SECCION ESPECTACULOS PAGINA 46 BALAZO: Miradas a Coltrane CABEZA: LA ANSIOSA BUSQUEDA DE LA LIBERTAD CREDITO: DAVID CORTES El aire, calido, ligero, sirve de conductor al sonido, a ese amasijo de blancas, negras y corcheas siempre demoledor, turbulento, en el que se convertia la musica de John Coltrane. Por ese medio las notas sorteaban obstaculos, derrumbaban barreras, abrian brechas y, finalmente, arribaban a quienes, ansiosos y esperanzados, deseaban atraparlas, apropiarselas. Y ese mismo aire servia de balsa para transportar la mirada del saxofonista, una mirada que, sobre todo en los ultimos anos, carecia de contencion; mirada avida, mezcla de expectacion y melancolia que en los ultimos anos fuera el sello, el distintivo de Coltrane. ¨Hacia donde miraba?, ¨que era lo que sus ojos, fijos, escrutadores, buscaban?, ¨que era lo que no encontraban y, sin embargo, tanto anoraban? Las fotografias clasicas de Coltrane, aquellas en las cuales se le muestra con el instrumento de toda su vida pegado a los labios y con la mirada puesta, detenida en un punto invisible, son una sintesis de su existencia. Ellas retratan el lado oscuro, la insatisfaccion dominante con la que convivio los ultimos anos. Toda su vida Coltrane realizo una cruzada con su saxofon; a su manera se convirtio en un predicador. No pretendia decir a los demas lo que debian hacer, pero su sonido era el del sufrimiento y la melancolia. Si en su hablar era parco, se volvia prolijo al embocar su instrumento y, si alguna nota era incapaz de reflejar su interior, sus ojos se encargaban de acotar aquello que el verbo sonoro dejaba fuera. Si en sus primeros anos miro hacia atras como condicion indispensable para situarse, si en esa etapa de formacion se volco sobre la tradicion a fin de luego despojarse de ella y salir con una nueva investidura, al madurar su voz dirigio esa mirada hacia adelante, aunque sin olvidar el sufrimiento, la desolacion, la tristeza. En 1955, cuando Coltrane se integro al grupo de Miles Davis, era un saxofonista en ciernes y la seguridad estaba todavia por llegar. Al lado del trompetista, Coltrane tomaba los solos, pero la ausencia de confianza lo impelia a mirar hacia abajo, a buscar en el suelo aquel asidero por el cual clamaban en su interior. Aun no formaba del todo su filosofia, sabia que esta debia girar alrededor de la musica, pero no tenia todos los elementos conjuntados. Incluso en las noches, cuando tomaba su saxofon pero no l o soplaba, una miriada de sonidos se paseaba por su cabeza, los dedos atacaban las claves, ganaban agilidad, destreza, pero quedaban insatisfechos. El escuchaba algo en su interior, pero no podia transmitirlo con fidelidad, no lograba atrapar ese zumbido amorfo y traducirlo en musica. Si existe una clave interesante en el desarrollo del Coltrane jazzista, este no debe disociarse de la historia y la cultura del negro afroamericano. Primero volteo hacia el gueto una mirada local pero aglutinante; entendio que solo a partir del entendimiento de la cultura en la cual estaba inmerso podia discernir el futuro, aunque para llegar a ese futuro, y sobre todo plasmarlo en sonidos, tuviera que retroceder hacia las ancestrales raices, a esa Africa en la cual todo, sin excepcion, parece haber iniciad o. Probablemente por eso, cuando el fin de Coltrane se acercaba, su mirada adquirio un brillo extrano, una chispa inusual en donde la nostalgia por el continente se acentuaba, un continente al cual estaba fuertemente atado pero que nunca pudo visitar y con el que se ligo de multiples maneras (lecturas, conferencias, conversaciones, musica), un continente al que concebia libre y que retrato maravillosamente en la libertad incontenible que sus ultimas producciones tomaron. En esa ansiosa busqueda por una libertad, tambien habia una carga mistica que producia una ambigedad en el pensamiento del saxofonista, pero que al llegar al disco o a las presentaciones en vivo se resolvia mediante una intensidad sobrecogedora, porque cada vez que llevaba el instrumento a la boca hablaba a traves de el y se comunicaba incluso con mayor eficacia. Alguna vez fue un junkie, pero tambien termino siendo un santo. Cuando visito Japon acudio al War Memorial Park de Nagasaki y alli oro por los caidos en la Segunda Guerra. El gesto, un retrato en donde se engloba la sencillez y humildad de Coltrane, habla por si mismo, define al hombre para quien el sufrimiento fue uno de los motores esenciales de su musica, por que este y la melancolia que lo embargaban eran de un caracter universal, provenian no de sus experiencias sino de las de los demas, de las postales humanas observadas en sus continuos viajes. Coltrane aspiro a construir una musica perfecta, una musica que hiciera las vidas de los demas mas soportables y con significado. Y quienes alguna vez tuvieron la fortuna de escucharlo incluso en sus interminables exploraciones aseguran haber percibido esa persuasiva intensidad, el mensaje personal en el que si algo era advertible era el hecho de tratar de constituirse en una fuerza del bien. Su sonido era tan expresivo que era como atender el ll amado de un profeta, de un pedicador o de un iluminado. La vanguardia, lo supo Coltrane, no paga. Como otros de sus contemporaneos, accedio a la inmortalidad con la muerte. Y fue una desaparicion tan temprana que las nuevas generaciones no podrian apropiarselo de no haber sido por algunos de sus continuadores. Han sido ellos el principal impulso para recurrir a la fuente original, para hurgar en el creador de toda una simiente, un observador que miro siempre hacia adelante y que antes de llegar a su ansiada meta fallecio, no sin antes dejar sembrada una vasta ob ra que aun ahora resulta inagotable. .