SECCION CULTURA PAGINA 38 BALAZO: FIESTA DE CUMPLEA„OS I CABEZA: a del escritor, no obstante, esto se debe en gran medida a que G.B.S. habia puesto un especial empeno en luchar por su popularidad. A Pinter, por el contrario, no le interesa la popularidad, eludiendo de una manera un tanto ostentativa toda clase de publicidad. Desde el inicio mismo de sus ya treinta y tantos anos de carrera es decir, desde el momento del estreno de La fiesta de cumpleanos, mismo que por poco termina para el en una catastofepracticamente no concede entrevistas. Tampoco toma parte activa en serias discusiones de panel, ni en los populares espectaculos-charlas; consecuentemente tampoco acepta las funciones de jurado. Y practicamente no fue sino apenas hace escasos cuatro anos que, por excepcion, compareciera publicamenete pronunciando un discurso en una reunion en homenaje a Herbert Read. Pero, para quien lo hizo, en realidad, fue para un otro escritor, dado que tomo palabra en nombre de Salman Rushdie. Acerca de su propia creacion Pinter suele hablar raras veces y en general de una manera enigmatica. Cuando en cierta ocasion se le propuso hasta mas de diez serias, profundizadas interpretaciones de su obra titulada El conserje, el al parecer no hizo mas que tan solo murmurar a reganadientes: Y, sin embargo, cuando se dice itacion y en El conserje), o bien, una fortaleza clinicamente limpia y pura, una vitrina, en la que se haya cerrado un gran aunque desprovisto de valores humanos exito (en Tiempo de fiesta, en Tierra de nadie). Con el correr de los anos, junto con la evolucion de la carrera de Pinter, los personajes de sus obras de teatro se van volviendo cada vez mas ricos, cada vez mas complejos. No obstante, el paisaje espiritual que las envuelve, no cambia. Las siguen poblando: el intruso y el defensor, el pedigeno y el pedido, el perseguidor y el perseguido. Esta no deja de seguir siendo la misma funebre mascarada, como la que conocemos ya a traves de la obra de Ionesco, sin embargo, Pinter logra percibir todavia algo mas: la naturaleza lupina del vencido y la temerosa incertidumbre del vencedor. La victima nunca constituye en la creacion de Pinter de la misma manera, por cierto, que en el caso de El proceso de Kafka unicamente una presa, un trofeo muerto. La victima se muestra constantemente predispuesta a reemprender la lucha de nueva cuenta. Es tenaz, vigorosa, astuta, siempre propensa a un contraataque. En cambio, en la obra de Pinter, los fuertes resultan siempre debiles. Se guardan de los actos de gracia ante los vencidos. Son inseguros tanto de lo que tengan, como de lo que hagan. Sin embargo, aquella famosa atmosfera, aquel lugubre ambiente, que impregna las obras de Pinter, no se desprende unicamente de la amenaza de peligro, que constituyen para si mismos los personajes que aparecen en esas obras. Pinter, con una minuciosidad de car-tografo, presenta la realidad, en la cual no cabe algo asi como la precision, lo que muestra es el averno de la falta de claridad y de exactitud. Se habla con frecuencia de que las acciones de los personajes pinterianos estan desprovistas de bien marcadas y estrictamente definidas motivaciones. Eso no es verdad. La cuestion radica en otra cosa. Lo que sucede es que Pinter utiliza un lenguaje especifico, al cual se podria denominar como un lenguaje de regates. Una vez que se hayan captado las reglas de ese habla embrollado, una vez que se haya comprendido la gramatica de ese lenguaje, todo de repente quedara claro. Al momento se sabra hacia donde van encaminadas las acciones de los protagonistas de Pinter. A aquellos que, a pesar de todo, siguieran teniendo dificultades para entender las obras de Pinter, seria conveniente recomendar, como campo de entrenamiento, el idioma ingles. Un idioma que a todos los estratos sociales les posibilita valerse de la mentira, de la hipocresia, de la agresion, de una manera discreta aunque legible. Recordemos aunque sea tan solo algunas de las expresiones mas frecuentes, empleadas a diario, de manera cotidiana, tales como: de esa escritura. Traducion de Aleksander Bugajski Tomado del semanario Forum numero, 47 (1322). .