seccion inf. gral. guia: AlpontePagina 1-1 balazo: LA NACION Y EL MUNDO cabeza: ¨Que decir y que aprender de los japoneses? credito: Juan Maria Alponte El tema de Japon e Italia y el tema de Alemania y Espana no son triviales para Mexico en este momento, excepcional, de su vida politica y economica. Me voy a permitir decir por que. Japon vive, en estas horas, uno de los momentos de reflexion -digo de reflexion, que es una manera de existir conscientemente- mas significativos y relevantes de su historia actual. En los ultimos meses unas elecciones legislativas demostraron que el pais habia llegado a una situacion politicamente critica, es decir, eticamente critica. Por vez primera, cuestion de extrema importancia, los votantes japoneses dejaron sin la mayoria parlamentaria al Partido Liberal-Democrata. Desde 1955 hasta las elecciones de julio de 1993 ese resultado constituia una incuestionable interrogacion sobre el pasado y el futuro. En principio la estabilidad politica se fragilizaba ante los votantes que habian vivido la mas impresionante transformacion de Japon en la historia de todas las revoluciones industriales del mundo contemporaneo. Los titulares de la prensa que se niega -como cierta clase dirigente- a reflexionar con la sociedad civil, para acompanarla en su recorrido hacia la maduracion de su proyecto politico, dispararon unos titulares, que como los de la "victoria liberal en Canada", pretendian estremecer, pero no ayudar a pensar: "­El partido gubernamental derrotado en Japon!" La verdad era, al contrario, que el partido gubernamental, el Liberal- Democrata, continuaba siendo, despues de las elecciones del 18 de julio de 1993, el primer partido del pais, pero perdiendo la mayoria parlamentaria para poder nombrar, de acuerdo con la democracia moderna, su primer ministro de entre los miembros de esa mayoria. En visperas de la eleccion el Partido Liberal-Democrata tenia 275 diputados; despues de los comicios solo 223. Sin duda, seguia siendo el primer partido del pais. Solo que algunos elementos nuevos tienen que ser agregados. Uno de ellos consistio en la escision del partido, un mes antes de las elecciones, sobre un voto de censura al gobierno. Alrededor de una cincuentena de diputados del Partido Liberal-Democrata votaron en contra o se abstuvieron en esa mocion y el gobierno, por tanto, fue derrotado. Se fue a las elecciones, en consecuencia, con la clara constatacion, ante los electores, de que la crisis moral, la crisis economica y la crisis de identidad ante los problemas mundiales requerian mayores precisiones. En efecto, la crisis moral se hacia innegable por la indisputable, notoria y abierta relacion, escandalosa, entre los gobernantes y los empresarios. Los nombres de los lideres mas eminentes del partido -expresado en corrientes feudalizadas en el interior del aparato politico- aparecian expresamente denunciados, ante la opinion publica y la Dieta (Parlamento), por su notoria participacion en negocios ilegales y bursatiles. La integracion del sistema economico y politico aparecia, asi, como un ejemplo, demoledor, eticamente, para la sociedad en su conjunto. La crisis economica, la perdida de dinamismo del modelo, el desventurado proceso de corrupcion politica y empresarial dotaron a las elecciones del pasado 18 de julio, por tanto, de una connotacion singular. De un lado parecia que el partido de la oposicion mas considerable del Parlamento, el Partido Socialista (que en los ultimos meses habia separado sus posiciones del Partido Comunista japones para ensayar representar una linea autonoma) tenia opciones, pues sus 134 diputados, si se incrementaban, le convertirian en una organizacion muy poderosa. Pero los electores japoneses (que participaron en la eleccion con solo el 67.2 por ciento del padron electoral, es decir, con la mas baja participacion historica del pais en unas elecciones legislativas) guillotinaron, friamente, esa posibilidad con la cual quedo claro que no era esa via, aun moderada, la que elegirian. Asi, en consecuencia, la derrota mas impresionante de las elecciones del 18 de julio fue la del partido socialista que de 134 diputados, antes de los comicios, paso a 70. Primera opcion de ruptura rechazada. La segunda presuncion del debate en las urnas fue el indudable voto de castigo del partido mayoritario que de 275 diputados, antes de la escision producida por el voto de censura de un mes antes, paso a disponer de 223 diputados. Voto de castigo explicito, pero que dejaba al Partido Liberal-Democrata, todavia, como el primer partido del pais, pues el segundo, el Socialista, no solo no habia sido el ganador de la crisis, sino que el electorado le habia ejecutado friamente. En otras palabras, ninguna solucion por ese lado. Los electores japoneses, a su vez, habian ratificado, en todos los casos, en cada distrito, a los disidentes del partido gubernamental de la mocion de censura que aparecieron, ante el electorado, como un nuevo partido: el del Renacimiento o Shinseto. Era manifiesto, pues, que los votantes se habian manifestado con dureza, precision y lucidez. De tratarse del juego de fuerzas europeas nadie hubiera dudado, por tanto, que el Partido Liberal-Democrata debia seguir siendo el centro politico y que, por tanto, tendria que gobernar en coalicion con otros pequenos partidos, pues la mayoria necesaria era de 256 diputados y habia obtenido 223. En el caso de Espana, donde el Partido Socialista tambien perdio la mayoria (le eran indispensables 18 diputados mas), el principal partido de la oposicion, el centrista Partido Popular, no dudo un solo momento en reconocer la victoria del Partido Socialista y su derecho a formar, para gobernar, una coalicion. En Japon ocurrio un fenomeno importante y aleccionador: que los demas partidos minoritarios (excluido el comunista) decidieron ofrecer al pais una alternativa propia y, en efecto, siete agrupaciones politicas integran una coalicion mayoritaria negandose, ninguna de ellas, a apoyar al Partido Liberal-Democrata a formar la coalicion que parecia logica. La coalicion de los minoritarios tenia, en su centro, a los 70 diputados socialistas, pero el electorado habia cerrado, con la guillotina de los votos el camino al poder a ese partido. En consecuencia, el nuevo frente entendio de sobra que no podia premiarse al partido que mas diputados habia perdido (esa es la leccion moral) con el cargo de primer ministro. Tampoco podia transferirse a los dinosaurios del Partido del Renacimiento -55 diputados-, todos procedentes del partido gubernamental y separados de el en la mocion de censura del 18 de junio, el cargo de primer ministro. Para mucha gente eran, sin duda, los mas experimentados en la tarea de gobierno, pero sus viejas conexiones les hacian sospechosos. La eleccion de primer ministro recayo, pues, en un pequeno partido, con solo 35 diputados, cuyo lider (tambien separado previamente del Partido Liberal Democrata donde habia sido senador) aparecia como el mas independiente o moralmente separado de la corrupcion: Morihiro Hosokawa.