seccion inf. gral. guia: FIN 1a. de 1a. sumario: Al Gore en Mexico No solo "cerrar heridas" ¨Democracia o muerte? credito: Renward Garcia Medrano La visita del vicepresidente Albert Gore a Mexico no puede ser vista como un mero acto de cortesia, sino como el primer mensaje de lo que sera la politica continental de su pais despues de la firma del Tratado de Libre Comercio con Canada y Mexico. Ostensiblemente, la mision del senor Gore fue definitoria de los objetivos de su gobierno en una vertiente bilateral y otra regional. Eso en la hipotesis de que la aprobacion del TLC genero una politica de su pais hacia la region que habria sido diferente si el tratado hubiese sido rechazado por el Congreso. De "vecinos distantes" a "socios iguales" Aunque fue definida por el propio Gore como una mision para "cerrar las heridas" y difundida como un gesto de acercamiento luego de las agresiones a Mexico en el Congreso, en la prensa y en otros foros durante la lucha en torno al TLC, su visita tuvo una dimension de mas largo plazo, pues bien sabe Washington que las afrentas mas serias contra nuestro pais no fueron las feroces campanas verbales, sino las expresiones intervencionistas del vicepresidente durante su publicitado debate con el senor Ross Perot. Desde el pragmatismo mas abierto, es claro que Gore tenia que derrotar a Perot a los ojos de la sociedad estadounidense y que esa necesidad tactica lo llevo a admitir, ante millones de televidentes, diversos conceptos perotianos ofensivos para nuestro pais, y lo que es peor, a esgrimir en cuatro oportunidades el argumento de que el TLC propiciaria una influencia positiva sobre Mexico, desde el punto de vista estadounidense, por supuesto. Pasado el debate y aprobado el TLC, queda claro para la Casa Blanca que las discutibles licencias del polemista Gore son del todo inaceptables en el vicepresidente Gore, y casualmente ambos son una misma persona. Por ello el debate sobre el TLC -"sucio", segun advirtieron congresistas "amigos"- dejo mucho mas que "heridas" abiertas: saco a la luz una vision abiertamente intervencionista del segundo hombre de la administracion Clinton sobre la politica de ese pais hacia Mexico, con y sin TLC. En consecuencia, Gore tenia que hacer una rectificacion publica, personal y directa, y a su manera la hizo en sus repetidas referencias a la sentencia antiintervencionista del presidente Juarez y en la actitud amistosa y comedida que observo a lo largo de su corta estancia en la capital mexicana. Ello no elimina, sin embargo, las definiciones del vicepresidente en su debate con Perot ni les resta importancia. Ese angulo de su vision de Mexico sera de todas maneras un dato en la relacion bilateral que debemos tener presente, no para retornar al clima de sospechas y recelos mutuos que tanto ha dificultado la convivencia de los dos paises, sino para conservar el sentido de realidad en la nueva relacion con nuestros "socios iguales" y no perder la nocion de que, pese a la afinidad de intereses en el ambito comercial, persisten diferencias serias en otras areas, que probablemente no seran diluidas en mucho tiempo. Por eso la visita y las expresiones de Gore, respetuosas de la soberania de Mexico, tendran validez solo como el primero de una serie de pasos para desactivar las politicas e instrumentos hostiles a Mexico que han sido montados en los ultimos diez anos y aun en los meses mas recientes. La remocion de elementos conflictivos en la relacion bilateral no solo es deseable por si misma, sino indispensable a la luz de la intensificacion de toda clase de contactos entre los gobiernos, los inversionistas privados, los prestadores de servicios y los trabajadores de ambos paises con motivo del Tratado de Libre Comercio.