SECCION CULTURA PAGINA 35 CABEZA: La busqueda de Averroes CREDITO: Alfonso Simon Pelegri* Nos refiere Jorge L. Borges que en la interpretacion de la Poetica de Aristoteles tropezo Averroes con las palabras tragedia y comedia, cuyo sentido le resultaba totalmente oscuro, ya que su existencia era absolutamente extrana en el universo cultural del Islam. Fatigado, abandono su trabajo decidiendose a si mismo, sin mayor convencimiento, que suele estar a veces la verdad mas cercana de donde buscamos, mientras distraidamente observaba desde el balcon de su cuarto, ya para caer la tarde, a unos muchachos que jugaban en la polvorienta calle. Sin ellos saberlo, y supuestamente sin que lo sospechara el propio Averroes, jugaban a representar una rudimentaria "comedia", en la cual, uno de los chamacos hacia de alminar sustentando en sus hombros a otro companero de ju ego que representaba un almuecin -"no hay otro dios que el Dios", salmodiaba- a la vez que un tercero, simbolizando a fieles, se arrodillaba humillando su cara hasta besar el polvo. Sin prestarles mayor atencion -seguia pensando en su biblioteca para encontrar la clave de las misteriosas palabras aristotelicas- Averroes se dirigio a la casa del alcoranista Farach, que el dia anterior lo habia invitado, juntamente con otros amigos, para celebrar el regreso del viajero Abulcasim que acababa de regresar de Marruecos despues de una arriesgada expedicion por las remotas regiones del vasto imperio de la China. Durante la cena se enfrascaron en una larga conversacion, que duro hasta altas horas de la noche, en la cual se trataron temas muy diversos que abarcarian desde una cortesana glosa de las virtudes del gobernador y su hermano, el emir, a una amistosa disputa acerca de las excelencias de las rosas. En algun momento de esta platica, a lo largo de la cual se trataron temas entre la estetica y la ortodoxia, segun nos detalla puntualmente Borges, el docto Farach comento, dirigiendose en especial al viajero Abulca sim, que, segun el naturalista Ibn Qutaiba, hay una especie de rosa en los jardines indostanicos en cuyos petalos se puede leer una inscripcion en la cual se afirma que no hay otro dios que el Dios y Mahoma es el apostol de Dios. Por su parte, Abdalmalik hablo de un arbol del cual afirmo algun viajero que daba verdes pajaros como frutos, a lo cual Averroes apunto que en el universo de lo maravilloso el color vegetal de los pajaros parecia de algun modo facilitar el portento. -"Ademas -dijo- los frutos y los pajaros pertenecen al mundo natural, pero la escritura es un arte. Pasar de hojas a pajaros es mas facil que pasar de hojas a letras." Estas palabras de Averroes motivaron la ortodoxa indignacion de algunos de los contertulios, el cual nego el caracter artistico de la escritura, toda vez -sentencio- que el original del Coran, la Madre del Libro, es anterior a la creacion y esta depositado en el cielo. -"El Coran -dijo seguidamente Farach apoyando lo anterior- es uno de los atributos de Dios, como su piedad; se copia en un libro, se pronuncia con la lengua, se recuerda en el corazon, y el idioma, los signos y la escritura son obra de los hombres, pero el Coran es irrevocable y eterno." Al llegar a este punto, la conversion, al topar con la teologia, se habia tornado escabrosa. Advirtiendolo, algunos de los asistentes le rogaron al viajero Abulcasim que les hablara de alguna especial maravilla que hubiese notado especialmente en sus recorridos. Abulcasim ofrecio contarles una historia que solo habia referido en cierta ocasion al rey de los turcos, y cuyo escenario habia sido la ciudad de Sin Kalan, Canton, "donde el Rio del Agua de la Vida se derrama en el mar." -"Unos ricos mercaderes -dijo- me llevaron a una casa de madera en la cual vivian muchas personas; la casa consistia en una gran estancia rodeada de balcones sobrepuestos en donde se amontonaban muchas personas que pagaban por mirar y oir lo que sucedia abajo, donde otras recitaban al son de tambores y laudes. Todo era a la vez -trato de explicar Abulcasim- simulado, mas al propio tiempo se queria presentar como real: "padecian prisiones, pero nadie veia la carcel; cabalgaban, pero no aparecian caballos; co mbatian, pero las espadas eran de cana; morian y despues todos estaban de pie." Un silencio de incomprension siguio a la alocucion del viajero. Nada entendieron los contertulios, pese a las explicaciones que trato de ofrecerles Abulcasim; pero ni siquiera Averroes que andaba tocando con sus oidos lo que pretendia descubrir. La conversacion siguio durante mucho espacio de tiempo a traves de distintos derroteros. Con las luces del alba, Averroes salio de la morada de Farach para dirigirse a la suya propia. Antes de retirarse a su alcoba se detuvo brevemente en su estudio. Tan cerca y tan lejos de lo que habia buscado vanamente en su biblioteca, atiborrada de legajos, cartografias y manuscritos, anadio unas ultimas lineas, totalmente erradas, a su tantas veces reelaborado comentario sobre el gran filosofo griego que le llevara tantos anos de trabajo: Aristoteles denomina "tragedias" a los panegiricos y "comedias" a las satiras y anatemas. Admirables tragedias y comedias abundan en las paginas del Coran y en las mohalacas del santuario. Averroes nunca pudo salir del "cerrado ambito" del Islam, apunta Borges. Pero tambien lamenta que el, Jorge L. Borges, no solo no pudiera entrar en el de Averroes, sino que como escritor fuera tantas veces el hombre distinto que fue, como igualmente la necesidad de que, para poder ser aquel distinto hombre tuviera que haber acometido el citado relato. Y asi en una ambivalencia infinita de ir y regresarse: Jaula de tiempo para los heterodoxos pajaros verdes del Islam, pero con un circense "mas dificil todavia" para la fabula de la leyenda de las rosas en los jardines indostanicos *Escritor. .