seccion inf. gral. guia: Alponte Pagina 1-1 balazo: LA NACION Y EL MUNDO cabeza: Nuevas de Italia y un analisis no ciego credito: Juan Maria Alponte Las elecciones municipales de Italia han arrojado, sobre las urnas, una victoria positiva -la victoria de la alianza progresista- y varios elementos de polarizacion politica, a su vez, que plantean, posiblemente, serios problemas de futuro. En principio las elecciones urbanas, categoria politica de enorme interes sociologico, han revelado la destruccion del sistema de partidos que, desde las primeras elecciones posfascistas en la Italia contemporanea, constituyeran el abanico historico de la democracia del pais. En efecto, la coalicion tradicional, es decir, la formada por la Democracia Cristiana, la Socialdemocracia (de Saragat), el Partido Socialista, el Republicano y el Liberal, ha volado por los aires en una reaccion airada y violenta de los electores ante los fenomenos de corrupcion. Corrupcion que ha llevado a las carceles, con senalados casos de politicos que tuvieran un papel decisorio en la Italia de las decadas pasada, a tres mil personas acusadas de contactos con la mafia, extorsion, financiamiento ilegal de los partidos y utilizacion, contra la Nacion, de informacion privilegiada en orden a los negocios bancarios o bursatiles. las cupulas empresariales mas importantes (con algunos suicidios notorios en el sector privado y estatal) jalonan esa historia inaudita. El asesinato del juez Falcone, en una carretera estatal camino de Palermo, rodeado de todo secreto y de una vigilancia extrema, violada por los ejecutores con facilidad asombrosa, desperto a la Italia dormida. Todo el mundo comprendio que ese asesinato, "servido publicamente", a ojos de todos, constituia una amenaza contra el Estado mismo y un aviso, a los gobernantes, de que se habia "transgredido" la tierra sagrada del pacto (entre la mafia y los poderes privados y publicos) puesto que, antes de morir, el juez Falcone anuncio, publicamente, que "ahora iba a ir mas arriba, adonde -dijo- se lavaba el dinero sucio y se organizaban las nuevas finanzas internacionales". Es inutil subrayar que el lavado de dinero de las mafias del crimen, narcotrafico y contrabando se estima, anualmente, del orden de los 150.000 millones de dolares. La ayuda de los paises ricos al Tercer Mundo apenas llega, se sabe, a los 20 mil millones de dolares. Las relaciones entre mafia y politica, a escala internacional, comenzaron en las visperas del desembarco aliado, en la Segunda Guerra Mundial, en Italia. En Nueva York se penso que la mafia de la ciudad de los rascacielos, en contacto con la siciliana por lazos de sangre y de negocios, podia ser una ayuda indispensable de informacion y colaboracion en esos momentos esenciales. Posteriormente las vinculaciones se continuaron. Sobre todo por los servicios de inteligencia mundiales que han mantenido abiertas, durante la guerra fria, las comunicaciones con las mafias y, al ampliarse la significacion del narcotrafico, con los grupos implicados en las drogas. No ha existido area del mundo, sobre todo en los "triangulos" mas importantes del trafico, donde los servicios secretos y numerosos sistemas de poder no hayan dejado abierta, entre si, esa "relacion" que, de un lado y otro, en la guerra fria podia ser utilizada como "zona de nadie" y "dinero lavado". Alain Labrousse y Alain Wallon, director y coordinador, respectivamente, del Observatorio Geopolitico de las Drogas, denunciaban, recientemente, en tanto que consultores para estos temas de la Comunidad Economica Europea, esa situacion. Un libro del primero, La Planete des drogues (editado por Seuil), proporciona datos impresionantes. Segun ellos esos contactos mundiales entre servicios de inteligencia y traficantes se han mantenido. Si es verdad lo que dice Wallon que entre el cartel de Medellin y la CIA existian lazos notorios, que la Comision Kerry revelaria por otro lado, puede o cabe interrogarse sobre las causas que han generado, de