirlo, pero un ataque de timidez me lo impidio. La suerte, que en esos dias me acompanaba, y el gordo de Cultura, hicieron que lo volviera a encontrar en otro concierto. Ensaye el estilo Lazaro, sonrei con los ojos entrecerrados, me senti idiota pero fue un exito. El hombre se acerco, dijo: -Hola, que tal. -Bien, ja, ja, y tu. -Bien. -Ah, que bueno. -Si, ¨no? Despues de diez minutos de imbecilidades se nos bajo el rubor y fuimos a una fuente de sodas. El era de Chicago y pensaba, como yo, vivir en Merida el resto de su vida. Hablo de su ciudad, de los inviernos nevados y los veranos humedos, de la brisa que viene del lago, de Muddy Waters, Howlin Wolf, Eddie Shaw, del blues, del Sears Tower, el edificio mas alto del mundo, del baseball, del soft ball. Hablo y hablo. Le gustaba oirse, y a mi poco me importaba lo que decia, era tan bello, tan hermoso, que le podia perdonar cualquier pendejada. Me enamore perdidamente de una estatua de madera perfumada. Por la manana llegue radiante a El Diario a contar mi aventura, pero no tuve exito. Me recortaron con navajas, me dejaron como carne deshebrada, me advirtieron que el gringo me iba a usar de condon, porque todos los gringos son iguales. -Pura envidia, lo que pasa es que ustedes, yucatecos, no quieren a nadie -les dije. Tres semanas despues de conocer a Clint Eastwood abandone la posada y me instale en su casa. Una vivienda grande y cara que parecia un templo maya. No me agradaba mucho andar entre munequitos de barro que te sacan la lengua o te miran enfadados, ni dormir en el suelo o colgada de una hamaca. No sabia nada de los mayas. El gringo fue quien me explico que era un pueblo alegre, maravilloso, conectado con el sol y las estrellas. Para mi seguian siendo pigmeos de museo de antropologia. Estaba tan enamorada que me daba lo mismo que fueran mayas o huicholes, no podia conectar con la tierra. Pasaron dias y noches y semanas. Los domingos se transformaron en el dia de la intimidad. Al atardecer el regaba el jardin. Cambiaba su uniforme folklorico -camisas y chaquetas de hilo o de manta compradas en mercados de artesania local, pantalones de mezclilla con la etiqueta de Levys arrancada, huaraches de la mejor calidad, siempre cuidados y morral de lana con figuritas mayas- por unas chanclas de goma, bermudas estampadas con flores y frutas estridentes, y una camiseta morada. Con una mano sostenia la manguera que llevaba en la punta una regadera, para que el agua saliera como lluvia -cosas de gringos- y en la otra una botella de Jack Daniels. Desde la galeria, sentada en un sillon de mimbre de respaldo alto, lo miraba. Hacia como que leia pero no podia dejar de mirarlo. Paseaba entre el verde su piel bronceada, su pelo castano claro, y su nariz y esa boca y esas piernas... La Da cierta pena confesarlo, pero una vez me descubri con la boca abierta y con un hilito de baba que se escurria por mi barbilla. En ese momento quise atraparlo por la espalda, doblarle las rodillas, tirarlo al suelo y hacer el amor sobre el pasto humedo. Pero a el no se le daba mucho lo de la pasion desenfrenada, asi que seque mi baba con el libro y aguante hasta la hora de la hamaca. Esos atardeceres de domingo tambien estaban dedicados a la actividad autobiografica del ex chicago boy. Mientras cenabamos mariscos en la galeria, pescado frito, mousse de salmon o arenques con pan negro, y el seguia con su whisky y yo tomaba vino blanco helado, nos acompanaban Eddie Shaw y los recuerdos de mi gringo. -Cuando tenia doce anos me levante a las cinco de la manana y tome el tren con mis amigos. A las seis estabamos haciendo cola frente al estadio, el partido empezaba a la una, pero queriamos estar en primera fila del out field. Desde ahi se puede gritar mejor: Lava vagina, coge a tu madre, grasa, idiota, bolsa de mugre!... -Los muchachos que van al basseball deberian aprender algunas mentadas mexicanas -comente. -¨Tu crees?... No. Esas estan muy buenas. Se sentia diferente, oveja negra, descarriado, aunque cada fin de mes le llegaba un cheque de Clint Eastwood senior. Todos sus cuates de la universidad se habian casado, eran padres, ganaban mas de 150 mil dolares al ano, tenian coches, seguros de vida, trabajaban 22 meses y salian de vacaciones. Mi gringuito habia largado su mundillo para estudiar a los mayas, para escribir una novela. Era un rebelde, un hombre que buscaba su camino. A mi me fascinaba. .. Clint tenia contratada a una muchacha para que ayudara en la casa. Se llamaba Nati, y el quehacer que mas le gustaba era quitarle el polvo