SECCION ESPECTACULOS PAG. 41 BALAZO: SONIDOS CABEZA: Rolling, a la vejez, vihuelas CREDITO: OSCAR SARQUIZ F. ¨Esperaba alguien que los ajados decanos del rock gandalla pudiesen crear -bajo la impecable supervision sonica del "coproductor" Don Was un album de tan enorme categoria y amplitud a estas alturas de la postgrungez y asi inaugurar desafiantemente su cuarta decada de carrera artistica? Sinceramente, tras sus mediocres predecesores fonograficos, no. Mas he aqui que los Gemelos Centella -Mick Jagger y Keith Richards-, superado su visibilisimo cisma previo en aras del arte, el negocio y el rocanrol (no necesar iamente en ese orden), han vuelto a componer juntos con la mejor chispa de antano. Echando a andar a los dos mejores acompanantes de su historia -el incomparable Charlie Watts y el adoptivo Ron Wood- abriendo su dotacion de eventuales para incluir prestigiosas aportaciones (el nuevo bajista Darryl Jones, el veterano pianista Chuck Leavell, el organista Heartbreaker Benmont Tench, el acordeonista norteno Flaco Jimenez con todo y su bajo sexto Max Baca, el trompetista newagero Mark Isham, los percusionistas l atinos Luis Jardim y Lenny Castro, el instrumentista folkie Frankie Gavin, entre otros), se revientan su mejor coleccion de canciones desde hace decadas; un rotundo mentis a los muchos zopilotacos propios y ajenos que desde hace mucho revolotean golosos sobre el moho que creian acumulado por unas piedras que al parecer ya no rodaban y se movian solo a patadas por el imperativo economico de su aneja corporativizacion. La ocasion es gozosa; mas si uno nunca fue su incondicional, y doblemente si es su detractor de ocasion. Se ha puesto de moda golpearlos oficiosamente por la razon mas idiota (su edad), y el chambismo que ultimamente les ha caracterizado. Pero nadie que no rebuzne puede cuestionar la importancia historica de los Stones (hay mas imitadores exitosos de ellos que de los Beatles, por si alguien no se ha dado cuenta), y este su glorioso resurgimiento viene a alterar inesperadamente el balance de fuerzas en el ro ck internacional de fin de siglo. Sera la implacable ciclicidad que rige el universo que habitamos, o la indole intemporal del R&B que ha nutrido a los Stones desde sus inicios, el hecho es que en el mejor autoplagio de su luenga trayectoria los Rolling se reencuentran con la fuente de su poder y permanencia, y mi apuesta es que cuando los presenciemos tocar por primera vez en Mexico la experiencia no le ira a la zaga de deidades mayores como McCartney y el Floyd -ademas que les superara con creces por su altamente participativo coeficiente bacanal. Con material como el aqui incluido, no sera ya imprescindible ni inevitable el desfile de oldies que sus fans desean y sus enemigos predicen; ojala el enfasis sea sobre lo nuevo: piezas como "Sparks Will Fly" y "I Go Wild" garantizan la salivacion Pavloviana de cualquiera de sus innumerables fans anejos, y reminiscencias directas de puntos culminantes como Flowers ("New Faces" recupera con provecho el clavicordio de "Lady Jane"), Sticky Fingers ("The Worst", cantada por Richards con acertada y rai da voz descubierta en su ultima incursion solista sigue atestigando su deuda eterna con el gran difunto Gram Parsons) y Exile On Main Street ("You Got Me Rocking" rebosa a torrentes la vieja fiereza valemadrista de ese album clasico). Un album que como este glosa y recupera sin embalsamar una de las discografias mas profusas y memorables en la historia del rock no podria haberse logrado con deliberacion mercantilista. A juzgar por las letras -esas si, clara y consistentemente mejores en promedio; mas sabe el diabolico por viejo- parte del combustible que propele de nuevo a estas Piedras primigenias a rodar con furor rockero es otro tipo de preocupacion: efectivamente, los anos no pasan en vano, y la gozosa exposicion de la grosera carnalidad que ellos exploraron pioneros (en la olvidadamente represiva mitad de los sobrestimados sesenta, cuando no los dejaban proponer publicamente la comparticion de sabanas... ni siquiera las de la cama) parece encubrir la comprensible angustia de Jagger con la caducidad de su obsesion con el sexo, o de Richards con los vicios que aparentemente ya le aburrieron. Con mala leche, habria que tildarlos cuando mucho de viejos verdes, si, pues viejos, los cerros, y reverdecen. Hasta la mas adolescente metafora automotriz (Jagger, checa goloso el lubricante organico de apetitoso aroma a caviar en "Brand New Car") exhibe callo y colmillo que ya quisieran los leperos y calenturientos chavillos de Jackyl ora si que para cuando sean grandes. Por otra parte, se necesita haberle dado varias vueltas al odometro (cf. Lou Reed, p.e.) para lograr algo tan profundo como "Thru And Th ru", otra conmovedora sorpresa del neovocalista Keith. Dada la trascendente originalidad de Mick -el mejor de los Jaggers posibles, incluido el ex(s)imio Mr. Tyler- y el inimitable juego guitarristico de Keith y Ronnie, por no decir la sutil expertez que aporta Jones en un bajo por fin libre de la institucionalmente solapada geva del prescindibilisimo ausente Wyman, hay que rendirle homenaje a Charlie Watts, cuya sobria propulsion percusiva (excelente hasta sobre un bote de basura en "Moon Is Up") ignoran los asnos que no tienen mas comentario sobre el que cua n viejo se ve. Mas aun, hasta esto es refutable. Trasladese el lector por lo que mas quiera hasta la megapantalla del Museo Infantil El Papalote y disfrute la maravillosa experiencia de sumergirse en la pasada -supuestamente sosa, segun dice nuestro vecino Yehya- gira Steel Wheels desde el alucinante aleph del sistema Imax, y en sus colosales imagenes de alta definicion y 6 canales digitales reencontrara contundentemente la raison detre de las cualidades iconicas y el atractivo perdurable, no, permanente de los Ruquis Tostones. Luego, hagase de este Salon de la Fama Vudu, y apliquese una dosis diaria de aqui a que vengan a demostrarnos practicamente a todos por que son los jefes y no se van a jubilar sin ofrecer resistencia. Que friega es envejecer, cantaron desde 1965 en "Mothers Little Helper"; yo lo ratifico, y si no hay mas remedio, acatese el diagnostico del Dr. Young (saludos, Delia M): mejor consumirse que desfallecer, y en el pabilo de los Rolling todavia hay candela para rato. Como Chuck Berry -a quien emulan y homenajean aun en la postrer y certera "Mean Disposition", los Stones vuelven a probar a sus frustrados carroneros que tragan los anos sin merma y los eructan en sus fauces con gozo arabigo y gloriosa vulgaridad . A la vejez, vihuelas. Rolling Stones, Voodoo Lounge, Virgin (**** 1/2) y The Stones at the Max, Megapantalla del Museo El Papalpote (*****) .