PAG. 2 SECCION: INF. GRAL. CABEZA: Convencion y guerra civil CREDITO: GUSTAVO HIRALES M. ¨De donde surge la convencion? De la necesidad de darle una salida politica, y no militar, al no neozapatista. Es en este sentido un paso, como dicen los gringos, en la direccion correcta. Pero surge tambien del protagonismo politico de Marcos y del olvido o la obliteracion de los objetivos fundacionales del alzamiento, de lo que legitimo a la propia insurreccion, mas alla de las demandas desmesuradas de la renuncia de Carlos Salinas y de la declaracion de guerra: las demandas sociales vastamente leg itimas, de los indigenas de Chiapas. ¨De que estoy hablando? Lo dire por medio del arzobispo oaxaqueno Hector Gonzalez Martinez: "Marcos personalmente me dijo, cuando lo visitamos los obispos, que lo unico que buscaban era una respuesta del gobierno al rezago social, a la pobreza, a las necesidades reales y concretas de los Altos de Chiapas y en general de los indigenas. Aseguro que en el momento que hubiera una respuesta positiva, ellos tranquilamente volverian a la vida normal, que de ninguna manera buscaban una cuota politica o una influencia politica o una participacion politica, ni como partido ni como grupo politico. Sin embarg o, a ultimas fechas vemos claramente que se han hecho a un lado los reclamos de justicia social y se ha pasado a un reclamo netamente politico" (Proceso, No. 926). El hecho duro es que el no y la convencion posponen para otro tiempo la materializacion de la respuesta gubernamental y social a las demandas, en aras de una solucion global, revolucionaria. Y siguen las paradojas. Marcos ha establecido, de frente a la convencion y a las elecciones del 21 de agosto, una curiosa ecuacion: la convencion es el camino para evitar la guerra, pero si aquella fracasa, debido a los obstaculos que le pone el gobierno, o debido a sus propias e intrinsecas debilidades, entonces la guerra es inevitable, y esto ni siquiera depende del EZLN, pues existen muchisimos grupos politico-militares que solo estan esperando el 21 de agosto para levantarse en armas. Me permito (se que me muevo al borde del sacrilegio) poner en duda estas ecuaciones marquistas. Primero, no creo que la convencion sea ni el unico camino, ni la ultima instancia para evitar esta salida violenta. Y no estoy solo en esta creencia: casi 46 millones de mexicanos que sacaron su credencial de elector piensan deduzco que la solucion de los problemas nacionales no esta ni en la guerra ni en la convencion, sino en otro expediente: elecciones limpias, competidas en las que los votos cuenten y se cuenten. En este contexto, la convencion puede ser expediente especialmente importante para tener puentes y evitar salidas catastroficas, pero no es la panacea. Y si la convencion ha de jugar finalmente un papel positivo, ello no dependera de sus virtudes ontologicas, sino de lo que politicamente asuma y proponga. De la racionalidad de sus propuestas. De lo que represente y de como lo represente. De que en sus deliberaciones y en sus resoluciones se plasme el anhelo de paz y se diluya la amenaza violenta. En segundo lugar, sigue inscribiendose en el mesianismo catastrofista la idea de que si la convencion fracasa, por los motivos que sean, ello sera el detonante de la guerra, pues para empezar ni el gobierno ni la sociedad civil (la verdadera, no la marginal que apoya a y se calienta con Marcos) tendran culpa en ello. No deja de ser chistoso, si no tuviera implicaciones tragicas, que Marcos haga depender la paz de variables en los que ni el gobierno ni la sociedad pueden decidir, esto es, en la representativ idad y la fuerza intrinsecas de la convencion. Digamoslo claramente: si la convencion fracasa lo unico que ello mostrara es la limitada capacidad politica de los convocantes. El fracaso de la convencion es, primero que todo, el fracaso politico de Marcos y el EZLN. En tercer lugar, ¨de que guerra civil esta hablando Marcos? Que un conjunto de acelerados, de desesperados (si no es que alguna revoltura peculiar de lumpenes alzados), sin mayor representacion, en algunos puntos del pais se lancen a ejecutar acciones terroristas mientras el Ejercito Mexicano cerca y combate a los "sin rostro", eso sera molesto, perturbador y hasta desestabilizador (como ya se probo con el acompanamiento terrorista de principios de