SECCION ESPECTACULOS PAG. 54 BALAZO: EFEMERIDES CABEZA: Daniel Defoe, en busca del tiempo sonado SUMARIO: De actividad varia: mayorista de medias y fabricante de azulejos, comerciante de lanas, ostras, lienzos y periodista que navegaba de acuerdo a sus intereses, Daniel Defoe, escribe para la humanidad la historia de un hombre, Robinson Crusoe, quien hace de su busqueda de la libertad, la autosuficiencia y el valor, el gran sueno del hombre. El siguiente es un fragmento de su gran novela Robinson Crusoe, en ocasion de su nacimiento: 3 de agosto de 1660. El diario de Robinson Ahora que me toca inicar la melancolica narracion de una vida solitaria, tal como acaso nunca fuera imaginada en el mundo, quiero hacerlo desde su comienzo y proseguir ordenadamente. Segun mis calculos, habia arribado en la forma narrada a tan horrida isla un 30 de septiembre, cuando el sol en su equinoccio otonal estaba casi sobre mi cabeza, de donde calcule que me hallaba a una latitud de nueve grados veintidos minutos norte. Despues de vivir alli diez o doce dias se me ocurrio que por falta de calendarios, asi como de papel y tinta, perderia la cuenta del tiempo y no seria capaz de distinguir los dias de fiesta de los de trabajo. Para evitarlo hice un poste en forma de cruz, que clave en el sitio donde por primera vez habia tocado tierra, y grabe en el con mi cuchillo y en letras mayusculas: LLEGUE A ESTA PLAYA EL 30 DE SEPTIEMBRE DE 1659 Sobre los lados del poste practicaba diariamente un corte, y cada siete una marca algo mayor, el primer dia del mes hacia una senal aun mas grande, y en esa forma lleve mi calendario de semanas, meses, anos. Entre lo mucho que habia traido del barco encallado en los viajes arriba mencionados se encontraban diversas cosas muy utiles para mi, aunque menos que las otras, por lo cual no las describi antes. En particular plumas, tinta y papel, y objetos pertenecientes al capitan, piloto, artillero y carpintero, tales como tres o cuatro compases, instrumentos matematicos, cuadrantes, anteojos de larga vista, mapas y libros de navegacion, etc., todo lo cual traje a tierra sin saber si me serviria o no. Encontre tambie n tres excelentes Biblias que vinieran de Inglaterra con mi cargamento y que yo habia cuidado de llevar conmigo; algunos libros portugueses, entre ellos dos o tres libros catolicos de oraciones y varios otros que conserve cuidadosamente. No debo olvidarme de senalar que teniamos a bordo un perro y dos gatos, de cuya importante historia habre de ocuparme en su justo lugar. Habia traido conmigo los dos gatos, y en cuanto al perro se arrojo el mismo al agua y vino nadando a mi lado el dia siguiente a mi primer viaje al barco; desde entonces estuvo conmigo y fue un fiel companero por muchos anos. No me interesaba lo que pudiera apresar para mi, ni la compania que me hacia; hubiera solamente deseado oirle hablar, y por desgracia eso era lo imposible. Como antes he dicho encontre plumas, tinta y papel, e hice lo indecible por economizarlos; mientras duro la tinta pude llevar una cronica muy exacta, pero cuando se termino me halle imposibilitado de continuarla, ya que no pude hacer tinta a pesar de todo lo que probe. Esto vino a demostrarme que necesitaba muchas cosas fuera de las que habia acumulado; asi como tinta, debo citar la falta que me hacian una azada, pico y pala para roturar la tierra, y tambien agujas, alfileres e hilos; en cuanto al lienzo, p ronto me pase facilmente sin el. Tal falta de utensilios tornaba fatigosa toda tarea que emprendia, y transcurrio casi un ano antes de que hubiera terminado mi empalizada y las demas obras. Las estacas, que eran tan pesadas como podia encontrar, llevaba mucho tiempo cortarlas y aguzarlas en el bosque y otro tanto moverlas hasta la explanda. A veces pasaba dos dias entre cortar y trasladar uno de aquellos postes y un tercer dia en hundirlo firmemente en el suelo, para lo cual me valia de una pesada maza de madera hasta que se me