„RM20…„SSTEXTO1,MDnNM,FL,IPn1,PTn5,JU…„SSTEXTO2,MDnBO,FL,IPn1,PTn5,JU…„SSTEXTO3,MDnNM,FL,IPn0,PTn2,JU…„SSTEXTO4,MDnBO,FL,IPn0,PTn2,JU…„SSCREDITOA,MDnBO,FL,IPn0,PTn3,NJ…„SSCREDITON,MDnBO,FL,IPn0,PTn6,NJ…„SSBALAZO,MDnNM,FL,IPn0,PTn14,NJ…„SSCABEZA,MDnBO,FC,IPn0,PTn18…„SSFOTO,MDnNM,FL,IPn0,PTn6,NJ…„SSSUMARIO,MDnNM,FL,IPn0,PTn14,NJ…„SSCORNIZA,MDnNM,FL,IPn0,PTn15,NJ…„USCORNIZA…JAULA DE TIEMPO „USCABEZA…``Cuando yo est¼e tranquilo...'' „USFOTO…``Cuando ya est¼e tranquilo, aprender¼e a tocar la flauta para estar tranquilo.'' Eugenio d'Ors, Di¼alogos „USTEXTO3…Alfonso Sim¼on Pelegr¼| „USTEXTO3…Hegel nos dice de la poes¼|a que es un sabor originario en el cual lo universal sigue injertado en lo particular. Representaci¼on de lo verdadero desde su origen, la ley y el fen¼omeno no solamente no son opuestos sino que coexisten enriqueci¼endose el uno con el otro. Por eso, en ese totum revolutum, en estado de gracia de la poes¼|a que es vivir en las palabras, aunque los pretextos o las urgencias sean otras, puede ocurrir que la evocaci¼on de una pel¼|cula de Fellini titulada Ensayo de orquesta, es un ejemplo, nos lleve a una dis¼|mil orquesta -¼esta literaria y en otro plano, pero es como mirar de rev¼es el agua de un mismo mar- con la que he tropezado en un texto del fil¼osofo catal¼an Eugenio d'Ors, Di¼alogos, comprado en un saldo hace unos d¼|as. As¼| viene resultando -Hegel no est¼a lejos- que la universalidad del tema escogido para estas reflexiones, la paz, queda en cuanto su elecci¼on como quien dice tras lomita tanto de la citada pel¼|cula como el libro de Xenius, que tan familiar me fuera anos atr¼as, y con el que me top¼e en una barata qui¼en sabe si tan fortuitamente. Uno de los ensayos del mencionado texto, ``Di¼alogo con el agua tranquila'', se inicia con la descripci¼on del desorden de una orquesta, de su ``inquietud'', antes de comenzar a ensayar (...) ``cuando cada instrumento va por su lado; y alg¼un m¼usico templa del suyo: y otro apenas si acaba de llegar de la calle; y a distancia se interpelan dos m¼as, y alborotan y rinen... Pero ya el director dio con su batuta tres golpes ligeros en el atril: ahora todo va a salir concertado.'' A semejanza del libro de ``Xenius'', en la pel¼|cula de Fellini el desorden de la orquesta cesa al esgrimir el director su batuta y dar unos toquecitos de atenci¼on sobre el atril... y todo va sobre ruedas, casi, hasta que -aqu¼| hay una divergencia con el texto dorsiano- se rebelan los m¼usicos contra aqu¼el hasta un punto en el cual el director, ni nadie, dominan el silencio ni el grito. Pero estos momentos son pasajeros. Un temblor agrieta las paredes y estremece a los m¼usicos; los lleva al temor y al orden. Y es entonces, en ese ordenamiento de la libertad, cuando al final del filme vuelve a tomar su lugar en el podio y blandir su batuta el director, que ordena a cada uno de sus m¼usicos limitarse al pentagrama y termina por pasar de la conducci¼on de ¼estos a su acarreo; del arte a la arenga demag¼ogica. Pero volviendo de esta cinta aleccionadora sobre la libertad -y su riesgo- del genial cineasta para incidir en el texto de ``Xenius'', tanto ¼este como la pel¼|cula de Fellini tienen de com¼un el que es la senal de los tres delicados golpes de la batuta sobre el atril la que inicia el concierto. Con ¼este, la tautolog¼|a de que todo va a salir bien concertado; de que todo va a transcurrir tranquilamente. ``La v¼|spera de estar tranquilo -dice d'Ors- se llama anhelo, se llama angustia, se llama opresi¼on''. Pasada esta v¼|spera, cuando el director golpee sobre su atril, ser¼a la paz. Este estar en la paz es para Eugenio d'Ors el j¼ubilo de la fiesta; de una fiesta que culminar¼a para ¼el, y ante la cual la inquietud, la preocupaci¼on por todas las posibles circunstancias adversas, no ser¼|an sino a manera de una preparaci¼on. Esta fiesta dorsiana viene siendo, curiosamente, una celebraci¼on viajera en la cual el fil¼osofo visitar¼a s¼olo aquellos lugares en los cuales haya estado alguna vez; en cada uno de ellos cerrar¼a la herida que le causaran el dolor o el remordimiento. Piensa el maestro ``Xenius'' que los tales quebrantos del alma o de la mente, una vez sanados, no volver¼an a aparecer. No obstante, si tornasen, dudas y antiguos remordimientos ser¼an cosa de fantasmas; fantasmales, pues. Basta no mirar al lugar en donde se te aparezcan y se te borran solos; ni siquiera hace falta conjurarlos.   ales, pues. Basta no mirar al lugar en onde se te aparezcan y se te borran solos; ni siquiera hace falta conjurarlos.   ales, pues. Basta no mirar al lugar en .