SECCION ESPECTACULOS PAGINA 37 BALAZO: ANTROS CABEZA: Vacaciones chilangas: guia de pecadores CREDITO: XAVIER VELASCO UNO Querida Prudencia: Reventado no es el que sale todos los viernes, sino el que sabe a donde ir en lunes. El que se las arregla para encontrar fiesta en la noche del primero de enero. El que domina el reventon en Semana Santa, cuando la ciudad es toda dunas y la visita de Las siete casas nunca incluye las moradas que uno en verdad querria visitar. Nuestra expedicion comenzo en el Jemma, de Insurgentes: calida y confortable agencia de contrataciones con servicio de bar, donde al desempleo se le combate con sonrisas taimadas, soplidos en la oreja y cosquillitas en la nuca. Las pobrecillas desempleadas muestran, a menudo, rostros angelicales, complementados por profundos escotes y negras medias de encaje. Mujeres altas, de modales mas refinados que la gran mayoria de sus colegas, dispuestas a pasar la noche completa en compania del primer galan que se ponga guapo con noventa dias de salario minimo aunque justo es decirlo, mas de una prestadora del servicio nos hablo de atractivos planes de credito. En el bano, un pizarron con letras de plastico nos alerta con la noticia de que no se consentira el trafico con drogas, pero un malandrin ha cambiado a dos letras de lugar, advirtiendonos asi contra el trafico de gordas. El comienzo de este crucero nocturno ha sido un exito: Decididos a entablar una feroz competencia en el antiguo arte de magullar-y-no-comprar, los expedicionarios pidieron un par de tellas e invitaron a sentarse a dos nativas, las cuales mas temprano que tarde nos tumbaron a todos. Reconoce un expedicionario: Lo que sea de cada quien, las chicas Jemma seran muy careras, pero de que chupan, chupan. DOS Querida Gracia: El Casablanca no es antro remilgoso. Si usted logra esquivar al monigote de la entrada, que esta empenado en sacarle una propina a cambio del generoso favor de quitarse de en medio, podra alcanzar una mesa desde cuyas costas se mire a la orquesta que, formada en una sola hilera frente a la pista, inyecta nitroglicerina en las arterias de gozones y licenciosos, con el volumen hasta arriba. Imposible comunicarse verbalmente a media cancion: situacion mas que propicia para pedirle al cuerpo que sea el quien se exprese, ya sea por el siempre libertario conducto de las danzas caribenas o, mejor aun, a traves del lenguaje de las caricias, que por causa de su misma urgencia permite grandes, hipnoticas dosis de sinceridad. Sobre todo si esas platicas se acompanan con el numero reglamentario de chupines, que como todo el mundo lo sabe es de seis para arriba. ¨Estado de ebriedad? Estado de Gracia! Los expedicionarios se han felicitado por la existencia de otro sitio comprensivo, cuyas puertas se abren cuando mas lo necesitamos: en estos dias huecos cuyas largas noches es preciso acortar por el bonito atajo del reventon. En cuanto a las senoritas que, con una cierta intermitencia, se han presentado en la mesa para brindar el favor de su compania, las opiniones se hallan divididas: antes del segundo galon de cuba libre, casi todos menospreciaban sus atributos fisicos. Poco despues, no hubo quien las bajara de divinas. Dos de ellos prometieron sacarlas del Casablanca y ponerles una casa de verdad. TRES Querida Esperanza: Los expedicionarios traen cruda moral. Decididos a no terminar arrejuntandose con la primera furcia que los agarre presas de una papalina rayana en el estado comatoso, resolvieron dejar el mal camino y venir a buscar esposa en el Bar Mata, cuyas concurrentes no conocen mas fichas que las del tablero de backgammon. ¨Como ibamos a saber que esas dos rubias de pantalon ajustado, botitas de ante negro y sonrisa de fluoristan resultarian, ya en el terreno de los hechos, unas autenticas fichitas? ¨Pero que tal cuando llegamos? ¨No le soltamos un propinon al elevadorista, porque segun esto su vehiculo nos conduciria