SECCION: CIUDAD PAGINA: 18 CABEZA: Los ambulantes que no ambulan CREDITO: ALBERTO DOMINGO* ENTRETEXTO: No solamente atentan contra el derecho de terceros, pues las calles las toman como propiedad privada, sino que agreden todas las normas de salubridad existentes El lio de los ambulantes que no ambulan no resurgio en la semana caliente que termina, lo cierto es que nunca ha estado sumergido, sino a flote y mas espinoso cada dia. En otros tiempos, los vendedores ambulantes en la ciudad caminaban de veras. Verdad es que eran modestos y poco numerosos, igual que todo entonces en la ciudad tranquila. Iban los vendedores de fruta con su ancha jicara en la cabeza cubierta de platanos, melones, mangos, sandias... iba el vendedor del "igualado" con su enorme costal de cacahuate tostado al hombro... iba el vendedor de charamuscas y el de alfajores o jamoncillos... iba el vendedor de camote a chicalado con su batea al hombro o de camote asado empujando su carrito que remedaba una locomotora incluso en el silbido languido en los anocheceres de los barrios... iba el vendedor de churros o de merengues jugandolos a "volados" con quien se le pusiera enfrente... y no digo ya que iban en las mananas frescas las vendedoras de chichicuilotes vivos capturados en el cercano lago de Texcoco, porque eso se remonta ya, la mera neta, a la puritita prehistoria. Pero iban por las calles, por los jardines, por las plazas y frente a las escuelas, entraban a las vecindades, pregonaban su mercancia, buscaban su clientela, atendian a los marchantes, desde el de las gelatinas y las jericayas tempraneras hasta los de las pepitas tostadas, los garbanzos y el chito mas bien atardecidos, y caminaban, caminaban. Lo de los puestos "semifijos"; es decir, de lamina o de madera instalados "provisionalmente" invadiendo la mitad de la acera, mas bien fue invento del principio de los anos cuarenta: alguno de birria alguno de tepache, recuerdo; pero solo en los barrios. El bote de tamales sobre el anafre, la gran sarten rectangular, sobre un anafre tambien, para freir los sopes y los pambacitos compuestos, no mas eran de paso; terminada la venta nocturna, los vendedores se llevaban todo el instrumental para su casa. Inclus o los muy famosos puestos de tortas y de cafe con leche en las noches del jardin de San Fernando y del angulo suroeste del Zocalo, mero donde hacian guardia los tranvias, tambien eran solo de paso y a horas en que el transito vehicular y el peatonal era logicamente muy reducido. La invasion de las calles, el apoderamiento de las aceras, la toma del arroyo para hacer la conquista completa, en realidad viene de no mas de catorce anos a la fecha. Los ambulantes que no ambulan asomaron, primero timidamente, en las calles centricas, y luego en forma prepotente y soberbia, hasta llenar todo lo que se conoce como "el primer cuadro de la ciudad" (mas o menos Correo Mayor por el oriente, San Juan de Letran por el occidente, Republica de Venezuela por el norte y Venustiano Carranza por el su r), desbordandolo largamente poco despues. Mas no solo se extendieron por todo el corazon de la ciudad, no solo se apoderaron de todo el centro historico, convirtiendolo en propiedad privada, sino que vedaron al transito las calles todas de su feudo magnifico. Y digo feudo, porque en su territorio de conquista la ley la impusieron los "ambulantes" (o mas exactamente, sus lideres, sus caciques): nunca han pagado el derecho de piso ni la electricidad que roban del alumbrado publico ni el servicio de limpia que es obligado con el enorme basurero coti diano que dejan ni servicio de vigilancia ni impuesto alguno, como "ciudadanos de excepcion" que a si mismos se consideran. No solamente atentan contra el derecho de terceros, pues las calles las toman como propiedad privada, sino que agreden todas las normas de salubridad existentes (fritangas al aire libre, tiradero constante de desperdicios que nutren e incrementan la fauna nociva, empezando por ratas y cucarachas), a mas de poner en peligro la integridad fisica de los viandantes con toscas instalaciones electricas para su personal servicio, junto con el manejo irresponsable de tanques de gas al filo de la banqueta. Si a eso se agrega la permanente venta de articulos electronicos y fayuca diversa sin legalizacion alguna de su mercancia, se tiene que, ademas de contaminadores ambientales, bloqueadores de vias publicas, instaladores de sistemas riesgosos para la seguridad publica y evasores fiscales, resultan tambien comisores de abierto contrabando. Un estuche de monerias y sin embargo, la contabilidad de sus gracias no esta completa, si no se apunta una mas, demostrada repetidamente cuando de llamarlos al orden se ha tratado. Me refiero a la violencia con que actuan, lo mismo contra ciudadanos pacificos que contra autoridades designadas. Innumerables veces, cuando los "ambulantes" inva-dian los pasillos y peor aun los andenes del Metro, con todas las molestias que eso significaba a los usuarios y con el peligro que representaba a la operaci on normal de los trenes, a la exigencia de retiro por parte del cuerpo de vigilancia del Metro (que por reglamento no emplea arma alguna) respondieron con ataques tumultuarios empleando desde cachiporras y navajas hasta pistolas. Que delicia. No olvidar, ahora que sobran los izquierdosos que se lamentan de la accion "de fuerza" de la policia para desalojar a los "ambulantes" apoderados del centro historico citadino, que en una ocasion, en la estacion Juarez del Metro, se llego al homicidio alevoso, solo porque un "ambulante" ahi avecindado considero que un pasajero ofendia sus dominios, porque oso mover con el pie, al paso, una de sus sacrosantas mercancias. Es cierto que no faltan los economistas y sociologos improvisados que explican el fenomeno del crecimiento explosivo de los vendedores ambulantes que no ambulan como producto inevitable de la crisis economica que ahora, con singular intensidad, nos agobia. Pero esto solo puede ser, si lo es deveras, la cola del problema. La verdad es que la plaga se establecio gracias a la complicidad de los delegados politicos correspondientes (los de la Cuauhtemoc y la Venustiano Carranza en su momento) a traves d e sus inspectores de zona, que respetaron el uso de la "mordida" como norma patriotica intocable. Y vistas las ventajas magnificas: todo gratuito, sin la menor responsabilidad u obligacion en cambio, la plaga se extendio por dos motivos simples y evidentes: agrupados o mejor dicho apandillados bajo la ferula de "lideres" diversos (los mas destacados en el centro historico citadino, dos mujeres: Guillermina Rico y Alejandra Barrios), los ambulantes constituyeron un filon jugosisimo para los tales caciques, e ntrandole con su cuota en efectivo a cambio de "proteccion" ante gendarmes avorazados e inspectores voraces y sirviendo como acarreados faciles para las aventuras politicas de funcionarios de mediana y de gran altura (como fue mas que patente con el ex regente de la ciudad y fallido candidato presidencial Manuel Camacho Solis, que practicamente les entrego el centro de la ciudad, como su zoco particular para los restos). Gimen los piadosos (sudan los izquierdosos redentoristas de oficio por la suerte de los pobres; pero eso si no sueltan ni un centavo de sus fortunas y sus gajes en beneficio de aquellos) porque "los ambulantes solo tienen la calle como recurso ultimo para ganar el sustento de sus familias", como si los pequenos y medianos establecidos, a quienes los "ambulantes" bloquean atentatoriamente, compiten de modo ilegal y arruinan sistematicamente, no tuvieran familias ni necesidad de pan... *Periodista. .