repente, con la muerte de Escobar, un nuevo misterio en el gran proceso. Silencio sobre el silencio. Lo que es ostensible es que ese mecanismo despues de la finalizacion de la guerra fria, se estaba transformando en un problema grave. La explosion del sistema politico italiano no es disociable de una pregunta fundamental: si es separable, como se creyera desde el pragmatismo oportunista de los defensores del fin justifica los medios -y las clases dirigentes empresariales o bancarias no estan exentas de esa interrogacion- si son disociables la etica y la politica. El fracaso de las instituciones publicas, al Este y el Oeste, ha dependido, en gran parte, de esa disociacion. Lo cierto es que la vieja coalicion italiana, amparando el crecimiento economico al costo que fuera, cerrando los ojos ante la extorsion y la perdida de vida moral del Estado, creo la condiciones para una catastrofe cuyos efectos, en mi modesto modo de ver, no se cierran, hoy, con las elecciones municipales. En efecto, en las ciudades claves de Italia (su sistema social mas moderno que, a su vez, estaba amenazado por la corrupcion) una coalicion progresista, que entrelaza a los ex comunistas, los ecologistas y los grupos socialistas, han logrado interrumpir el avance de tres fuerzas sociales del irracionalismo y ampliamente contrarias al sistema de partidos, es decir, la Liga Lombarda y separatista del Norte, con el senador Bossi a su cabeza; la Liga del Sur, antimafia, pero que ampara corrientes igualmente autoritarias y el Movimiento Social Italiano, es decir, los nietos de Mussolini: el neofascismo. El exito de los ex comunistas de Achille Occhetto, sucesor de Berlinguer y Togliatti, depende de un hecho casi anecdotico y sugerente: que los comunistas no pudieron entrar nunca en la coalicion que se ha llevado por delante la explosion de los muros italianos. Por todos los medios, desde todos los recursos dialecticos. Berlinguer y el Partido lo intentaron. Denominaron a ese proyecto el compromesso storico. Ese compromiso historico consistia en formar un gobierno de unita democratica con la Democracia Cristiana bajo la base fundamental de que los dos partidos representaban, realmente, la mayoria social del pais. Durante anos ese proyecto fue obsesivo en la cupula politica comunista. Aqui tengo, sobre mi mesa de trabajo, el libro Berlinguer, Governo di unita democratica e compromesso storico, Discorsi 1969-1976, en el cual, a traves de los discursos de Berlinguer, se machaca, una y otra vez, en esa necesidad del acuerdo entre la Democracia Cristiana y el Partido Comunista para gobernar. En 1976, despues de las elecciones legislativas de ese ano, volvi a encontrarme, en su despacho oficial del Partido Comunista Italiano, con una de sus cabezas mas lucidas: Georgio Amendola. Tengo mis notas de aquel dia. Amendola estaba euforico y convencido: -"Han votado por nosotros mas de 12 millones de italianos (12,620,509), frente a los 14,211,000 que lo han hecho por la Democracia Cristiana, ¨quien podria negar que varios millones de catolicos italianos han votado por nosotros? Nadie lo puede negar. El compromesso storico esta en la logica de la historia". Yo, que oia a mi viejo amigo con toda atencion, no estaba en contra de su razonamiento. Sabia de sobra que el partido comunista italiano, al lado del frances y de otros partidos comunistas europeos o mundiales era el mas apto, el menos dogmatico, el mas flexible y el mas dispuesto a formalizar un proyecto de ese tipo. Pero ¨era factible el "compromesso"? En aquellos dias, antes de ver a los dirigentes de la Democracia Cristiana, me entreviste, en el Vaticano, con el subdirector, en aquellos dias, de L/Osservatore Romano (saldria, despues, por un litigio interno sobre el caso de Polonia y Solidaridad) y que, por cierto, estaba de excelente buen humor. Su despacho, en la calle del Pelerin, estaba llena de sol. Entre otras cosas hablamos del "compromesso storico" y de las palabras, que unas horas antes, me habia dicho Giorgio