SECCION CULTURA PAGINA 36 BALAZO: Neville Marriner CABEZA: Escultor de cuerdas CREDITO: ROBERTO GARCIA BONILLA mientos de legatos prolongados; sus frases son breves, resueltas, tanto que antes del comienzo de cada una hay una instantaneidad silenciosa que permite escuchar la sonoridad de los armonicos despedida por la anterior frase. Luego siguio el Concierto para piano No. 1 en Do Mayor op. 15. Till Fellner de 22 anos de edad toca con perfeccion; en su interpretacion confluyen distintos estilos, pero sin un sentido. Va de la brillantez gracias un uso del pedal preciso a la reproduccion de escalas a un toque stacatto. La Academy es ante todo cuerdas y Sir Marriner las moldea como quiere, atento y con movimientos claros, nunca excesivos. Durante el Largo el solista muestra una tecnica consumada, precisamente en n otas en pianissimo. ĻAlgo mas?, por instantes conmueve, pero es maquinal, de cualquier modo impresiona su soltura y su dominio del escenario. El rondo es un juego delicado del solista que mas que Beethoven se acerca a ciertas piezas de Schubert. Al final, por supuesto, aclamacion total. Pero este joven vienes alumno de Alfred Brendel supero con mucho su actuacion tres dias despues en el Auditorio Nacional: fortaleza y profundidad con el Quinto de Beethoven (en Mi bemol mayor opus 73). Equili brio de tecnica, fraseo, y sobre todo su sonoridad alcanza todos los espacios de la sala. En la Quinta en Do Menor (domingo) y la Novena en Re Menor (miercoles) Neville Marriner es escrupuloso dirigio siempre con partitura; acentua la exactitud ritmica en los tiempos; fraseo controlado (tal vez, demasiado). La intensidad de las cuerdas fue tal que en ciertos momentos opacaran a las maderas. Beethoven con la Academy y Sir Marriner se oye severo; incluso hay cierta aspereza en las cuerdas, que, asimismo, pueden adelgazarse y alcanzar la transparencia. Los ataques de los arcos son e senciales para el estilo de esta orquesta que esta mas cerca de la orquesta de camara que de la gran orquesta sinfonica, aunque, al final de la Quinta, la orquesta libero toda su sonoridad. En la Novena, las cuerdas se lucieron, sobre todo en el segundo y tercer movimientos. El sonido total de esta orquesta en el Auditorio Nacional fue impecable. Sir Marriner parece un mago que esculpe texturas de intensidades. En el ultimo movimiento el coro de mas de 100 voces no opaco a la orquesta como sucede con frecuencia. Equilibrio impresionante. Los timbales merecen una mencion particular; su sonido grave, profundo y cantabile alcanzo la belleza. La Academy no es una majestuosa; tiene una rara vitalidad y un estilo alejado de los excesos. Fue conducida no por un star sino por musico preocupado por los elementos mas importantes en la musica como decia Horowitz el sonido, el sonido y el sonido... .