PAG. 3 SECCION: INF. GRAL. CINTILLO: BUZON CABEZA: Vejado con su familia por judiciales de Michoacan Senor Director: El viernes al mediodia fui detenido por cinco agentes de la Policia Judicial del Estado de Michoacan en la calle El Cristo, a orillas de Patzcuaro. Habia ido a visitar a mis padres. Cuando me aprehendieron estaba acompanado de mis dos hijos (de 12 y 14 anos de edad). Los tres fuimos rodeados, insultados, bajados violentamente del coche y encanonados. El argumento: que yo era sospechoso. No entiendo aun por que alguien que pasea en un empedrado, a cinco kilometros por hora, en compania de sus hijos y que visita a una familia muy conocida en el lugar, puede ser sospechoso. Nos revisaron, revisaron el auto y finalmente me exigieron la factura. "Nadie la lleva consigo", respondi, y entregue la tarjeta de circulacion y la licencia. Yo mismo encontre que en la tarjeta de circulacion la ultima cifra del numero de registro federal de automoviles no correspondia con la de la calcomania respectiva. "Pues con eso tenemos para llevarte, cabron, vamonos". Mis hijos volvieron a casa de mis padres. Yo les pedi que no dijeran nada, suponiendo que pronto se aclararia el asunto. Me llevaron al Hospital Civil, me metieron a un quirofano, luego a una especie de enfermeria, me obligaron a desnudarme y a caminar con los ojos cerrados y las manos abiertas, a lo cual llamaron un examen medico. Siempre con el canon del arma sobre mi, me condujeron, fuera ya del Hospital Civil, a una especie de catacumbas: oscuras, inundadas de orines, excremento y basura, con las paredes renegridas y leyendas pintadas con tizne, spray, sangre y excremento. Siete celdas en las cuales era imposible estar. Un pasillo central donde apenas podia permanecer sin ensuciarme. Doce horas permaneci de pie, sin comer y a Vejado con su familia por Judiciales de Michoacan oscuras, incomunicado. Cuando un hombre _nunca supe quien era ni que hacia alli, aunque se que no era policia_ abrio la mirilla de la puerta de las catacumbras aquellas y me ayudo a comunicarme con mi familia. Aproximadamente a la medionoche del viernes quede libre, sin que hasta ese momento se explicara el delito que cometi. Entre otras actividades, colaboro en dos importantes periodicos nacionales (La Jornada _Laboral_ y El Financiero _Cultura_) y este ha sido mi oficio durante los ultimos 15 anos. Hay elementos que me hacen suponer que mi detencion no fue casual y que me permitire citar: a) Los judiciales no se encontraron con un sospechoso; yo alcance a verlos cuando venian bastante lejos como para identificar a un sospechoso _300 metros_ y llegaron directo a nosotros, a gran velocidad, en una calle empedrada, saltando de su camioneta con las metralletas preparadas. b) Quien los comandaba nos insulto y me dijo: "Hijos de la chingada como tu son siempre sospechosos". c) Los judiciales nunca iniciaron la averiguacion previa, ni me fue asignado un defensor de oficio, ni pude comunicarme con nadie _hasta que me lo permitio una persona ajena al caso. d) Mientras estuve preso llegaron, por separado, dos abogados: el primero me pregunto por el delito que habia cometido y me ofrecio sus servicios; cuando le informe que no habia delito alguno y le pedi que llamara a mi familia, respondio: "Bueno, si no hiciste nada, nada puedo hacer por ti. Adios". El otro me pregunto por la cantidad de droga que manejaba, con cuanta me habian detenido y donde tenia la demas; asimismo me dijo que me apresurara a confesar porque iban a meter conmigo a un demente que acababa de intentar matar a su madre en Morelia. e) Un abogado a quien recurrio mi familia se dio por vencido: no habia delito, pero el nada podia hacer. Se fue. f) En cierto momento a mis familiares les indicaron que demostraran mediante la factura que el auto era mio y asunto resuelto; pero, por que no lo dijeron al principio? Por que violaron mis derechos y me incomunicaron durante 12 horas en vez de permitirme llamar al Distrito Federal para solicitar que me enviaran la factura de mi coche? g) Con el fin de que se regularizara el proceso, le di a mis familiares los telefonos de periodistas amigos; no para quedar impune de un posible delito, sino para aclarar mi situacion legal. Solo asi logre salir. Cuando quede libre _aproximadamente 12 horas despues, con las fosas nasales lastimadas y los pies inflamados, totalmente empapado por la lluvia que se filtraba por las ventilas, sin comer ni dormir_ gracias a su generosa intervencion, el propio jefe de los judiciales que me detuvieron me entrego las llaves de mi coche y me pidio revisarlo para ver que no le faltara nada. Me pidio que no me llevara una mala imagen de el y de los michoacanos. Le respondi como responde cualquiera que ha sido vejado y sali. Nun ca, repito, supe del delito por el que me detuvieron. Sin mediar investigacion o documentacion que acreditara su propiedad, el propio policia me devolvio el coche que me hacia, entre otras cosas, sospechoso ante sus ojos apenas unas horas antes. Es absurdo que un ciudadano, periodista o no, pierda sus derechos mas elementales a manos de las policias. Este hecho se suma a la ola de violencia producto de las formulas neoliberales. Me pregunto como es que a pleno dia pueda secuestrarse a alguien y a la vez se hable de la existencia del estado de Derecho; como alguien puede ser incomunicado sin que nadie lo note siquiera. Quiero mencionar que el mismo judicial que encabezo la agresion contra mi se encontraba, al dia siguiente, cerca del gobernador Ausencio Chavez cuando este inaguraba la Feria Nacional del Cobre, en Santa Clara del Cobre. Lo acompanaba la misma rubia artificial que al mediodia del viernes disfrutaba _sentada en la cabina de la camioneta policiaca_ el terror de mis hijos al verse encanonados con metralletas. Nunca supe el nombre de mis captores, pero se que tripulaban la camioneta Ford placa numero 0042 de la PJE. Agradezco a usted infinitamente su intervencion en mi favor para que se aclarara mi situacion legal, solicito atentamente la publicacion de la misma en el diario que usted dirige y aprovecho para solicitar a la comision Nacional de Derechos Humanos su intervencion para impedir que estos delincuentes protegidos por el Estado continuen asolando las tierras michoacanas. Marco Lara Klahr Periodista .