SECCION: CIUDAD PAGINA: 17 CABEZA: Las dulzuras del Metro CREDITO: IGNACIO TREJO FUENTES * ENTRETEXTO: Si se cobrara el costo real del pasaje, los bolsillos de los trabajadores de magros ingresos (la mayoria) se verian afectados seriamente Tiene razon Pedro Grajales Ramos, gerente de seguridad del Sistema Metropolitano de Transporte Coletivo (Metro), cuando afirma en entrevista con El Nacional que el Metro de la ciudad de Mexico es uno de los mas seguros del mundo. Es cierto que ocurren hechos delictivos, como acoso sexual (son famosos los exhibicionistas, o los que se restriegan en las damas) y asaltos, ademas de la esa si frecuente nota funebre de los suicidios, y la andanada inmisericorde de cantantes y venderores de todas las cosas imag inables; pero si vemos la enorme cantidad de gente que transporta cada dia (alrededor de 4 millones y medio), entenderemos que el numero de delitos es poco significativo. Y nuestro Metro tiene, ademas muchas ventajas sobre otros de ciudades extranjeras. Su limpieza, por ejemplo: desde que fue inaugurado (hace cerca de tres decadas) luce esplendido en ese aspecto. Y es que en sistemas como el de Madrid, el de Nueva York y aun el de Paris, la basura es presencia abrumadora: en el que es a todas luces el mejor de cuantos conozco, el parisiense, incluso se permite fumar en los andenes, y por eso las colillas desechadas forman una alfombra repugnante. En el nuestro, frecuentado por fumadores cronicos, se respeta el derecho de los no fumadores. Que el Metro capitalino este siempre limpio, significa que los usuarios entienden perfectamente su utilidad, lo consideran suyo y por eso lo cuidan. El Metro del DF se distingue tambien por su eficacia: salvo por los imponderables de ocasion, uno sabe que tiempo le llevara llegar de una estacion a otra, lo cual es una bendicion en una ciudad tan caotica en la superficie. Agreguese a esto los amplios horarios de servicio con que cuenta (de unas semanas aca funciona, en dias habiles, desde las cinco de la manana) y estaremos de acuerdo en las virtudes de su eficacia. Pero sin duda la gran ventaja del Metro capitalino sobre todos los que existe es lo bajisimo de los costos del pasaje: 40 centavos por viaje. En el Metro de Nueva York el boleto cuesta mas o menos un dolar, pero si se tiene que transbordar se debe utilizar uno mas: en Mexico, con un solo boleto se pueden recorrer todas las lineas, cada estacion, cuantas veces se quiera (en el de Paris tambien hay que utilizar mas de un boleto si se quiere torcer la ruta). De modo, pues, que viajar en el Metro del Distrito F ederal es casi gratuito: si calculamos que un dolar equivale a seis pesos, debemos decir que por un viaje en el Metro neoyorquino en el nuestro podemos hacer alrededor de 15. No es eso una maravilla? (Por cierto, hace dos o tres anos estuve en Los Angeles, California, el dia en que se inauguro el Metro de esa urbe: es esplendido.) Obviamente, no me hago de la vista gorda para tratar de ignorar que la mayoria de los sistemas metropolitanos del mundo pertenecen a la iniciativa privada, mientras que el nuestro es propiedad del Estado, y que en consecuencia el bajo costo del pasaje obedece al subsidio que el gobierno otorga al sistema en beneficio de los usuarios. Y eso es algo por lo que todos debemos felicitarnos: si se cobrara el costo real del pasaje, los bolsillos de los trabajadores de magros ingresos (la mayoria) se verian afectad os seriamente, y eso generaria conflictos tambien muy serios. Eso lo saben las autoridades, y actuando con la mayor sensatez sostienen el subsidio: ojala las cosas sigan asi, por el bien de todos, y que no cristalicen los rumores en el sentido de que se aumentaran las tarifas. (Hace dias descubri una nueva modalidad de mendicidad disfrazada de subempleo en el Metro: un nino de escasos siete anos de edad, arrastrandose sigilosamente por el piso, me sorprendio cuando, sin previo aviso, se puso a trapear mis zapatos con una franela; hizo lo mismo con otros cuatro metronautas que estaban en la parte trasera del vagon en el que yo viajaba: y todos caiamos en el garlito de la conmiseracion y le dimos dinero. Supongo que hay muchos ninos mas haciendo lo mismo: son el equivalente a los l impiaparabrisas callejeros. Y supongo, tambien, que cuando los lustradores de calzado del Metro se vuelvan plaga incontenible, nos desharemos de la conmiseracion y nos negaremos a retribuir el "trabajo" no solicitado.) * Periodista. .