SECCION: ESPECTACULOS PAG. 17 CINTILLO: CABEZA: CREDITO: De las cenizas de este siglo signado por la dictadura de mil efimeras vanguardias en lo artistico surge la evocacion de aquella que trascendio lo circunstancial para transformarse en una de las mas poderosas influencias creadoras de este fin de milenio, presente aun hoy en multiples manifestaciones. Me refiero, por supuesto, al surrealismo, ese monstruo blasfemante que encandilara y estremeciera a nuestros abuelos con sus tecnicas "espantaburgueses". Estamos ya sobre los setenta anos en que Andre Breton, s eguramente su pontifice indiscutible, lanzara lo que el llamo el Primer Manifiesto del Surrealismo, y vale la pena rendir el homenaje del recuerdo a este documento y esa corriente. Historicamente procedente del simbolismo, fue capaz de renovarlo, transformandolo a partir de ese prisma alucinante, juguete inicial de Tristan Tzara, que se llamo dadaismo, como primer escalon en la incorporacion de las influencias de las dos grandes corrientes del pensamiento que nutria los albores de este siglo: el sicoanalisis y el marxismo. Pero, mas alla de tantos "ismos", estallandolos, se haya su inmensa apetencia a lo maravilloso, entendido como fusion de lo imaginario y lo real, en ese espacio sur real del espiritu donde no solo estos, sino todos los opuestos -la vida y la muerte; el pasado y el futuro, etcetera- dejan de percibirse como contrarios. Y a decir de sus propios practicantes, toda actividad surrealista se vuelve esencialmente la busqueda privilegiada de ese estado, de esa posibilidad de acceso a lo maravilloso, ya que este "es siempre bello; cualquier especie de maravilloso es bello, y no hay nada fuera de lo maravilloso que sea bello". Si bien sus manifestaciones en la pintura son las que mas inmediatamente reconocemos, el surrealismo intento la construccion de un sistema etico y estetico que se transformo en una forma de vida y de poesia que dejo improntas famosas en todas las actividades artisticas que emprendio, ademas de la pintura y la escritura, incluyendo aquellos cortos en el cine mudo de fines de los veinte (¨quien no conoce El perro andaluz o La edad de oro, de Bunuel y Dali, o aquellos impactantes Cortos de Rene Clair?) y tuvo como maxima expresion personalizada en el teatro, despues de multiples y escandalosas experiencias colectivas, a Antonin Artaud y sus desgarradas teorias plasmadas en El teatro de la crueldad, que no es otra cosa que la recopilacion de una suma de articulos, encendidos y restallantes, como casi todos los del surrealismo, que recien asumiran este titulo al ser publicado juntos a mediados de los treinta. Tal vez es entre el 24 y el 29, es decir entre los dos manifiestos firmados por Breton, donde se halla el auge de una virulenta actividad creativa por parte de este grupo de genios (Tzara, Aragon, Eluard, Breton, Dali, Artaud... ) que asi se consolidara (a pesar de sus mas que frecuentes crisis internas) para sus expresiones mas importantes, aquellas que veran la luz en la inestable sociedad de los treinta. Confrontado a la defensa del realismo, que aun hoy hacen algunos de nuestros mas conocidos dramaturgos nacionales, resulta estimulante aquel fervor de Breton que le hacia decir "Me causa repulsion (la actitud realista) porque esta constituida por una mezcla de mediocridad, odio y chata suficiencia". Y atribuye a la pereza y a la fatiga intelectual el apego a esa corriente, directamente vinculada a la manipulacion y al poder. Naturalmente, las propuestas renovadoras de la escena que a nivel mundial se implan tan como oleadas contradictorias pero complementarias a partir de los cincuenta, tienen basicamente en cuenta al surrealismo, que queda asi incorporado, a veces incluso en forma casi oculta, como uno de los afluentes mas ricos de las ultimas vanguardias. Asi, como todo gran movimiento, el surrealismo se dio simultaneamente como la expresion personal de un grupo concreto de nombres que funcionaron con un sentido de cuerpo aun en las separaciones y en los violentos ataques interpersonales; y como conrriente f ertilizadora que sacudio las ideas y las esteticas de este siglo, sin ser una formula precisa o una escuela en el sentido mas convencional del termino. Mas bien podria hablarse de una provocacion coherente que "parte desde donde quiere y por un camino absolutamente distinto al camino razonable llega hasta donde puede". Tal vez el primer y mas consistente nombre que se me ocurre en el teatro mexicano de los ultimos 25 anos proclive a aceptar el reto de una expresion personal prenada de las ideas del surreali smo es Juan Jose Gurrola, con un desplante y una genalidad que marcaron una significativa etapa de nuestro teatro. Hoy eso es historia y esa incitacion a la espontaneidad y a la necesidad de una toma de conciencia sobre el valor etico que condiciona todo acto creativo adquiere otros matices y otros nombres, pero se haya sin embargo a un muy presente entre nosotros, como evocando las palabras finales de aquel primer manifiesto: "Este verano las rosas son azules y la madera es vidrio. La tierra, envuelta en s u verdor, me impresiona tan poco como un aparecido. Vivir y dejar vivir son soluciones imaginarias. La existencia esta en otra parte". .