SECCION ESPECTACULOS PAG. 39 BALAZO: RENEGADOS CABEZA: Efluvios de colectivos metaleros/ I CREDITO: DAVID CORTES Se ha repetido hasta la saciedad que una de las mayores dificultades al acercarse al rock es el excesivo etiquetamiento. Como surcar ese tempestuoso mar de nombres y definiciones y salir airoso? Arma de doble filo, las etiquetas son necesarias, aunque la mayoria de las veces prejuician. En los meses recientes me he sumergido con devocion por algunos de los paramos del metal, sin preocuparme demasiado si se trata de black, doom o death. Como resultado de esa exploracion superficial me he topado con grupos que han roto los esquemas de antano para extender el lenguaje sonoro. Se trata de bandas que a la dureza propia del genero han anadido tintes del progresivo, una vieja union, aunque durante mucho tiempo postergada. Estimulados por otras corrientes, los metaleros actuales tambien han incorporado el gotico, el dark y el folclor, asi como violines, gaitas, pianos, voces femeninas y otros recursos antes desdenados. Asi, los suecos de Tiamat se apropian de la delicadeza de Pink Floyd, la unen a la fuerza de un King Crimson y la redoblan, ademas de agregarle vocalizaciones guturales para apegarse a su genero de nacimiento en Wild Honey (Century Media, 1994) y enlazar cada corte con pequenas transiciones para formar una suite. Un trabajo muy distinto a la densidad y lentitud doom maquinada en The Sleeping Beauty, Live in Israel, en donde muestran versatilidad y, si quieren, hasta virtuosismo. Otra agrupacion, Sadness, elabora en Ames De Marbre (Witchunt Records, 1993) un trabajo epico en el cual los violines proporcionan el aire clasico mientras las guitarras avanzan en lineas paralelas: en la base una teje la distorsion mientras en la superficie la otra crea la melodia, pero no a una velocidad de vertigo. En su lugar el instrumento puntea, entrega lineas mucho mas cercanas al dark, similares a Joy Division o Bauhaus. Este contraste se refuerza con el manejo dual de las voces, la masc ulina (invariablemente oscura, lugubre) y la de un soprano (eterea), sin que esta oposicion se de en forma brutal. En donde si impera la brutalidad es en And All Was Silent... (Witchunt, 1994), album de Pazuzu cuyo subtitulo es mas que representativo: A Black Mass of Unholy Ceremonial Necroespirituals. Gaitas, violines y la voz femenina dan el toque sublime; guitarras y bateria imprimen furia; la voz es cavernosa, perturbadora y el bajo lo mismo crea figuras jazzisticas que estrictamente metaleras. La zanfona imprime tintes medievales, los teclados semejan un clavicordio, las percusiones son tribales, hipnoticas; las voces hacen una invocacion y son subrayadas por acentos moriscos. Resultado: un disco que igualmente subyuga que aterroriza, y en donde los vaivenes de estados de animo que produce son la constante. Es el viejo topico de la lucha entre el bien y el mal, entre la oscuridad y la luz, pero a velocidad rapida. De este efluvio de nuevos colectivos metaleros (en realidad todavia seran metaleros?), uno de sus exponentes mas destacados es el quinteto de My Dying Bride. Provenientes de Bradford, una poblacion localizada en el norte de Inglaterra, ellos han llevado a la perfeccion la union del gotico con el metal y el progresivo. Su estilo, caracterizado por el refinamiento, combina paredes de teclados con melodicos, pero oscuros sonidos de piano y violin. La mayoria de sus temas, sobre todo los incluidos en Turn Loose The Swans y The Angel and the Dark River (Peaceville, 1993 y 1995, respectivamente) poseen una velocidad lenta, sin cambios abruptos de ritmo, pero sobre todo estan cargados de dramatismo y una majestuosidad inigualables. Son como esa neblina de su localidad que paulatinamente cubre todo hasta otorgarle un toque de irrealidad. Dice Aaron, su cantante: "Si vives en el norte, cuando llueve, que es casi todos los dias, la niebla esta alli todo el tiempo. No puedes ver nada. Sales a dar un paseo por las colinas y estas listo para cortarte las munecas. Entonces culpen al clima". Triste, melancolica y tragica, la propuesta sonora de My Dying Bride posee sofisticacion; es viril, conserva ese machismo propio del metal, pero se abre a la sensibilidad. Una confluencia contradictoria, aunque muy emotiva y sugerente. .