a los idolitos. Una vez trajo a su hermana pequena en calidad de ayudante. La nina tenia 13 anos y unos ojos negros cargados de rencor. Regreso varias veces y siempre con su jeta. Pinche nina que me hacia sentir negrera, explotadora de criaturas indefensas. Y me entristesia obligandome a saber que esa nina deberia estar en la escuela en vez de perder su tiempo limpiando mierda de otros. Mucho mas aceptado que yo, mi gringo participaba de la vida social de la Ciudad Blanca, situacion que, casi sin darme cuenta, me llevo a asumirme como ama de casa honorable. No me daba respiro entre el trabajo, las salidas al cine, al teatro, a cenar, y retribuir las invitacioens que nos hacian. Por suerte estaba Nati, que cocinaba muy bien y lograba que los invitados de mi gringo quedaran siempre satisfechos. Aunque Nati era muy cumplidora, una semana falto dos dias seguidos. Supuse que estaba harta de nosotros y que no regresaria. Pero reaparecio y explico su ausencia diciendo que su hermanita habia desaparecido. Esa noche sone con la nina jetona. Brincaba en un callejon estrecho, de paredes muy altas, sin ventanas. En un extremo del callejon habian quemado ropa y zapatos, todavia humeaba. La nina iba hacia la pira. Le grite, se volteo y me escupio. Un escupitajo amarillo -caca mezclada con sangre. Desperte empapada en sudor y con el estomago revuelto. Fui a la cocina por un vaso de agua, pero termine preparando un te de menta. Tenia a la nina jetona acuclillada en la cabeza y no podia quitarme la horrible sensacion de la escupida. ¨Se encabrono con sus padres y se largo? ¨La violaron y despues la mataron? ¨La raptaron para quitarle un organo? ¨Por que me escupio la maldita? El te no me tranquilizo, ni pude volver a dormir. Decidi que en la manana pasaria por la casa de la nina. No fue posible, llamaron temprano de El Diario, el gordo con sus malditas obsesiones. Una bola de escritores extranjeros llegaban a la ciudad y habia que entrevistarlos a todos. -Chingaos, por que hoy -repeti como letania mientras me banaba. Intente compartir con mi gringo la preocupacion por la nina desaparecida. El drama le valio. Me recordo, por las dudas, que el habia venido a Mexico para ser escritor. -Todo lo he abandonado por mi vocacion y no voy a permitir que nada me distraiga. -Of course, papacito -lo bese resignada. La visita de los extranjeros no fue solo un acontecimiento para la ciudad, tambien lo fue en mi vida. El gringo considero que debia pasearlos, invitarlos a cenar, a escuchar musica, inundarlos de cultura maya. Sugeria ordenanzas y yo obedecia como soldadito de plomo. Los escritores papalotearon todo lo que se les pego la gana. A uno lo acompanamos al panteon porque queria llevarle rosas rojas a una mujer que se llamo Alma Reed. Una gringa maravillosa que fue el gran amor de Felipe Carrillo Puerto, el primer gobernador socialista de Yucatan y de Mexico. El unico, en realidad. Los extranjeros dejaron exhausta a la raza que laboro de anfitriona y se marcharon, entre abrazos y sonrisas, tan alegres como habian llegado. Mi gringo acumulo un monton de tarjetas de editoriales que posiblemente publicarian su posible obra. Con tanta euforia intelectual y gastronomica no tuve un segundo para preguntarle a Nati por su hermana desaparecida. Cuando pasaron diez dias, y no hubo forma de olvidar el escupitajo de la nina jetona, me fui con Nati. Vivian en un barrio pobre, de casas pobres. De calles limpias, cuidadas por los vecinos. El padre trabajaba en una fabrica de frutas enlatadas y la madre era costurera. Tenian siete hijos con edades comprendidas entre 18 y nueve anos. La madre, reticente primero, luego llorosa, hablo de su nina perdida. Ya otras veces lo ha hecho y ni le importaba que su papa la castigara. Yo me asuste mucho al dia siguiente, cuando vi que de verdad no regresaba. Me dio no se que cosa, espere al viejo y la fuimos a buscar. Nadie la habia visto, nadie sabia nada de ella La madre callaba por momentos, escurria sus lagrimas con la mano. La voz grave se entrecortaba, suspiraba, retomaba el hilo. Le pregunte que le habian dicho en la Delegacion y que les decia el Guicho. La madre no los entendia, no hablaban claro. Ofreci ayudarlos, podia sacar una foto en el periodico, hacer que lo anunciaran por la radio, imprimir carteles y pegarlos en el centro, en las colonias, en toda la ciudad. Pedi a cambio una cita con el Guicho, queria conversar con el. -Ve a la casa y le dices que la senorita lo quiere ver, que es de El Diario -le ordeno la madre a Nati. La muchacha