SECCION CULTURA PAG. 11 BALAZO: DIVERSA CABEZA: Elizondo traduce un gran poema tragico CREDITO: Eduardo Lizalde Porque eso es, en efecto, La rebelion de los Tartaros (The Revolt of the Tartars), de Thomas de Quincey, que Salvador Elizondo ha traducido y publicado en la nueva serie Ediciones Heliopolis, de Vuelta. Lei de corrido esas sesenta y tantas paginas del fascinante texto de De Quincey, traducido energicamente por Elizondo, en una prosa "lineal", como el dice, en la que ha logrado mantener una consistente y aterradora tension, que recuerda las que son caracteristicas de los propios trabajos del autor de Farabeuf. En el prologo del libro declara Elizondo que leyo por primera vez The Revolt of Tartars hace mas de cuarenta anos, en una vieja edicion de The Modern Library (N. York, 1949), unica edicion de los escritos selectos del manchesteriano que recoge ese relato. La obra esta tomada, senala tambien Elizondo, de las obras completas de Thomas de Quincey, Edimburgo 1889, "que consigna lugar y fecha de su primera publicacion: Blackwood/s Magazine, julio de 1837". Tambien explica que empezo a traducir esa fantastica epopeya de De Quincey (apoyada en relatos historicos) en 1958, y que solo la reanudo 34 anos despues, en 1992, para entregar a las prensas la presente version. "Durante todo ese tiempo siempre me extrano -agrega en el prologo-, que casi nadie conociera ese texto... que a mi me parecia tan importante. Aun aquellos que conocian su obra en general -en la que se cuentan los archiconocidos Confessions of an English Opium Eater y On Murder Considered as One of the Fine Arts-, declaraban su total ignorancia (Borges entre ellos) y algunos maliciosos llegaron a atribuirme la paternidad del texto desconocido de todos y solo conocido por mi". De Quincey (1785-1859), el temprano consumidor de opio, que escandalizo e irrito con sus libros a toda Europa, tuvo una existencia aventurera, amparada por su fortuna familiar, y con gran dispendio y desorden produjo una enorme pila de escritos que no se ocupaba nunca de publicar y en ocasiones perdia o dejaba olvidados en sus multiples residencias londinenses de Londres, de Glasgow o de Edimburgo, tanto como en las casas de sus intimos amigos Wordsworth y Coleridge, que consideraron ofensivas las memorias publicadas por Quincey en la decada de los anos 30. Pero la obra del escritor descuidado alcanza, segun todos los datos, cerca de 15 volumenes, ignoro si comprendidos en esas Obras Completas a las que se refiere Elizondo. No se tampoco si La Rebelion de los Tartaros pertenece a las series publicadas en la revista de Blackwood: Dreams and noonday visions o Suspiria de Profundis (Suenos y visiones del mediodia y Suspiros (o lamentos) de las profundidades), pero el relato es desde luego una infernal, sinfonica vision de un sostenido grito multitudinario de dolor, pues narra la destruccion de cientos de miles de ninos, mujeres y hombres de la nacion tartara de los Kalmuks, ocurrida durante el exodo multitudinario desde los territorios rusos a las fronteras de China en el ano del Tigre, correspondiente en el calendario cristiano al de 1771: "Ningun gran acontecimiento de la historia moderna, o quizas pueda decirse mas ampliamente, ninguno en toda la historia desde sus registros mas tempranos, es menos conocido por lo general ni mas impresionante a la imaginacion que la huida hacia el oriente de una de las principales naciones tartaras, a traves de las interminables estepas de Asia, en la segunda mitad del siglo pasado." Con esa advertencia ominosa se inicia el relato de De Quincey. Imposible describir la emocion que produce la lectura de La Rebelion de los Tartaros, como es imposible describir la que produce la audicion de una dramatica obra sinfonica. Hay que leerlo en su integridad. Solo ofrecere aqui una pequena oscura faceta del proceso final, en el que se enfrentan los perseguidores rusos contra sus victimas desoladas, cuyos sobrevivientes seran auxiliados por el emperador chino Kien Long: "...los feroces bashkires galopaban entre el tumulto de gente hacinada y la mataban al por mayor y casi sin que opusieran resistencia alguna. Alaridos y gritos espantosos proclamaban el progreso de la matanza, pero nadie hacia caso... todos por igual, principe o mendigo, continuaban su atropellada y demencial carrera hacia el agua, todos con las caras ennegrecidas por el calor que calaba hasta el higado y con la lengua colgante". "...A lo ancho y a lo largo las aguas del solitario lago se tineron instantaneamente de sangre y carrona. Aqui cabalgaba una partida de salvajes bashkires, tajando cabezas a la velocidad con que caen las espigas al vuelo de la guadana del segador." Por lo pronto, en la inspirada traduccion de Salvador Elizondo, el tomo de Thomas de Quincey se convierte en el numero doce, dentro de la serie de libros del autor de El Grafografo lizondo, el tomo de Thomas de Quincey se convierte en el numero doce, dentro de la serie de libros del aut .