SECCION CULTURA PAGINA 35 BALAZO:LIBRO CABEZA: Oscar Wong, a pesar de los escombros CREDITO: Alejandro Ortiz Gonzalez Vivir y en la embriaguez asir la vida, escribe Octavio Paz en alguna de las zonas pobladas de su Libertad bajo palabra, sentencia que ilumina el silabario de Oscar Wong, nutrido en la experiencia de la vida, acaso mas intensa que la de la letra impresa cuanto mas se le tienta con palabras. Recordando a Pound, Wong senalaba que el poema debe ser todo menos abstracto, la abstraccion asesina forma, fondo, senda y sentido. Consecuente con esos sus tajantes elementos de construccion poetica, Wong disemina los sentidos a su alrededor, como el pescador que lanza las redes y espera del azar algo mas que una senal, y somete a la fuerza de su mano la pesca, la pieza cobrada tras la vigilia. No hay abstraccion, ciertamente, en A pesar de los escombros, el mas reciente libro de Oscar Wong, editado por Nautilium con apoyo de una beca del FONCA. Pero subyace a su pesar esa especie de invocacion a las formas mas alla de sus esencias, de sus pretensiones. Si bien es cierto la luz es algo necesario, lo es para Wong en tanto ilustra las miserias, las ruinas que va dejando la marea: imperativa, acrecentada luz:/ ven a volcar esta mirada en la cantera del mundo. Tampoco era necesario hablar del mundo parafraseando a Becerra para saberlo ahi, cierto y acechando al que lo observa y no puede sino sumir la palabra que le cuelga de la lengua para invocarlo y mal que bien nombrarlo. De influencias, como han senalado tantos, vale la pena, primero, no arrepentirse de ellas, pero su peso no esta en la semejanza, sino en la concordia interna con que se unen esta o aquella manera de ver y desplegar. En Oscar Wong estan Chiapas y sus poetas, Sabines necesariamente, pero tambien Banuelos y Oliva, con la puntualidad de las aguas. Las presencias del mundo se traducen, pues, en la poesia sintetica de Wong, en presencias de la naturaleza, moviles constancias de la permanencia: las estaciones, la lluvia, el mar y la arena. Pero ante todo esta la ausencia, carencias que suspenden el dialogo interno del que escribe y alimentan soledades y angustias necesarias. Del libro, presentado en dos grandes apartados: Substancia de la piedra y En medio del desastre, habria que suponer la evidencia de la desigualdad, es decir, es este un libro de poemas, sin que ello signifique la total insignificancia de algunos. Cicatriz abierta, primer subapartado del volumen, se muestra como la llaga inundada de dolor que late, galopante, en espera del alumbramiento. De ahi saltamos entre escombros que semejan fragmentos de rocas en otros tiempos pulidas y abrillant adas a una poesia intimista pareciera lugar comun donde la voz tiene destinatario. En esa soledad que habla para alguien se asientan voces doloridas que someten a quien lee, pese a filtrar en ocasiones obviedades, facilismos como el ventarroon aterido en los espejos./ Por una vez el aire, el agua, el viento./ Por una vez el polvo./ En las fauces de lo oscuro chisporrotea la esperanza. .