SECCION INF. GRAL. PAG. 4 CABEZA: Noches interminables de horror ante el infierno atomico CREDITO: GABRIELA ORTEGA R., ENVIADA OSAkA, Japon, 20 de diciembre.-Los recuerdos se recrudecen ante el fantasma del "demonio", cruel, despiadado, inhumano y terrorifico, que cayo sobre miles de personas que no lograron escapar como ella que ahora recrea y llena su mirada con la figura de la paz, como la ha bautizado. Confiesa que los anos no han sido suficiente medicina parra olvidar el holocausto que cobro mas de 300 mil vidas. Ese 6 de agosto de 1945 ha hecho presa de su coraon, que padece y se debilita desde entonces. Ella es Sakae Itoh, una de las sobrevivientes de los ataques atomicos a Hiroshima y Nagasaki que son historia y que forman parte indiscutible de la suya. Desde ese dia la tristeza se ha vuelto su fiel companera. Se le nota en el rostro, en su ansiedad por olvidar y brota por su mirada cansada por el paso del tiempo en que se han acumulado los recuerdos. Ni siquiera ahora que esta frente a la figura de la paz, su companera, que a fuerza de la costumbre se ha vuelto su "amiga", la deja sola. Pero no se aferra en este ambiente en que la pacificacion ha sido convocada por ella, por sus companeros y por esa figura pacifista que emana del presidente Carlos Salinas de Gortari. El la mira. No sonrie. Esta serio. No oculta el sentimiento de dolor que le causa el recordar los sucesos que ese ano del 45 impactaron y conmovieron a la humanidad. Su mirada asi lo revela. Por eso, y porque su causa es la misma que la de esos sobrevivientes (la busqueda de la paz y el desarme total), el presidente de Mexico no duda en atender la peticion de Sakae. -­Apoyenos en nuestra campana sobre el "Llamamiento al Mundo de las Victimas de Armas Nucleares"! Firme, decidido a poner todo lo que este de su parte, todo su esfuerzo y empeno, para ayudar a la causa, Salinas de Gortari asegura que Mexico seguira pugnando, en los foros internacionales, para acelerar el proceso hacia un desarme general y completo, bajo un control internacional eficaz. Sus palabras provocan que la sonrisa, discreta, pero sincera, aflora en esos rostros fatigados por el dolor, pues estan seguros, dice Sakae, que este es un compromiso cierto y seguro. La habitacion, el lugar del encuentro se llena entonces con la esperanza de la paz. Una paz que los sobrevivientes anhelan, que esperan reine en sus suenos, en sus vidas, en las vidas de toda la humanidad. En este pequeno espacio ha sido evocado con horror, el triste potencial de la humanidad de hacerse dano a si misma, de derrotar la razon, de anular su dignidad, como en el 45 aniquilo la de todo un pueblo, la de un imperio que se declaro derrotada, la del emperador Hirohito, la de Japon todo. Pero tambien, este pequeno espacio, logra ser traspasado por el espiritu de la paz que Mexico luchara porque se sienta en lo mas profundo de la ONU. Mientras tanto, Salinas de Gortari recuerda el canto japones que se opone a la bomba atomica. Una parte de el envuelve el ambiente: "Y aketusuchi ni, ima wa. Shiroi hana saku, Ah, yurusumaji, Gemba ku wo. Warcra no machi mi" (Actualmente, de la tierra calcinada nace una flor blanca. ­Ah!, no vamos a sufrir nunca mas la bomba atomica. No vamos a permitirle, por tercera vez, castigar a nuestras ciudades). Con su monte, con su pensamiento, siguen ese canto ellas y ellos, los que se han llamado "muertos en vida", los que recuerdan como si fuera ayer ese dia en que todo se consumio por la fuerza del atomo. Ellas y ellos sufren aun la pesadilla, se despiertan por las noches, a gritos, con miedos, con frustraciones por lo que pudo haber sido de sus vidas si la fuerza atomica no se hubiera ensanado aquel fatidico dia. Estan a salvo, es cierto. Pero sus memorias permanecen esclavizadas desde entonces. Sakae Itoh, a sus 82 anos, no recuerda exactamente si era un domingo, un lunes, un martes, o que dia cayo sobre ellos el intenso calor que consumio todo a cientos de kilometros, que dejo impactada la figura de un hombre en las escaleras del que fuera el Banco Central. Solo sabe que estaba en Hiroshima guarecida en un sotano. Que salio y se sintio envuelta en el calor intenso que no la dejo mirar mas alla de una pequena colina. Seria hasta el otro dia cuando se dirigio a la ciudad y encontro todo quemado. Todo parec?a sacada de un fogon ardiente, relata desde el asiento que ocupa en el hall del hotel New Otani Osaka, donde ellas y ellos se encontraron con Salinas de Gortari, donde el dolor padecido por los hijos de Hiroshima y Nagasaki y el sufrimiento de sus descendientes surgio en las memorias. En ese encuentro quedo firme el proposito de impedir a toda costa que esas dos ciudades japonesas sigan estremeciendose por una historia que nunca mas debera repetirse. -­No habia duda. Ni ciudad. Ni nada. Solo cenizas, dolor, un intenso dolor que no cabia en el alma, solo el intenso dolor de ver a muchas personas sufriendo, quemadas, sin brazos, sin piernas, y muchos cadaveres, muchos que fueron convertidos en cenizas-, dice Sakae en voz de Satoru Konishi, el traductor. Sigue sentada en ese sillon del hall. No se levanta. Padece cansancio acumulado, sufre el peso de los anos y de una taquicardia que debilita cada vez mas su corazon, su vida. Este es el padecimiento que le dejo el gran hongo atomico del 6 de agosto, que se recrudecio tres dias despues, cuando japoneses y habitantes de todos los paises se sacudieron ante la noticia de un segundo ataque. Esta vez sobre Nagasaki. Japon ya no esperaria mas. Firma su rendicon en el acorazado de "Missouri". El Imperio de Sol Naciente se declara asi derrotado en la II Guerra Mundial a la que entro el 7 de diciembre de 1941, cuando sus bombarderos atacaron Pearl Harbor, en Hawaii, base militar de Estados Unidos. Apenas hace trece dias se cumplieron 52 anos de esa decision japonesa, de esa decision de participar en el conflicto belico. -Todavia viven muchos sobrevivientes. Pero la mayoria sufriendo las secuelas de la radiacion nuclear-, anade Sakae que al momento, trabajosamente, se levanta del lugar en que descanso por breves minutos. Abre su bolsa. Su mano derecha se sumerge en su interior. Busca y encuentra. Son unas tarjetas de presentacion que en el anverso contienen los datos de su domicilio y telefono. En el reverso muestra el cementerio de Hirosima "­donde yacen los huesos y las cenizas de las victimas!". Inclina su pequeno cuerpo de escasos un metro 40 centimetros a manera de despedida. Toma su camino. Se aleja. Sus pies muestran su edad, su octogenaria vida. Casi no se despega del piso, lo rozan constantemente. Estan cansados. Sus pasos se dirigen a la salida del hotel. Afuera llueve. Hace frio. Se abriga. Y se va tan lentamente como si nadie la esperara. Como si solo faltara que el ocaso de su vida llegue . Hace frio. Se abriga. Y se va tan lentamente como si nadie la esperara. Como s .