SEC. INF. GRAL. PAG. 7 CREDITO: ROLANDO CORDERA CAMPOS CABEZA: Regimen politico y cambio democratico. Una pregunta obligada: šLo que esta en la agenda es un autentico cambio de regimen, o mas bien, este regimen, como lo define la Constitucion puede admitir cambios en el sistema politico que lleven a una democracia plena? Es probable que la diferencia no sea ni sutil ni academica; en todo caso, con tantos constitucionalistas de ocasion rumbo a Chiapas o instalados en San Angel, bien valdria la pena que los expertos le dedicaran un tiempo, sobre todo de cara a sus posibles implicaciones politicas. Con todo, vale la pena senalar que lo mas probable es que, desde el punto de vista del regimen politico, vivamos ya una especie de tierra de nadie, donde las viejas certezas sobre el autoritarismo inconmovible no hayan sido sustituidas por las incertidumbres ciertas de la democracia. La Constititucion nos define como una democracia representantiva y federal, pero no lo somos; el analisis y la practica nos advierten de un autoritarismo fincado en un presidencialismo que articula partido casi unico y gobierno interventor, discrecional, y productor incontenible de rentas y rentismos. Pero en los ultimos diez anos buena parte de ese panorama ha sido drasticamente conmovido por la crisis de la economia, el ajuste y la reforma economica y el presidencialismo ha mudado tanto que hoy, ilustres democratas y antipresidencialistas se angustian por las ausencias presidenciales y reclaman una presencia mas activa del Ejecutivo. En busca de la normalidad demcratica, como gusta decir Mauricio Merino, lo primero que tenemos que asumir es que la anterior, que llamabamos autoritaria, simplemente ya no funciona, o por lo menos es evidentemente incapaz de producir los ambientes y horizontes indispensables para un buen funcionamiento de la economia y el intercambio politico. En mi intervencion de esta manana, quisiera mas bien plantear algunas proposiciones derivadas de la experiencia reciente. Pienso que pueden coadyuvar a hacer mas complejo el objeto de nuestro debate, pero tambien mas apegado a algunas preocupaciones cotidianas que reclaman la atencion publica. 1. No hay proyecto economico sin proyecto politico. El exito economico que eventualmente pueda alcanzar una determinada estrategia, se topa con discontinuidades disruptivas que no pueden absorberse o canalizarse sino a partir de una institucionalidad politica que no sea un simple derivado de la evolucion economica. Tambien parece claro que no es viable pensar en una traslacion sencilla, automatica, de la economia a la politica. Esta ultima, como en verdad tambien la primera, supone la construccion de un ent ramado institucional especifico, que solo en el nivel de las apariencias puede asimilarse a las categorias o figuras del sistema economico. Todo esto se vuelve transparente en momentos de grandes crisis y cambios en las formas de desarrollo. Deberia serlo ya para nosotros, pero no lo es. Para unos, la reforma economica deberia ser argumento eficiente y casi unico de que la democracia sin mas tiene que implantarse... y se lo piden al presidente. Para otros, los ritmos y asimetrias de la reforma economica son justificacion suficiente para detener, frenar o modular unilateralmente las reformas politicas de orientacion democratica. Al fin de cuentas, un economicismo, ingenuo o rutinario, pero ineficaz y hasta destructivo cuando se cree en el como brujula de la accion politica. 2. No hay, sin embargo, campo para proyectos politicos singulares, ideosincraticos o unicos. La onda mundial es democratica, aunque la economia globalizada o en proceso de acentuada internacionalizacion no rinda en todos lados los frutos que se esperan de un modelo racional unico. Esta ola global de democratizacion sin correspondencias concretas en los bienes materiales, es la fuente principal de inestabilidad, conflicto y vulnerabilidad tanto del precario orden internacional que queda despues de 1989, como de los ordenes nacionales que se han mantenido o surgido al calor de la hecatombe de la bipolaridad. 3. El proyecto economico hegemonico, requiere de una legalidad general y asumida por el grueso de los actores economicos. La legitimidad, por eso, no puede provenir solo ni principalmente del "buen desempeno", sino de procesos en si mismos legitimos y legitimadores. La aplicacion de la ley debe tambien contar con un contexto de aceptacion general que es inseparable del proceso de elaboracion de esa legalidad. De aqui la importancia de tener cauces para la participacion que le den un sentido institucional a esta ultima. Democracia y Congreso son en nuestro caso figuras inseparables y solo ellas pueden abrir paso a la refundacion de un nuevo momento juridico nacional que sea productivo y eficaz desde el punto de vista del objetivo general de modernizar la politica a traves de la democracia. 4. Sin embargo, ni la democracia ni el congreso son meras extensiones de la libertad individual, politica o economica. Tampoco la legalidad necesaria puede ser la mera traduccion de las necesidades sentidas por los detentadores de los nuevos derechos de propiedad que la reforma economica produce y necesita para reproducirse. El proyecto politico tiene que ser tambien un proyecto juridico, pero lo principal sigue siendo la capacidad que se tenga de articular fuerzas organizadas y de masas, muchas de las cual es estan fuera del sistema politico vigente y reclaman representatividad e inclusion. 5. En esta necesidad y en estos reclamos reside uno de los nudos duros que problematizan u obstruyen el cambio. Representatividad e inclusion son procesos que chocan con un formato corporativo erosionado, pero que a la vez fue insuficiente para dar cauce a estas exigencias producidas por la modernizacion social, y luego la crisis y el ajuste economicos. Al mismo tiempo, estas ultimas reforzaron la incapacidad inclusiva del sistema, al reducir el Estado "economico", tanto en su dimension regimentadora, que s ervia para crear espacios economicos proclives al rentismo, como en su dimension directamente productora, que servia para crear empleos, clientelas y bases de acumulacion. Esta no es una ecuacion de primer grado; es mas bien una desigualdad compleja que implica simetrias y discontinuidades y que solo puede encararse a traves de la politica y las politicas. Y ello supone la creacion de grandes coaliciones historicas en las cuales procesar los acuerdos y los acomodos de coyuntura. Esta idea de coalicion tiene poco que ver con las vulgaridades de esta hora, sobre los gobiernos plurales, interinos, de transicion o de acomodo. Nos refiere mas bien a los grandes momentos de Rooselvelt o la Social Democracia Sueca de entre guerras. Al gran momento historico del General Cardenas aqui en Mexico. En todos esos casos los nombres se fundieron en una gran operacion hegemonica con los hombres y mujeres comunes y corrientes provenientes de todas las clases. Lo singular es que hubo funcion y no confusion. Nosotros seguimos viviendo en la segunda. .