SECCION CULTURA PAGINA 36 CABEZA: Cineastas contemporaneos: Arturo Arrieta CREDITO: Juan Pablo Villasenor lutamente libre; no perseguia otro interes que no fuera el del mero desafio por indagar las posibilidades ludicas de la imagen. Entre 1974 y 1976, Arrieta filmo los dos largometrajes que le dieron fama en todos los foros vanguardistas. Ahi, donde ano tras ano se esperaban con ansias las nuevas propuestas de Werner Nekes, Dore O, Dwoskin y Michael Snow. Las intrigas de Sylvia Couski es el primero de ellos. Jonas Mekas, el sacerdote del underground neoyorkino dijo despues de verlo: ives, filmoteca especializada en cine y video de vanguardia. En Las intrigas... el espectador asiste con Sylviua Couski a un recorrido por los suburbios de Paris, donde travestis y gasolinegirls esperan participar en una historia que nunca ocurre, pues el director esta mucho menos integrado en el aspecto narrativo del cine que en el formal y descriptivo. Esto seguramente se debe a que Arrieta, ademas de cineasta, tambien es pintor. Tam-Tam, el siguiente largometraje, fue un espacio en el que pasaban muchas cosas sin que en realidad sucediera nada. Es el registro nuevamente de una larga espera. Un grupo de personajes-objeto, aguardan sin demasiado inte-res la llegada de un escritor que viene de Nueva York, el posible azote de un cataclismo que podria destruir la mansion que los hospeda y las noticias de un filtro para el amor, descubierto en Andalucia. En su intento por readoptar las mitologias y su-blimar lo banal, Arrieta nunca estuvo solo, de hecho pertenecio al clan que de alguna manera comandaba el rey del romanticismo decadente: Werner Schroeter. En el participaban cineastas iconoclastas como Daniel Schmid, que filmo el lado caotico del festival de Cannes en Nuestra dama de la Croisete (1981) y fue asistente de Fassbinder, o Holger Mischwitzki (Un virus no sabe de moral, 1992), quien despues de haber estudiado humanidades y artes plast icas cambio su nombre masculino por el de Rosa Von Praunheim, y bajo este se ha dedicado a la realizacion de peliculas y fotonovelas. De manera incierta, tambien se une y aleja de ellos el estadounidense John Waters. Todos prefieren trabajar mas que con actores, con presencias representativas del bizarro mundo que describen. Asi, Arrieta encontro en Javier Grandes su alter ego filmico, Schroeter y Magdalena Montezuma formaron un tandem insuperable, mientras que Von Praunheim decidia disfrazarse de si mismo para protagonizar sus suenos y John Waters encontraba en La mujer huevo y en Divine, dos esperpentos a la altura de su delirio. El nombre de Adolfo Arrieta ha quedado en la actualidad un poco en el olvido. Si tuviera que buscarse la trascendencia de su cine en los noventa, esta habria que rastrearla en el cine de Pedro Almodovar, a quien involuntariamente dio origen. Sin el talento de Schroeter, la sinceridad de Arrieta, el radicalismo de Von Praunheim y la procacidad de Waters, Almodovar logro sin embargo lo que aquellos nunca habian imaginado: comercializar la propuesta y hacer peliculas como alguna vez dijo Schroeter .