Amendola. Mi interlocutor me dijo: "ese compromesso es imposible. No se producira nunca". Por eso mismo, porque el Vaticano no queria oir ni hablar del tema, porque la guerra fria no queria oir hablar de que un gobierno de la OTAN tuviera, en su seno, y en Italia, a una coalicion formada con el partido comunista, el viejo partido de Togliatti, pese a su flexion, quedo al margen de la crisis de la corrupcion del sistema y, convertido en la oposicion, y no en parte del poder, ha sobrevivido, aunque cambiando de nombre y de posiciones, a la voladura de los muros en el abanico de los partidos italianos. Sin embargo, siendo eso indisputablemente cierto, no es menos grave el ascenso de las corrientes del irracionalismo. La euforia, en las ciudades principales de Italia, por la detencion del ascenso de la Liga Lombarda y el neofascismo me parece, como suele acontecer, natural y atropellada. Es cierto que en la gran Genova la izquierda ha obtenido el 59.2 por ciento, pero ¨no invita a la meditacion que un componente inorganico, autoritario, separatista, como la Liga Lombarda haya contado con el 40.8 por ciento de los votos? ¨No es preocupador que en Roma los neofascistas, aunque perdedores, hayan contado con el 46.89 por ciento de los votos y que en Napoles la nieta de Mussolini y sobrina de Sofia Loren (Romano Mussolini se caso, en su primer matrimonio, con una hermana de la actriz) haya reunido, en su torno, al 44.4 por ciento de los votos y asi, mas o menos, ha pasado en las grandes ciudades italianas? No hay que olvidar que los ex comunistas del nuevo Partido Democratico Socialista, pese a la inmensa evolucion del partido en los ultimos decenios de la busqueda del compromesso storico, no fueron parte de un partido, si queremos ser veraces, verdaderamente democratico. Mas grave: se dan las condiciones, ahora, para una confrontacion de movimientos, sin una historia y una tradicion democratica, cuando no al reves que polarizan, en el caso, en la crisis economica, con aumento del desempleo y diferenciacion especifica de las tres Italias (la del Norte, la del Centro y la del Sur) situaciones prefascistas de intolerancia y violencia que Italia ya conocio en los anos veinte y que despues, no esclarecidos los fenomenos reales que condujeran a Mussolini al poder, han quedado estrangulados. Esa considerable votacion en favor de proposiciones autoritarias e irracionales invitan, en la crisis, a una cierta reflexion preocupada, Achille Occhetto ha intentado, en los ultimos dias, serenar las pasiones. El dia 3 de diciembre, en Le Monde, antes de las elecciones, no dudaba en que su partido iria al poder. Por ello mismo, con inteligencia, perseveraba en proposiciones tranquilizadoras: -"¨Nuestro programa de gobierno?, contestaba a Le Monde. Continuar la politica de saneamiento y de rigor emprendida por Ciampi en una perspectiva europea sin cambiar nada del plan de privatizaciones. La "marca" del Partido Democratico Socialista se centrara en la manera de conducir los programas: ni thatcherismo ni Estado gestion, sino una sinergia entre el sector privado y el sector publico sobre los problemas del empleo, la formacion y el ahorro productivo... y una vision del capitalismo italiano que no sea mas, y solamente, el de las cuatro grandes familias..." Como bien se ve, una actitud moderada que quiere evitar rupturas con una sociedad que disuelve un sistema, pero que teme que las polarizaciones produzcan, finalmente, una ruptura violenta. Una apreciacion de Achille Occhetto es reveladora de lo que antes se dice: -"Yo he comprendido mal porque el PDS no entro en el gobierno cuando goberno el socialista y anterior presidente del Consejo, Giuliano Amato, ­pero si nosotros hubieramos entrado en aquel momento en que todo se derrumbaba nosotros estariamos, hoy, bajo los mismos escombros que el Partido Socialista Italiano..!" Como bien se ve, el problema italiano es sumamente complejo. Ojala que estas reflexiones sirvan e iluminen el gran temario  Como bie .