SECCION ESPECTACULOS PAG. 37 BALAZO: NOCHE INOLVIDABLE CABEZA: Bolling: sensacion de plenitud musical CREDITO: ERNESTO MARQUEZ A Paco Galindo, por amigo Fueron casi tres horas de musica, cerca de 180 minutos de jazz orquestal bajo la certera direccion de un Claude Bolling estival y jolgorioso, quien en complicidad de una pulcra orquesta logro revivir la sensacion de plenitud musical, inedita hasta este momento en el alicaido ambiente cultural defeno. A golpe de espiritu cooperativo y voluntad de ofrecer no solo su creacion sino el talento de otros, como el de su mentor Duke Ellington, el gran maestro Bolling llego y cautivo. Yo estaba, desde un principio, predispuesto a atender el desarrollo de una noche que se me hacia buena para todo, y captar hasta la mas intima intencion; y percibir la intensidad que rebosaba el continuo crecer de emociones, porque, quiero decirles, habia un publico animoso, receptivo y gentil. Toda la raza estaba disfrutando como algo propio y familiar. Se miraban, se abrazaban, aplaudian, llevaban el compas de piezas conocidas o no, bailaban, se festejaban... Era una fiesta maravillosa llena de caras sonr ientes y almas que rebosaban el nivel de la felicidad. Fue algo entonces que me dije: "para que ejercer una actitud demasiado critica si las cosas transcurren a todisima..." Todo comenzo con Warm up the band que no es otra cosa que la carta de presentacion de un musico que ha apostado toda su vida por el jazz clasico. Luego vino una serie de perlas finas, tan elegantes como para hacerse un collar lucidor, en el que el hilo conductor fue la obra de Bolling y de, por supuesto, Duke Ellington: Take a train, Sophisticated lady, I let a song go out of my heart, Cotton tail, In a mellow tone, del inmenso maestro, y; Stay cool, Trom binacoulos, Sax especialties, Happy congregation, Suivez le chef y Concerto for cootie de Bolling, entre otras muchas piezas como las clasicas Que reste till de nos amours (Que quede de nuestro amor) del maese Charles Trenet, y Les feuilles mortes (Las hojas muertas) del imprescindible Joseph Kosma completaron lo que seria en sintesis una noche, por muchas razones, inolvidable. Esto lo digo porque en mi mente y en mi alma se quedo grabada la imagen y la voz de Laika, princesa de ebano, regalo de Costa de Marfil, quien con ese diseno finisimo que incubre y descubre una voz de intensa fragancia tonal y limpido fraseo me condujo a los primeros momentos de Billie Holliday. Tambien porque a ese escalofrio le siguio el repeluco de unos instrumentos que encararon con tecnica y sentimiento los arreglos de un Bolling plural, ludico y accesible. Quiero decir que entre tema y tema el maestrisimo Bolling hizo una breve historia de lo que a continuacion el y sus complices tocarian. Bailaba el regordete Claude, hacia espavientos, se introducia en el cuerpo orquestal, animaba a sus musicos y cuando llegaba al piano putisima madre! que manera de tocar, cada cancion la remataba con un pianisimo casi inconcebible. En su discurso, se acercaba compas a compas a la maxima expresion del jazz clasico, del dixieland, del ewing, del bop... y por supuesto, del in strumental. El tiempo, mis queridos amigos, paso con una rapidez inusitada y se llevo un suspiro a ese espacio para la musica llamado Arcano donde terminamos la fiesta con el disfrute siempre privilegiado de mis hermanos. Gracias Bolling! .