seccion inf. gral. guia: POLemica cabeza: Polemica sumario: Mexico, en la mira Otra vez Gore credito: Ruben Alvarez Debemos acostumbrarnos sin temores a que en otras latitudes se hable de Mexico y de sus procesos politicos internos: son los signos de nuestros tiempos y tambien una consecuencia natural del amplio proceso de apertura que se ha registrado en el pais en los ultimos ocho anos. El largo camino que antecedio a la firma y la ratificacion del tratado de libre comercio para Norteamerica ubico a Mexico en los primeros lugares de la atencion internacional y tiro por la borda el rancio tufo provinciano que envolvia las relaciones con el exterior. Ciertamente, los principios de soberania y nacionalismo continuaran como ejes fundamentales de la politica exterior mexicana, pero si se entienden en su moderna dimension -es decir, la que toma en cuenta la globalizacion de las relaciones mundiales-, se comprendera por que cada vez mas naciones y prominentes personalidades se interesaran en los asuntos mexicanos. Un pais que, como el nuestro, ha resuelto afrontar los riesgos de la modernidad y del ingreso al club de las naciones del primer mundo no puede mostrarse sorprendida de que en otras regiones y otros ambitos se voltee la cara hacia Mexico, sin que necesariamente eso signifique injerencia de algun tipo. šExiste, por ejemplo, algun proceso interno mas difundido y conocido por la comunidad internacional que las elecciones presidenciales de Estados Unidos? Practicamente ningun pais del mundo o dirigente internacional se abstiene de comentar ese acontecimiento y aun tomar partido por alguno de los candidatos. Se dira, con razon, que los comicios estadounidenses importan porque su resultado puede determinar, en algunos casos, el rumbo que han de seguir las relaciones comerciales del mundo o el comportamiento de los diversos mercados de valores. Pero en rigor no dejan de ser, las elecciones estadounidenses, un asunto interno de aquel pais. Mexico no es una potencia, como si lo es Estados Unidos, pero ha resuelto incorporarse al mercado mas grande del mundo -el de Norteamerica-, y por lo mismo no puede darse el lujo de suponer que asuntos internos no deban ser considerados con interes por terceras naciones. Las elecciones mexicanas, a lo largo de su historia, no se han caracterizado por sus elevados niveles de pulcritud y transparencia. Actitudes y acciones premodernas que dan lugar a cacicazgos en el campo y en las ciudades -de diversos signos y militancias partidistas, aunque el PRI lleva la delantera en ese punto al resto de los partidos- han permitido que en Mexico todavia se tengan elecciones traumaticas. La cultura del fraude electoral ha permeado en todos los partidos y aun es posible encontrar, en estos tiempos de modernidad, casillas "zapato" en favor del PRI, el PAN o el PRD. Aun cuando alguno de los candidatos de estos partidos tuviera un arraigo formidable en su localidad, aun asi, seria practicamente imposible que todos los votantes de una casilla sufragaran por el; es decir, cero votos en favor del candidato contrario y cero abstenciones. Esas practicas deben llegar a su fin. El proceso electoral de 1994 -tal y como se han comprometido las autoridades en la materia- debera caracterizarse por su limpieza, legalidad y transparencia. Deberan ser, sin duda, los comicios mas creibles de la historia contemporanea, no solo por la ausencia de dudas en torno al candidato que obtuvo la mayoria, sino tambien por el numero efectivo y, esperamos, mayor que en elecciones pasadas, de votantes. Alcanzar ese objetivo no debe ser dificil si los partidos politicos contendientes se ponen de acuerdo y si el gobierno continua cimentando el camino mas propicio para la tolerancia y el respeto a las posiciones encontradas. Debe ser asi, ademas, porque lejos o cerca, aqui o alla, todo el mundo estara atento a lo que ocurra el 21 de agosto de 1994.