enero), pero no es guerra civil. La guerra c ivil se da, por definicion, cuando la poblacion de un pais esta tan dividida y enfrentada, y al mismo tiempo tan quebrantado o descompuesto el Estado de Derecho, que no hay manera de evitar el enfrentamiento armado entre las dos partes del pueblo. En esas condiciones, las fuerzas armadas normalmente tambien se escinden, apoyando a unos u otros de los contendientes. Guerra civil fue lo que tuvimos despues del fracaso de la original y soberana Convencion Nacional de Aguascalientes, en su objetivo de unir a lo s revolucionarios, guerra que se saldo con la derrota de Villa a manos de Obregon y el posterior Congreso Constituyente de Queretaro. Marcos, evidentemente no ha vivido una guerra civil, y muy probablemente ni siquiera una "guerra sucia", tal vez por ello (y por su evidente necrofilia) habla de ellas con tanta desaprension. Pero al menos es consecuencia en su sangrienta utopia. Mucho peores que Marcos, por su inconsecuencia, son aquellos que nunca han agarrado un arma, que cuando la represion y el autoritarismo estaban en su maxima expresion nadaron de muertitos (o, como lo confeso uno de ellos: "cuando Diaz Ordaz se puso muy feo, yo mejo r me fui del pais"), y que ahora se llenan la boquita con ardientes defensas de "todas las formas de lucha" y del "derecho a la sublevacion". Uno de los objetivos explicitos de la convencion es la de que de ella salga el borrador (sic) de una nueva constitucion, para sobre esta base y la presencia de un gobierno de transicion, llamar posteriormente a un constituyente. Pero ni siquiera la Soberana Convencion de Aguascalientes pudo llamar al constituyente; lo llamo el primer jefe una vez derrotada la convencion. De alli el acierto de Jorge Alcocer cuando apunta que esta convencion no es sino la parodia de aquella. Marcos ni siquiera ha reflexionado en la constante historica nacional segun la cual todos los constituyentes han surgido como producto de revoluciones triunfantes (1824, 1857, 1917). Y su revolucion, al menos hasta el momento, no ha triunfado. Legalmente, constitucionalmente, no hay manera de llamar a un constituyente. Todo lo que sobre esto se ha escrito y dicho es producto de la ignorancia y de la irresponsabilidad, del animo revanchista contra la Constitucion del 17. La unica posibilidad estriba, sin romper el orden constitucional, en una via mas o menos asi: gana el Ejecutivo un partido proclive a la convocatoria a un constituyente (el unico que lo plantea hasta hoy es el PRD). Primero tiene que convencer al congreso y a las legislatur as locales de incorporar a la constitucion figuras como la consulta popular o el referendum. Se aprueban. Se llama a consulta popular acerca de si la poblacion ciudadana quiere o no constituyente. Y en que condiciones. Cualquier otra via, me parece, equivale a, o es un, golpe de Estado. Y no hay que olvidar que lo planteado en el articulo 39 constitucional esta acotado y encauzado por otros preceptos, sobre todo los subsiguientes 40 y 41 (ver Javier Blanco Sanchez, Excelsior, 04/08/94). Quienes apelan al articulo 39 constitucional (la soberania nacional reside esencial y originalmente en el pueblo... El pueblo tiene en todo tiempo el inalienable derecho de alterar o modificar la forma de su gobierno) como fundamento de la rebelion se equivocan, pues olvidan que la propia Constitucion establece las formas en que "el derecho inalienable" del pueblo a modificar la forma de su gobierno, se puede ejercer. Menosprecian lo que senala el articulo 41: el pueblo ejerce su soberania por medio de los Poderes de la Union. Y olvidan (como lo recordo hace poco Federico Reyes Heroles) la contundencia, arcaica pero sorpresivamente actual, del articulo 136: "Esta constitucion no perdera su fuerza y vigor, aun cuando por alguna rebelion se interrumpa su observancia. En caso de que por cualquier trastorno publico se establezca un gobierno contrario a los principios que ella sanciona, tan luego como el pueblo recobre su libertad, se restablecera su observancia, y con arreglo a ella y a las leyes que en su virtud se hubieren expedido, seran juzgados, asi los que hubieren figurado en el gobierno emanado de la rebelion, como los que hubieren cooperado a esta". El mensaje para Marcos y los convencionistas es uno: por Mexico, no envien senales de guerra, sino de paz. .