directo a los cielos del Idilio? Ni modo: esas son las vicisitudes que enfrenta quien, seducido por los riesgos propios de tan loable actividad, se lanza a practicar el turismo nocturno en dias inconvenientes. Esperanzados en que el penthouse del edificio en la calle de Filomeno Mata cambiaria radicalmente el rumbo del crucero, habiamos acudido a el seguros de que ningun antro que abre domingo y lunes puede quedarle mal a un verdadero reventado. Pero el Mata, pobrecito, no se hallaba en uno de sus mejores dias, cuando el aire hierve de caras bonitas entre las obras escogidas de Gianni Versace. De modo que solo llego hasta nuestra cubierta un par de mininas cuyos odometros registraban cantidades fantasticas de leguas recorridas. Pero en tiempos de guerra, ya sabemos: cualquier piedra es granada, de modo que los expedicionarios decidieron cerrar los ojos al cuenton que se les venia encima (las chicas de rostros matrimoniales chupaban mas que las del Jemma). Y en cuando al promedio de bateo, chin!: ceros para todos. CUATRO Querida Caridad: ¨Por que sera que los porteros de los antros son pedigenos profesionales? A nadie le gusta eso de penetrar al tugurio con la huella de una tarascada en la cartera. Y lo que es en el Bar Leon congal mas que centrico, equipado con hotel a la puerta y catedral a media cuadra los hombres del acceso no dejan ir vivo a nadie. Y los musicos tampoco: desde que uno pisa el pasillo que conduce a las entradas del hotel y el antro, puede ir cascando que tal se las gastan los responsables de armar en el escenario un guateque costeno que, repetidamente, ha llevado hasta sus bahias a dignos representantes de cada una de las clases sociales: politicos, boxeadores, socialites, periodistas, empresarios, raterillos, raterazos, yuppies de todas las razas, golfas de todos los credos y noras de todos nuestros respetos. En la diminuta pista de baile, dos de los expedicionarios se han reventado los ojos de pescado jaloneando a un par de ex novias ex alumnas de la ibero ambas, por supuesto, vivieron la epoca mas gla morosa del Leon: cuando ni el mismo Bandasha le ganaba en cache. El Bar Leon es como el Yankee Stadium: esta viejo y escondido, pero hinchado de leyenda. Y si se trata de burlar al hastio en una noche desierta, el Leon es un complice de primera. Lo cual no evita que incurra en el pecado que tantos antros cometen contra los solitarios: nada hay para ellos, a menos de que lleguen en monton. Es mas: si no se tiene la suerte de toparse adentro con un viejo amor, ni la intrepidez para reclutar otro nuevo entre las mesas, ni tampoco se ha tomado la prevision de llegar acompanado, lo mas seguro es que uno termine bailando como dona Lola. Y del Hotel Leon ni hablemos: sus habitaciones se reservan para los jonroneros. CINCO Querida Selene: ¨Recuerda usted la noche de Los Mariachis? Permitame refrescarle la memoria: salimos a medianoche de un concierto, era lunes, era enero, habia luna llena y no deseabamos detenernos. A la una nos cerraron el Mata, de modo que huimos hacia Garibaldi y terminamos en Los Mariachis, que como su nombre no lo indica, es un antro de contenido ciento por ciento salsero. Trepamos por unas escaleras que, estabamos seguros, conducian al edificio del cual San Pedro es conserje. Adentro se hallaba fauna urbana de toda clase, desde cafiches y vedettes hasta maridos y esposas. Si los vodkas no me enganan, habia un par de pistas casi vacias, en una de las cuales usted logro extirpar, con irregular exito, algunas de mis mas estridentes torpezas. ¨Eran las dos o las cuatro? No importaba entonces, y menos ahora: Los Mariachis nos recibio sin pedirnos un cover, ni exigirnos consumo minimo, ni taclearnos a la salida para checar si acaso estabamos huyendo sin pagar. Cuando usted, seguramente sublimada por los efluvios del plenilunio, se comio varias de las rosas que alli dentro le compre, los parroquianos en derredor