SECCION ESPECTACULOS PAG. 41 BALAZO: ES SOLO ROCK, PERO ME ENFERMA CABEZA: El rockero inquisidor CREDITO: XAVIER VELASCO Asumir al rock como profesion representa, en primera instancia, entrar a un mundo cuajado de soberanias: uno es libre de cargar grena, de llevarse con los lacrotas de la cuadra, de pasarse el dia cachondeandose a la lira y de ponerse hasta el yoyo con tal o cual suculenta sustancia. Uno ha desafiado el convencionalismo social y jura que jamas se calzara un traje, o asistira a misa de una, o se dignara prestar oidos a lo que el convencionalismo social designa como musica fresa. Alli comienza el problema: esa clase de compromisos, en la mayoria de las ocasiones asumidos mas como un grito de guerra que como expresion intima y profunda de un espiritu al que no le gusta la esclavitud, son el comienzo del regreso: poco a poco, el rockero inquisidor se va enredando en las obligaciones de una imagen que ya no lo dejara ser como es. No nos extrane, pues, que el rockero inquisidor se vea obligado a comportarse, cada vez que se siente libre de ojos ajenos, como un legitimo fresa de closet. El rockero inquisidor dista de ser un sujeto radical e irreductible que se orina en el status quo. Para empezar porque, en una aplastante mayoria de casos, el rockero inquisidor ha crecido entre telenovelas, chistes de Chabelo y canciones de Jose Jose. Y si bien alguna vez volviose contra todo aquello y renego de su educacion y alzo su airada voz para decirnos que la unica neta era la banda Ministry en vivo, la verdad del asunto es que, como victima de sus impulsos obligados que es, nuestro cuate solo podra lograr una imagen publica que no tardara en contradecir a esconcidas. Aun si nosotros jamas lo cachamos cuando, solo por las anchas calles, saca del Walkman la cita de Metallica y en su lugar mete la de Ricardo Arjona, porque, no se lo digan a nadie, anda herido en el miocardio y ya le urge chillar un rato. ¨Que paso? ¨No que muchos cuates, hartos ligues, pura grena, libertad? ¨De quien puede querer esconderse quien se sabe libre? ¨No seria mas radical que nuestro cuate, medio punketo, dox-trex metal, alternativo y gronch, se atreviese a desafiar a sus mismos compinches con un lleguecin de bossa nova? ¨O que? ¨Le da penita? ¨No que muy muy? Asi esta la flatulencia, jovenes amantes de la libertad rockera; todos nos decimos libres, pero tarde o temprano apestamos a esclavitud. Como las marcas de refresco y de pa sta de dientes, no nos aventamos a cotradecir nuestra imagen. No sea la de peores que luego ya no nos compren. Claro que no todos los rockeros caen e esta trampa. Quienes alguna vez caimos, y por ello nos convertimos en pobres siervos de ua vulgar etiqueta, admiramos en secreto a esos eclecticos que jamas se avergenzan de nada. No he olvidado el dia en que Sabo Romo me conto como, en su momento, no se canso de disfrutar lo mejor de la musica disco -mientras otros, necios al fin, nos veiamos obligados a parar la oreja en el super cuando una empleada tenia la fantastica ocurrencia de poner a girar a Donna Summer; o e char calladas mentadas cuando llegaba un maldito supervisor a quitar el disco a la mitad-. ¨Y que ha sucedido? Pues que, como nos consta, Sabo es un musico mas y mejor preparado que quienes prefirieron cerrar orejas a la cachonderia musical. El rockero inquisidor es a la musica suave lo que el ayatollah Jomeini a Salman Rushdie. Solo le falta poder e investidura sagrada para condenar a muerte a quienes no piensan como el dice pensar. Supongamos por un momento que al rockero inquisidor se le hace convertirse en poderoso juez, y como tal prohibe toda la musica "fresa". Pasaria entonces que no solo se llevaria a Magneto y a Garibaldi, sino tambien a Harry Connick, a todos los brasilenos con excepcion de Sepultura, a Sinatra, a Al Jarreau, y en una de estas hasta a Keith Jarret. ¨Que pasaria entonces? Pasaria que el rockero inquisidor ya no tendria manera de ser un fresa de closet, y que una nueva raza de rebeldes comenzaria a buscar la musica suave, bajo el agua y a escondidas de los inquisidores en el poder. Por lo demas, ese que es, nuestro cuate solo podra lograr una imagen publica que no tardara en contradecir a escondidas. Aun si nosotros jamas lo cachamos cuando, solo por las anchas calles, saca del walkman la cinta de Metallica y en su lugar mete la de Ricardo Arjona porque, no se lo digan a nadie, anda herido en el miocardio y ya le urge chillar un rato. ¨Que paso? ¨No que muchos cuates, hartos ligues, pura grena, libertad? ¨De quien puede querer esconderse quien se sabe libre? ¨No seria mas radical que nuestro cuate, medio punketo, dox-trex metal, alternativo y gronch, se atreviese a desafiar a sus mismos compinches con un lleguecin de bossa nova? ¨O que? ¨Le da penita? ¨No que muy muy? Asi esta la flatulencia, jovenes amantes de la libertad rockera: todos nos decimos libres, pero tarde o temprano apestamos a esclativud. Como las marcas de refresco y de pa sta de dientes, no nos aventamos a contradecir nuestra imagen. No sea la de peores que luego ya no nos compren. Claro que no todos los rockeros caen en esta trampa. Quienes alguna vez caimos, y por ello nos convertimos en pobres siervos de una vulgar etiqueta, admiramos en secreto a esos eclecticos que jamas se avergenzan de nada. No he olvidado el dia en que Sabo Romo me conto como, en su momento, no se canso de disfrutar lo mejor de la musica disco -mientras otros, necios al fin, nos veiamos gusto subterraneo por las tersuras contaria con un seguro, valiosisimo aliado: la cachonderia. En estos dias un rockero muy respetable, el guitarrista Pablo Valero, esta dejando a la ponedora banda Santa Sabina para trabajar al lado de Stephanie Salas. ¨Les molesta eso a los rockeros inquisidores? Con seguridad si. Por ello me permito resistir el impulso de pintarles sus mocasines a esos prefectos, y a cambio los invito a salir cualquier manana o tarde de su casita rosa y metalera, dejar a sus cuates gruesotes con el pretexto de que van al dentista y, walkman en mano, huir hacia una tienda de discos donde no los conozcan. O mejor: al super. Deslicense, ponganse los lentes oscuros, miren muy bien en torno suyo y, cuando sepan que nadie los ve, agarren como quien no quiere la cosa esa cinta. Paguenla silbando algo de Nine Inch Nails y finalmente, cuando esten solos en el baldio de su preferencia, chequen el trabajo que Pablo ha realizado con Stephanie en varias de las canciones. Canten, gocen, retuerzanse: al fin que son libres y nadie los ve. .