SECCION: ESPECTACULOS PAG. 17 CINTILLO: CABEZA: CREDITO: SUMARIO: Melofagia. Precipitacion abismal de la melomania; acto de voracidad por el cual se devora irracionalmente una musica determinada; manifestacion fisica de una forma de adiccion musical cuyo sindrome de abstinencia es una insoportable comezon en la region superior del espiritu. La melofagia se manifiesta con particular intensidad durante las ultimas semanas del ano. Incluso, algunos melofagos de linea blanda solo muestran sintomas de la enfermedad cuando la temporada navidena los enfrenta al terrible martirio del surtido: esa prerrogativa maligna que permite al enfermo desear setecientos albumes y comprar solo quince, o diez. O, Diosito no lo permita!, cinco. No importa que tan dura o blanda tenga la linea: el melofago que se pasa diciembre recorriendo tiendas de discos lo hace pr esa de una constante frustracion, que no pocas veces lo deja sintiendose mas miserable que cuando aun no se compraba el ultimo tambache de discos. Tiene, si, los discos que buscaba. Tiene, tambien, algunos que descubrio y ya no pudo dejar, por lo cual habra de gozarlos hasta la indecencia. Pero resulta que en el transcurso de sus compras, el melofago se ha topado con una treintena de maravillas que no ha podido llevarse. Imaginen, por favor, el momento de dolor que ha de vivirse por causa de cada una de est as eliminatorias, en las cuales uno debe renunciar a una parte del patriminio de su corazon. ¨Alguien recuerda el rostro de Meryl Streep cuando La decision de Sophie se vuelve peliaguda? Pues hagan de cuenta: el melofago devuelve al estante los albumes que no va a llevarse como la madre que entrega a uno de sus dos hijos pequenos para que le den sauna en una camara de gases. ¨Melofagos rockeros? No se exactamente por que los mejores rockeros suelen ser melofagos insaciables, ni entiendo por que la melofagia se da mas entre quienes regalan todo su poder de clavazon a un solo genero -aunque siempre terminen arrastrados por toda clase de corrientes, en esas fases agudas de la melofagia que suponen una voluntad de poseer toda la musica-. Y bien: ¨a que lupanares discograficos dirigen sus pasos los melofagos rockeros? ¨Se mezclan alli con otros melofagos? ¨Es bueno que se junten, o vale mas que unos y otros echen sus pulgas en diferentes tiendas? Una tienda de discos es para el melofago lo que un block de recetas oncologicas para el morfinomano: el boleto de entrada a un precipicio que por muy oscuras razones aparece necesario. Y los melofagos rockeros, que a ultimas fechas se han convertido en los mejores atentidos de la ciudad, no pueden pasar una sola semana del ano sin visitar de menos una vez el sagrado recinto donde se ofrecen a la venta varios de los mejores placeres del mundo civilizado. Pocos lugares hay tan apetecibles para el melofago rockero como ciertas tiendas de discos, donde los vendedores cojean del mismo pie que ellos y casi toda la mercancia en existencia es rock. Supersound (Luis G. Urbina, frente al teatro Angela Peralta) y Rockn Roll Circus (Perpetua casi esquina con Insurgentes) son las reinas de esta categoria: lugares para iniciados, en cuyo interior siempre hay un tipo comprensivo, seguro melofago, dispuesto a conversar por media hora en torno al nuevo album de los Cocteau Twins. A estas tiendas no se llega buscando un disco en especial -su inventario es generalmente limitado- sino al contrario; sin saber que se desea, con la certeza de que se hallara por lo menos una exotica maravilla, cuya adquisisicon el melofago presumira por algunos dias- hasta que una nueva obsesion ponga sus pensamientos en otro canal. Las megatiendas, que por definicion se comen siempre las rebanadas mas grandes del pastel, son para el melofago rockero una especia de sublime mal necesario: por una parte, su ambiente impersonal las vuelve sospechosamente similares a los supermercados; por la otra, son estos los unicos establecimientos que pretenden ofrecer colecciones completas de cada interprete. El melofago se mete a los Mix-Up (diseminados por toda la ciudad), a los mas especializados Music Center (Plaza Polanco y Plaza Inn) o al Tower de Niza con ideas muy claras sobre lo que necesita. Son estas las unicas tienda cuyo surtido hace altamente posible hallar precisamente aquel disco sin el cual no se quiere continuar viviendo. En diciembre, los melofagos suelen visitar diariamente las tiendas de discos. Al grito de "A atascarse, ora que hay lodo!", el melofago se entrega al vertigo del surtido con la misma lujuria de los buscadores de pornografia, empenados en no descansar hasta haber visto al mundo entero encuerado y perniabierto. De ahi que los melofagos mas golosos no se conformen con el rio revuelto de una tienda bien surtida y se lancen al mar abierto de un almacen de mayoreo: en estos dias, La Feria del Disco, especialmente atascada de comerciantes, se ve tambien invadida de melofagos incurables, torturados por la nefasta idea de abandonar uno solo de los cincuenta compactos que descubrieron durante un primer vistazo, entre montanas de albumes de los mas diversos generos y precios (la compre minima de N$500.00 no parece intimidar a estos melofagos terminales que no tardaran mas de cinco dias en desear nuevos discos). Para el melofago, el precio de mayoreo no es una forma de ahorrar, sino de gastar mas, pues desde antes de lle gar se ha dedicido a gastarse todo lo que trae en discos amen del infaltable upper-cut a la tarjeta de credito. Senores melofagos: no se enganen mas. Dejen de acudir a las tiendas de discos con el mustio pretexto de comprar los regalos navidenos. Ustedes podran obsequiar todo, pero en el fondo odian regalar discos (sobre todo si se atreven a regalar uno que ustedes no tienen, o si por comprar el regalo dejaron en la tienda una joya indispensable). Las colecciones discograficas de los melofagos estan repletas de los discos que iban a regalar. .