SECCION CULTURA PAGINA 35 BALAZO: EL CARNICERO DE MILWAUKEE I CABEZA: ASESINATOS INSUFICIENTES, CRONICAS DEL MAL CREDITO: cias atroces de uno de los multiasesinos que mas han llamado la atencion reciente de la opinion publica: Jeffrey Dahmer. Como es sabido, en el mes de julio de 1991, fue detenido casi por casualidad uno de los homicidas con una trayectoria criminal mas que aterradora. Nuevamente, pues en su momento el caso acaparo el panorama noticioso en Estados Unidos, volvemos a tener presente en este volumen lo que la memoria colectiva desearia olvidar, las carnicerias que Jeffrey Dahmer acometeria contra una serie de amantes de ocasion. Asimismo, vemos la historia tortuosa de un individuo inmerso y perdido en la gran masa del capitalismo, de un delincuente y desadaptado social desde muy joven. El libro podria ser uno mas entre la gran lista de best sellers que es comun editen sobre el tema las grandes editoriales, pero la lectura social que se desprende a lo largo de sus paginas lo convierte en una fuente rica para el analisis. Por su parte, puede el lector preguntarse como la primera potencia mundial ha podido ser el escenario, entre otros, de paranoicos heroes de Vietnam que han regresado a sus ciudades para asesinar con sus gloriosas armas a sus pacificos vecinos y como es posible que e n el pais de la democracia se hayan suscitado casos como el de Dahmer, cuyas angustias, traumas o cualesquiera de las patologias mentales que lo orillaron a matar por Luego de la lectura de la cronica de Schwartz seria absurdo pensar que en cada esquina de las calles del estado de Wisconsin habita un multihomicida en potencia, no obstante, recorrer en un coche casi hermeticamente cerrado las amplias avenidas en las que viejos edificios, otrora baluartes del progreso humano, se han vuelto hacinamientos de la miseria y del racismo, nos enfrenta a una realidad que rebasa cualquier libertad o democracia en teoria. Estados Unidos tiene un ingreso por habitante muy superior al de sus vecinos latinoamericanos, sus gastos anuales en su fuerza militar y de seguridad publica podrian bien resolver muchos problemas sexenales del tercer mundo, pero es, al mismo tiempo, un pais con terribles escandalos que ponen en tela de juicio la capacidad moral que han promovido sus instituciones. Simultaneamente, es tal vez la nacion con mayores constrastes humanos. Las grandes capitales de sus estados no pueden escapar a las manchas de pobreza que conllevan terribles vicios y peores consecuencias. Por ejemplo, caminar por Harlem o por algun suburbio neoyorquino, donde la prostitucion en todas sus facetas, asi como las drogas y la pornografia, estan al alcance de las manos, pero promovida por un grupo etnico que en la sociedad anglosajona y protestante no ha encontrado cabida, lleva a pensar que las riquezas concentradas no solo minan la forma tangible para conseguir alimento, sino que tambien afectan las formas como los individuos conseguiran alimento y los danos que en la cadena socil iran causando. El Carnicero de Milwaukee, Jeffrey Dahmer, por cierto un tipico norteamericano que adquiere sus problemas via la incapacidad de un grupo humano por entablar comunicacion con el o de detectarlo como un ser en potencia monstruoso, se nos presenta como un producto de la burocracia policial estadounidense, que al parecer, y como se observa en el volumen comentado, siempre ha desfavorecido a los grupos sexuales y raciales minoritarios. Asi, y como lo senala la oportuna periodista de uno de los diarios importantes del norte de Estados Unidos, en mas de una ocasion Dahmer pudo haber sido aprehendido por la policia y de ese modo pudieron haberse evitado mas victimas, pero irresponsabilidades internas o malos entendidos profesionales dejaron una y otra vez libre al depredador humano. Las victimas de Jeffrey Dahmer tuvieron dos caracteristicas basicas: primero, eran asiduos vistantes de zonas marginadas homosexuales de diversion y, segundo, convencidos por el multiasesino atractivo fisicamente, segun lo describe la periodista cedian facilmente ante la propuesta de ganarse un dinero posando desnudos para que el los fotografiara. .