ocurrio emp lear una de las palancas de hierro; asimismo me daba mucho trabajo asegurar aquellos postes. Pero ¨por que habia de preocuparme el mucho tiempo que insumian estas cosas? Bien claro estaba que me sobraba tiempo, y si mis trabajos hubieran terminado antes me habria quedado sin saber que hacer, salvo explorar la isla en busca de alimento, cosa que llevaba a cabo casi diariamente. Empece asi a meditar seriamente sobre la condicion en que me hallaba y las circunstancias a que me veia reducido, y redacte por escrito mis pensamientos, no tanto por dejarlos a mis herederos, que por lo visto serian pocos, sino para aliviar a mi espiritu de llevarlos constantemente consigo hasta la afliccion. Mi razon empezaba a dominar mis desfallecimientos, veia de consolarme lo mejor posible y a oponer el bien al mal para que mi situacion no me pareciera tan desesperada en comparacion a otras mucho peor es. Todo eso fue escrito imparcialmente, a manera de un debe y haber, senalando los consuelos que me habian sido dados a cambio de las desgracias que sufria, en la siguiente forma: Habiendo conseguido acostumbrar un poco mi espiritu a su actual condicion y abandonando la costumbre de mirar el mar por si divisaba algun navio, me aplique desde entonces a organizar mi vida y a hacerla lo mas confortable posible. He descrito ya mi vivienda, que era una tienda junto a la ladera rocosa, rodeada de un fuerte vallado de estacas y cables al que puedo llamar ahora muro porque del lado exterior le puse una base de tierra con cesped que alcanzaba a dos pies de alto, mas tarde -pienso que un ano y medio despues- agregue unas vigas y cabrias que iban de la empalizada hasta las rocas, e hice un techo con ramas de arbol y todo aquello que pudiera protegerme mejor de las lluvias, que en ciertas epocas del ano caian con gran viol encia. Ya he dicho que habia puesto todos mis efectos dentro de la empalizada y en la caverna. Al principio estaban tan revueltos, apilados sin orden ni cuidado, que ocupaban casi todo mi sitio, no dejandome lugar libre. Me puse entonces a agrandar la caverna, siendome facil porque se trataba de una roca arenosa que cedia facilmente. Ya en aquel entonces estaba seguro de que no habia fieras en la isla, y ahondando la cueva hacia la derecha hice un tunel que formaba una salida mas alla de la empalizada, lo cual me permitiria salir y entrar de lo que llamariamos la parte trasera de mi casa y a la vez deposito de efectos. Pude luego dedicarme a fabricar aquellas cosas que mas falta me hacian, como por ejemplo una mesa y una silla, sin las cuales no podria gozar de las pocas comodidades que tenia en el mundo, ya que era dificil escribir o comer agradablemente sin una mesa. Nunca habia manejado una herramienta en mi vida, pero con tiempo, aplicacion y perseverancia descubri que si hubiera tenido los elementos necesarios habria podido fabricar cuanto me faltaba. Asi y todo hice muchas cosas sin herramienta alguna, y otras con l a sola ayuda de una azuela y un hacha, aunque con infinitas dificultades. Si, por ejemplo, necesitaba un tablon, no me quedaba otro remedio que derribar un arbol, ponerlo en un caballete y hacharlo por ambos lados hasta darle el espesor de un tablon, y lo pulia luego convenientemente con la azuela. Con este metodo solo sacaba un tablon por arbol, pero como no encontraba otra manera de lograrlo me armaba de paciencia ante la enormidad de tiempo que me llevaba la sola obtencion de una tabla. Cierto que mi tie mpo y mi trabajo nada valian alli, y tanto me daba emplearlos de un modo que de otro. Asi fabrique en primer lugar una mesa y una silla, aprovechando los pedazos de tabla que trajera del barco. Despues, cuando obtuve algunos tablones de la manera ya descrita, hice estantes de pie y medio de ancho, uno sobre otro, a lo largo de las paredes de mi cueva, que servian para poner mis herramientas, clavos y herrajes teniendo todo clasificado y puede decirse que al alcance de la mano. .