regreso diciendo que el Guicho me esperaba. Me despedi de la familia y fui en busca del poli. .. El Guicho era de mediana estatura, de hombro a hombro media mas de un metro y tenia la cabeza mas grande que habia visto en mi vida. Nos sentamos en la galeria, me presento a su esposa, Rosi, y la mando a buscar unas cervezas bien heladas. Rosi trajo una charola de plastico con dibujos chinos, con una chela para mi y agua de guayaba para ellos. Muy simpaticos los dos. El Guicho, quiza demasiado cotorro para ser policia. Me conto que habia vivido desde los siete anos en el DF, que alli conocio a Rosi y se casaron, que con el tiempo el DF los saturo y el pidio el traslado para Merida, su ciudad, porque Rosi queria conocer el lugar donde su marido habia nacido. Luego del breve reconocimiento del terreno personal, entramos al caso de la nina. -A mi no me corresponde, soy judicial federal. Pero la familia es vecina y los padres estan muy madreados, es por eso que les voy a echar la mano. -¨No estara escondida en la casa de una amiga?, por lo que dijo la mama tenian problemas con ella... -La chamaca era un poco piruja, se veia que buscaba el mal camino. No creo que ninguna familia la escondiera. No por tanto tiempo. Ya le hubieran avisado a los padres... -El piensa que la violaron y despues la mataron -intervino Rosi. Habia pensado lo mismo muchas veces, pero me golpeo que alguien lo dijera. -Asi es, pues, la anduve buscando por los alrededores. Busque el cadaver. Si la secuestraron por algunos dias y la estuvieron violando, no creo que la dejen con vida. Casi siempre las matan. -La nina era tan pequena. Creo que por estos dias cumpliria los 13. Todavia no habia reglado. Usted vio que no estaba desarrollada. Pareceia como de diez o de 11 anos. Aca, a la casa, venia seguido. A veces me hacia un mandado. Le gustaba pintarse las unas y ponerse bile. Este decia: esta ya anda chueca. Yo no pensaba asi, a las ninas les gusta jugar a ser mayores. Me acuerdo del dia que se corto el cabello. Nunca se lo habian cortado y le llegaba mas abajo de la cintura. Una amiga de ella se lo corto y se lo dejo como de hombre. La madre por poco se muere cuando la vio. Se armo una gritiza de aquellas. La madre chillaba, la nina chillaba, las hermanas chillaban. Le dije a la dona que no tenia que afligirse tanto, que el cabello vuelve a crecer y que yo tambien me habia cortado las trenzas y que aqui estaba y que el cabello corto es mas limpio que el largo. La senora es muy rigurosa con las hijas, las cuida mucho y, la verdad, las tres mayores le salieron de primera... -Mujer, hablas y hablas, ya debes de haber mareado a la senorita. Toma un respiro. -No, no, al contrario, me interesa mucho todo lo que dice Rosi. -Ya ves, hombre. Las mujeres si que nos entendemos. Como le iba diciendo, la senora cuida mucho a las hijas y a los hijos tambien. Las mayores terminaron la primaria y no quisieron ir mas a la escuela, pero las tres trabajan y saben bordar sus vestidos y sus blusas y andan siempre tan limpias que da gusto verlas. Pero esta era la mas pequena de las mujeres, y bueno, a la pobre no le gustaba el estidio, o no le entraba en la cabeza y tampoco le gustaba el bordado. Como que tambien nacio en otra epoca. Era mu y nina, muy nina. Pobrecita, si fuera una hija mia me volveria loca. La conversacion se extendio mas de lo previsto. El Guicho manfiesto su odio recalcitrante por violadores y homosexuales. Rosi dijo que a ella lo unico que le importaba era que la gente fuera buena. Discutieron un momento, el la corto pidiendo mas agua de guayaba y mas cerveza para mi. Cuando nos quedamos solos se llevo una mano a la frente y dijo en voz baja: -Es que a esta no se le quita de aqui la P, de pendeja. Yo, como San Pedro, negue a mis amigas lesbianas y a mis amigos gay. Mientras tomaba su agua, mi anfitrion se sintio obligado a reconocer que llevaba dos anos sin probar una gota de alcohol y que era miembro activo de un grupo de Llegue muy tarde a casa y a mi gringo casi le da un ataque de hemiplejia cuando se entero de donde venia. Furiosa le grite que ahi tenia tema para una novela. Se divirtio y se enojo, por partes iguales. EL no se metia con vulgaridades, EL los mayas, los genuinos, los autenticos. EL que ya habia escrito 50 cuartillas sobre la tragedia de la princesa Acna, EL no se iba a distraer con mestizos corrientes. Todo era inutil, lo unico que podia hacer era romperle la cabeza con el molcajete o cerrar los ojos y pensar en Harry el Sucio. Cuando los abri, la bronca se habia esfumado. .