SECCION CULTURA PAGINA 36 CREDITO:HECTOR ORESTES AGUILAR CABEZA: uno de los monumentos esenciales de la vieja monarquia dual: la villa imperial de Francisco Jose, suerte de escenificacion de dimensiones opulentas de la cultura del ocio y del esparcimiento que fue medula del estilo de vida de la aristocracia austrohungara. pasar sus vacaciones en la villa. Hasta alli llegaban invitados de Viena, San Petersburgo, Moscu, Praga, Budapest y Varsovia para tomar tratamientos salinos e hidroterapias, masajes y banos especiales para el cuidado de la piel. Todavia hoy subsiste y continua esta tradicion con elementos mas sofisticados y procesos curativos mas prolongados. Pero no solo es la industria del cuidado del cuerpo la que mejor provecho saca de la geografia y la leyenda del lugar. A falta de una infraestructura como la de Salzb urgo, Bad Ischl venera la memoria del compositor Franz Lehar, quien vivio alli treinta anos. El museo Lehar, la villa del emperador, el museo fotografico de Alta Austria, el museo de la ciudad y las mimas de sal de Bad Ischl conforman un circuito que no deja de tener la excentricidad de combinar simbolos culturales con elementos de los prestigiosos valores de una epoca que podria parecer distante y puramente emblematica, pero que tiene una vitalidad articulada en el presente. Esa vitalidad esta provista de una poderosa naturaleza mitica y su potencia la genera, sin duda, la mera memoria del emperador Francisco Jose. No es de extranarse, entonces, que de todas las novelas de Joseph Roth, sea La marcha de Radetzky la que de mejor manera conserva una beligerancia literaria e incluso historica reservada solo para las obras ejemplares, pues su materia tiene que ver directamente con la imagen del emperador. En pocas paginas de la literatura centroeuropea se concentra una expresividad epica tan grande y una sustancia mitologica tan densa como en La marcha..., saga de un linaje militar, los Trotta, creado como muchos durante la existencia del imperio por un episodio militar: en la batalla de Solferino, librada en 1859, el joven teniente Trotta salva la vida del emperador y es recompensado por este con un nuevo rango, con la orden de Maria Teresa, con el aguila imperial y con una distincion nobiliaria de bajo rango. El providencial salvador de su majestad se convierte asi en e l capitan Joseph Trotta von Sipolje, un hombre que encuentra en la fidelidad a su soberano y a la casa de los Habsburgo el principal objetivo de su vida, no obstante las terribles humillaciones por las que pasan el y sus descendientes para no desaparecer ante la indiferencia y el olvido de la gracia imperial. Sin esta lealtad a toda prueba es imposible explicarse por que, aun hoy dia, el mito habsburguico puede tomar cuerpo en el estilo de vida de una Austria que se niega rotundamente a olvidar que un dia f ue un deslumbrante imperio. .