SECCION CULTURA PAG. 40 CREDITO: CABEZA: castizos, darle por su lado a alguien, o peor, hacer como si se le diera por su lado a alguien cuando en verdad ni siquiera se toma la molestia de hacerlo. Es tal el ejercicio cotidiano de esta practica que ha acabado por convertirse en deporte. Digamos que ¨esta seguro que sigue leyendo o es que ya ha vuelto la pagina y no se ha dado cuenta? Y si ya lo hizo, ¨como es que sigue leyendo? Vamos, que este juego de ubicuidades no nos esta llevando a ninguna parte y ya nos comimos una lineas mas, bueno, ya que estamos de acuerdo, empecemos con el titulo entonces: las reglas de la aviacion. Llegas cansado despues de un largo dia de suplicio laboral, harto de la oficina, del plomo que tan amigablemente se asienta en los tejidos, del monoxido de carbono respirado en tandem con nicotina y alquitran (la sola contemplacion del alquitran haria que cualquier otra especie regenera de un vicio como es el tabaco, ¨pero nosotros?, enciende otro cigarrillo que hay demasiado dinero involucrado en esto), de la junta que te priv o de una bien merecida comida corrida y que se convirtio en una bigmac recibida por mensajero, todo tamizado por la expectativa cada vez mas cercana de las colegiaturas (y demas delikatessen mensual), ¨sigo? No, esto es suficiente como para que no te suene muy gracioso que te canten A hard days nigth. ¨Te sientes capaz de prestarle atencion a la verbigracia domestica que te ofrecen apenas cruzas el umbral? No. ¨Acaso no imaginas un 747 levantandose trabajosamente del suelo que se lleva toda esa verborrea a otra parte. Y asientes una y otra vez, esperando el final. Te dire, como amateur, eres bastante bueno, pero jugar en las alturas requiere a otro tipo de retos, dirigir una revista, querer hacer una carrera, convertirse en Papa Negro. Ya nada sale como en Francia hace sesenta anos, los aviones eran mas pequenos, y si aplaudimos a los franceses puede ser por dos razones, o nos estamos dando el avion y pensamos que vale la pena agotar esa veta de la vida en condiciones ideales cuando Blanchot, a estas alturas, solo sirve para adornar el librero, o a sabiendas de esto ultimo, seguimos con la fanfarria. Las reglas son: Si sabes algo, niegalo. Si te piden tu opinion, piensa en la distancia mas larga entre dos puntos y dibuja una circunferencia. Si te preguntan, sonrie. Si insisten, habla del clima. La obstinacion se contrarresta con lisonja. Cuando te veas verdaderamente comprometido, haz la suerte de las mascaras de oxigeno cuando cambia la presion dentro de la cabina. Desea un buen viaje. Y recuerda, cuando necesites consuelo, ve y abraza a tu refrigerador. .