PAG. 18 SECCION: CIUDAD CINTILLO: CHILANGUERIAS CREDITO: Javier Gonzalez Batta* CABEZA: De la Alameda al Zocalo Parodiando que es gerundio al cronista de la ciudad sin titulo que es Ricardo Cortes Tamayo, en su inagotable fuente de meandros ocurrentes que en su columna Del Zocalo al Periferico, dedico estas lineas con referencia a recorrido tan corto pero prenado de vivencias chilangas, como es el de la Alameda al Zocalo que hizo el primo de Tadeo, actor frecuente este de las cronicas del autor de Los Mexicanos se pintan solos. Y leyendo que iba en el vagon del Metro por cierto, ¨que se traen contra la cultura todos aquellos que no respetan a los lectores al invadir y atropellar el espacio que ocupa el libro que alguien lleva abierto entre sus manos, como por no pagar boleto?, resulto que en la estacion Bellas Artes, cinco minutos sin avanzar, se informo que debido a una falla en Viaducto, el convoy reanudaria el viaje hasta despues de 10 o 15 minutos, que a la postre ya serian 15 o 20 y si, como se entiende, en estos casos siem pre se curan en salud, tal vez seria cosa de media hora o mas. Y como el calor que se siente orita en el Metro viene a resultar algo asi como la antesala del infierno, el primo de Tadeo que se llama Romeo, e igual que aquel, es chiva porque le va a las chivas no por rajon ante los judiciales, prefirio montarse en el caballo de San Fernando, ratitos a pie ratitos andando, en lo que le quedaba por llegar al Zocalo. Directo, de las escaleras de la estacion a la cabecera oriente de la Alameda, apenas lo rozaron, como en la cancion de Guty, los rubios rayos del sol por entre la fronda de los arboles. Esto debido a que, a otros a quienes tambien les gusta parodiar, los ambulantes, ya lo hicieron inspirandose en las Pergolas Angela Peralta que existian hasta hara cosa de unos 20 anos. Y ni mas ni menos que ya montaron un horrendo jacalon de lamina, muy alto y bajo cuyo cobijo le ofrecian a Romeo desde nieve de tequila hast a minipantaletas para su mujer, entre la revoltura de chaquira con lentejuela que es el comercio callejero, incapaz nadie de dejar de dedicarle al menos una reojeada deleitosa. Atolondrado Romeo enfilo rumbo a Madero. En esas iba, cruzando con el siga a su favor, San Juan de Letran, cuando epala!, dio tamano salto que si no lo hace el barbajan de la ambulancia numero 70 de los Servicios Medicos del DDF que transitaba de Juarez vuelta hacia el Eje y sin urgencia porque no ululaba (eh, ¨que tal el verbo?) la sirena, seguramente muy convencido de su obligacion, penso que si no llevaba a un herido a ningun hospital en ese momento, habia que producirlo para mejor cumplir con su deber. Y Romeo, jalisciense bragado, se encrespo. No solo en contra del arbitrario aquel sino tambien con el agente de la patrulla C-109, el cual aparentemente le queria dar la razon al gorila, restandole importancia al enojo del peaton. Son iguales, exclamo Romeo, y por eso lo defiende. Pero lo que mas le enchilo del agente fue que le decia: "Fijate mi rey cuando cruces". Y el rey, digo Romeo, se le quedo viendo con cara de que el otro fuera su subdito, y el, en efecto, dueno de una guardia real a la cual le ordenara que lo decapitaran ipso facto, a ver si habia camillero o cosa parecida que le devolviera la cabeza a su lugar. Siguio rechinando los dientes entre aparadores y cosas vistosas en lo que se le iba disipando, poco a poco, el piquetito del higado. Vio una camisa de oferta. Lo decepciono que solo hubiera de manga larga. En epoca de calor ponle frio a tus compras, dedujo, y asi lo hizo. Asocio las mangas cortas de la camisa con los cortos no le gusta decir "shorts" de una pareja de embobados turistas. A el solo le llamo la atencion el pantaloncito (que largo, es mejor short, (¨no?) de la gringuita, un poco cheroke la piel, advirtio tambien de reojo. Comprobo su agradable apreciacion al ver la manada primaveral (mi corazon late como burro sin mecate) de machos detras del short. Y agradecio al dios del turismo ni Hank ni Coldwell ni Savignac, a nombre de aquellos y propio, el haberles concedido esa gracia contemplativa. Una de cal en el camino, penso. *Periodista .