PAG. 27 SECCION: INTERNACIONAL CABEZA: Winston Churchill, Robert Graves, y las musas crueles ENTRETEXTO: De acuerdo con Kissinger, los heroes se definen a si mismos por el dictamen del futuro que vislumbran y por la manera que tienen para originarlo CREDITO: ANAMARI GOMIS* Es una lastima que en la cultura hispanica la biografia no tenga la tradicion que si se tiene en Inglaterra, entre otros lugares. Conocer a un personaje, aunque sea pasado por la necesaria ficcionalizacion del biografo, en tanto que al organizar los hechos se saltan y se ignoran muchos otros acontecimientos, ademas de que siempre hay un profundo pozo oscuro en la vida de todos, ofrece, casi siempre, una lectura por demas interesante. Despues de todo, la vida de los que destacan resulta una suerte de emblema .. Sir Winston Churchill, el estadista ingles que fue dos veces primer ministro de su pais y libro una guerra contra los nazis, es ahora visto no desde la perspectiva del heroe sino de la del que muchas veces se equivoco. Eminent Churchillians, de Andrew Roberts (Simon & Schuster, Nueva York, 1995) parafrasea con el titulo de el libro de Lytton Strachey, prototipo del revisionismo, Eminent Victorians, Robert Andrew trata a muchos de los que tuvieron una vida publica durante la epoca de Churchill, incluso a algunos que estaban en contra del estadista, critica la politica interna de Churchill, sobre todo en relacion a los sindicatos y lo acusa, junto a otros estadistas conservadores, a todos menos a Margaret Thatcher (Robert Andrew es mas bien de derecha) del declive del imperio y de la economia britanicas. Otra biografia de Churchill es la escrita por Norman Rose (The Free Press, Nueva Yorrk: 1995) y que se titula The Unruly Giant (El gigante indocil). Nuevamente se arremete contra el estadista, como lo hiciera John Charrmley en su Churchill. The End of the Glory, publicada hace un ano y medio y en la que en lugar de Churchill hace surgir como heroe a Chamberlain por haber querido negociar la paz con Hitler en 1939, cosa que segun el, debio haber hecho Churchill en 1940. Por querer destruir el nazismo, Church ill destruyo al imperio britanico, opina Charmeley. Pues bien, Norman Rose, que es profesor de la Universidad Hebrea en Jerusalen, intenta ser parcial y pone en la balanza los aciertos y los desaciertos de Sir Winston Churchill y Henry Kissinger, el otrora secretario de Estado de Estados Unidos, ha sido uno de los primeros en comentar su libro. Kissinger aprueba y celebra todos los movimientos del estadista ingles, entre otras cosas, el haber comprendido a tiempo que el imperio britanico se encontraba en declive y que durante la Segunda Guerra Mundial u opta ba por Alemania o lo hacia por Estados Unidos. Opto por lo segundo y se alio con Franklin D. Roosevelt. Con el tiempo, el sueno de Churchill, dice Kissinger, fue trascender la Guerra Fria y crear un nuevo orden mundial, un cometido que ya no le toco a su generacion. De acuerdo con Kissinger, "las superestrellas luchan por la aprobacion; los heroes caminan solos. Las superestrellas imploran el consenso; los heroes se definen a si mismos por el dictamen del futuro que vislumbran y por la manera que tienen para originarlo". Y para el, Churchill era de esos, era un heroe. Junto con Churchill, otro de los personajes mas estudiados de la Inglaterra contemporanea es el escritor Robert Graves, el autor de Yo, Claudio. En las biografias que se han escrito de el no se busca lo heroico, claro esta, sino lo singular y lo neurotico. A quien se le puede ocurrir, en nuestros dias, pensar en la musa de un escritor? Sin duda a otro escritor ingles, y en especial a un biografo. En el caso de Graves la musa fue fea, histerica, y al final lo abandono. Laura Riding, que asi se llamaba, era una poetisa estadounidense, estaba convencidisima de su genialidad. Siempre trato a Graves como a su esclavo, segun nos cuentan, cada uno por su lado, Miranda Seymour (Robert Graves: Life on the Edge _Roberto Graves, vida en el borde_-, Doubleday, Gran Bretana 1994) y Martin Seymour-Smith (Robert Graves: his life and work, _Robert Graves: su vida y su obra_, Bioombury, Gran Bretana: 1995). Laura Riding y Robert Graves se casaron en 1926 y emigraron a Mallorca, donde Graves viviria toda su vida. Alli en el pueblo de Dejas, la gente pensaba que Laura era una solterona medio loca acompanada de su mayordomo. Muy pronto, la mujer se canso del sexo y sometio a su marido a un absoluto celibato (hay varios poemas de Graves sobre esta epoca). A medida que Graves se fue volviendo famoso y que a la obra de Laura no se le hacia caso, la poetisa le impidio a su conyuge hablar de sus libros dentro de la ca sa. En 1939, Laura leyo que un granjero estadounidense llamado Schuyler Jackson, la comparaba con Rilke, el gran poeta aleman. Inmediatamente arrastro a su marido hacia Estados Unidos, hasta el estado de Pennsylvania. En solo seis semanas, Laura logro que la esposa de Jackson enloqueciera y la metieran en un manicomio, irse a vivir con Jackson y empacar a Graves de regreso a Mallorca. Tambien abandono a la poesia. La biografa Miranda Seymour tiene el tino de no juzgar a nadie y de presentar los hechos tal cual. Su analisis de la relacion entre Graves y su madre resulta necesaria, pues claramente fue el modelo masoquista que lo llevo a casarse con Laura. Martin Seymour Smith nos presenta una biografia revisada, ya que la escribio cuando Graves y Laura aun estaban vivos. Exagera en sus apreciaciones de la vida del escritor ingles, quiza porque insiste en estar presente en el libro como autor. Pero en fin, lo interesant e es que ambos biografos observan que los anos mas productivos de Graves fueron los que vivio con la dizque poetisa norteamericana. Junto a ella escribio Goodbye to All That, (Adios a todo eso), los libros acerca del emperador romano Claudio _de hecho, Laura inspiro el personaje egoista de Messalina_, La diosa blanca, _su maravilloso analisis de la musa cruel_ y sus mejores libros de poemas, entre otros. Con el tiempo, Graves tendria un matrimonio feliz, pero siempre tuvo que salpicarlo de triangulos amorosos para poder escribir sus poemas o por lo menos asi lo entienden sus biografos. Los errores o las excentricidades del escritor son material para su obra. Los del estadista, material para los juicios sobre la historia, con la salvedad de que sus aciertos pueden ser visto como yerros y viceversa. .