SECCION: INTERNACIONAL PAGINA: 27 CABEZA: Guarden silencio y aprieten filas CREDITO: JORGE CALVIMONTES Y C. * ENTRETEXTO: Resulta ironico que proyectos de ley hayan merecido la oposicion de quienes deberian garantizar el bienestar Dificil, desafiante, urgida de inteligencia politica y fortaleza en la ejecucion gubernamental, es la situacion que vive el presidente de Chile, Eduardo Frei, cuya propuesta de reconciliacion nacional ha sido rechazada, tanto por el Movimiento Patriotico Manuel Rodriguez (MPMR) como por Augusto Pinochet, comandante en jefe de las Fuerzas Armadas de ese pais. Resulta ironico que varios proyectos de ley, enviados a consideracion del Senado por el huesped del Palacio de La Moneda, para normar procedimientos, requisitos y alcances de la reconciliacion y el avance democratico, hayan merecido la oposicion de quienes, desde uno y otro bando, deberian estar naturalmente interesados en lograr acuerdos que garanticen la vida pacifica y la construccion del bienestar nacional. En el propio seno de las Fuerzas Armadas hay un importante sector de jefes y oficiales que aspiran al perdon y al olvido de hechos con los que, acaso, no esten comprometidos, cuyas consecuencias -sin embargo- de malestar moral los afectan por el hecho de pertenecer, como profesionales, a la institucion castrense utilizada por el general Pinochet para desencadenar salvajes metodos opresivos que no tienen parangon historico en America del Sur. Igualmente, con toda legitimidad, existen sectores mayoritarios qu e ven en el avance democratico la circunstancia propicia para poner coto a la impunidad. Ambas posiciones, a pesar de sus intereses especificos, deben estar contestes en la necesidad de preservar la unidad nacional como fundamento de una vida politicamente madura y economicamente justa. Al centro de estas posiciones la obligacion del gobierno chileno, como la de cualquier otro que sirve a la colectividad, es contribuir con iniciativas capaces de fructificar en la reconciliacion. Sin embargo, pocos avances se han logrado en materia de esclarecer hechos de lesa humanidad y consignar a los culpables a la decision de la justicia. Desde que los gobiernos civiles sustituyeron a Pinochet la administracion de la ley sufre entorpecimientos, dilaciones y desacatos como resultado de la influencia que juega el virtual jefe vitalicio de las Fuerzas Armadas. En ese contexto, la decision del presidente Frei consiste en la unica posibilidad institucional de impulsar un avenimiento legislado por e l Parlamento. Puede ser que tal iniciativa no sea la mas justa, que exprese debilidades por la cojera de un primer mandatario cuyo zapato lleva, como piedra, nada menos que al responsable directo de las calamidades que el pueblo reclama sancionar. Sin exagerar, Frei, vive un mandato cuadriculado como prisionero palaciego que sufre la amenaza de bayonetas caladas, de infanterias artilladas y una fuerza aerea experta en el bombardeo de la incertidumbre y el temor. Justamente por ello esta urgido de una enorme necesidad de equilibrio a la que los adversarios politicos poco o nada quieren contribuir. Los pronunciamientos generados a raiz de la propuesta de reconciliacion nacional tienen el siguiente cariz: el Movimiento Patriotico Manuel Rodriguez, integrado por ex guerrilleros, senala que la iniciativa de Frei "otorgaria impunidad a militares responsables de violar los derechos humanos". Anotan, tambien, que al presidente solo le interesa la verdad, pero "no pide ni exige justicia y reduce a nada los derechos humanos". Al denunciar que la propuesta es un procedimiento para olvidarlo todo, el MPMR afir ma que "nada ni nadie esta olvidado" y esgrimiendo la voz de un sector que, acaso, sea el mas intransigente, afirman que "todavia recuerdan la sangre rebelde, indomable e inteligente" de quienes cayeron en el genocidio instrumentado por la violencia de Estado. Pinochet, por su parte, no pronuncia sus arrebatos en forma velada; en el besamanos imperial que conmemoro sus 22 anos al frente de la institucion castrense hizo la siguiente exhortacion: "Hay que felicitarnos entre nosotros y guardar silencio. Miren el futuro, guarden silencio, aprieten filas y esperen su destino". No, no se trata de una invitacion para callar y dejar hacer; es, nada menos que un grito de guerra. Inicial y exultante. Eso de guardar silencio y apretar filas remeda al uchi bidachi de los ka ratecas o el Ave Cesar, moritaturen te salutam! de los escogidos para la gloria de las soluciones sangrientas. Si conciliar es una accion en la que participan dos o mas intereses con el fin de encontrar puntos comunes que permitan llegar a un entendimiento vemos que, en el caso de Chile, toda la sociedad, incluso los militares, tendria que buscar el restablecimiento de la vida nacional pacifica, como inexcusable condicion para generar el bienestar politico y economico y, de ese modo, alcanzar la estabilidad social. Ironicamente tambien, pareceria que la condicion inexcusable para llegar a la conciliacion es que se i nstitucionalice el crimen sin castigo, ya que por el territorio de la conciliacion tendria que, a fortiori, pasar la impunidad. Grave precedente, si en ese garlito, la justicia arrinconada, el delito que no se sanciona, pasa a ser condicionante de la reconciliacion, no es cierto que la memoria del pueblo sea el olvido, sino que, ademas de la tragica e impotente evocacion, se descarga de nueva cuenta, sobre la sumision de los debiles, la prepotencia de los satrapas modernos, constitucionalmente protegidos. Cuando los caudillos, sacudiendose el bostezo cuartelero arrojan los dados del destino desde el cubilete apergaminado de sus mesianicas fantasias y deciden callar, cosa es de esperar muy pronto el ruido de los sables. Ahi esta Eduardo Frei, pintando un rasgo de voluntarismo conciliador mientras que, de un lado, la gendarmeria empavona sus fusiles y, del otro, se siente que la libertad se gana con sangre. Ahi esta el ominoso recuerdo de los estadios repletos de gente callada, la bruma de las tumbas colectiva s donde asoman los escualidos arboles de las alamedas. El horizonte chileno es, ahora, un dilema y solo queda el deseo de que se camine por el sendero correcto. Si eso no ocurre las furias se desencadenaran sobre el vino y los copihues, otra vez el dolor enlutara los ponchos de los huasos, los cholos beberan el aguardiente de la desesperanza y extenderan en las tierras del Mapocho una borrachera densa de cruces blancas y crespones negros y, los siuticos. heredaran sus lagrimas de miedo al cortejo triste de las nuevas frustraciones. Podria ser, pero, no ofrece consuelo alguno saber que, tambien, los pechos de los pijes pueden ser surtidores de una sangre que riegue las estrellas altas. * Periodista. .