nuestro se mostraron afables y hasta encantadores. Supe asi que en un lugar como este casi nada puede aspirar a ser nuevo, ni excesivo, ni excentrico: sus asiduos todo lo han visto, y a todo estan acostumbrados. Cierto: a esta postal le falta la luna llena, pero ya ve usted que no hay antro que de por si la contenga: es necesario llegar con ella dentro. SEIS Querida Encarnacion: Impedida de entrar a Los Mariachis, que aunque usted no me crea estaba cerrado, la expedicion se consolo en su antro hermano: el Tropicana. Ambos congales, situados en los dos pisos de una misma construccion, suelen funcionar juntos, y si uno de ellos esta indispuesto el otro le sirve de relevo. A la entrada, tres mujeres atrapadas por la voragine pasional de los cuarenta accedieron a entrar en compania de los expedicionarios, pues aqui es regla que quien no viene con pareja rebota de inmediato hacia el desamparo callejero (una vez mas, los huerfanos nocturnos reciben trato de perro sin dueno). Ya en el interior, nos topamos con otra expedicion: un verdadero catalogo de gorditas en los mas variados estilos, tamanos y sabores. En un antro consagrado al rito del baile, donde ni el ambiente ni el amanecer son pretextos para meterle freno al reventon, las gorditas resultaron regalo celestial para los expedicionarios que, no se si por el ambiente reinante o por las vibras que trajeron del camino, agarraron un tapete bailarin al que nada pudo sofocar, aun a sabiendas de que amanecerian trasijados como un protagonista del Via Crucis en Iztapalapa. Pero la memoria, que en determinados congales escribe con tinta borrosa e imprecisa, dificilmente registrara que fue lo que paso aqui, y casi nadie sabra si estuvo en Los Mariachis o en el Tropicana. Imposible recordarlo cuando, entre las brumas de un pasado ingravido, un antro parece la encarnacion del otro. SIETE Querida Soledad: Ayer se me rajaron los expedicionarios. De modo que la llame a usted, y con usted me lance a buscar cobijo, en medio de una noche quieta como los difuntos. Pero ya me he cansado de repetirlo en mis postales: los amantes de Soledad no son bien tratados en la mayoria de las cuevas. Donde me dejaban entrar, me relegaban a las mesas mas furris, alli donde las mismas moscas se avergenzan de ser vistas. Por eso agradeci el mudo recibimiento que nos dio Las Espuelas de la Salsa. Desde la delicada ambigedad de su nombre hasta las escaleras lugubres por las que uno trepa con los brios propios de un invitado de honor, Las Espuelas promete. No habia pedigenos a la entrada, ni un cacique vestido de capitan preguntando si va uno a empujarse dos copitas o el frasco entero. Habia, eso si, un encanto siniestro que me trajo el dulce aroma de lo que llaman deja vu: esa cosquilleante sensacion de que uno ya bailo en esta pista, ya debrayo en esas mesas y ya se tropezo en aquel piso. Claro! Fue en la noche del 1o. al 2 de enero de nosequeano!, le jure al espejo sobre el lavabo y sali, seguido por los ojos incisivos de una mujer oscura que bebia tequila en su silla solitaria. Pase de largo porque usted, Soledad, me esperaba en nuestra mesa con dos cuaquitos de tequila. Las Espuelas de la Salsa es un territorio tan libre como los espiritus de quienes acostumbran trasnochar en lunes, asi sea 1o. de mayo. Cuando a la Plaza Garibaldi se le hace cara de vieja fodonga, los mas bravos mariachis ya se echaron para atras y hace un chico rato que los teporochos yacen cada uno en su rincon, los turistas nocturnos de Las Espuelas apenas estan pensando en salir, quizas, ¨por que no?, en direccion al murcielaguesco Riviere. Sobre todo si fueron beneficiados por el premio que la empresa concede a sus mas leales adeptos: de lunes a miercoles, Las Espuelitas se mochan con dos tellas por el precio de una. Claro que Las Espuelas no es el cielo; imposible pasar por alto que tras sus ventanas desvencijadas, bajo la negrura de una noche turbida como sarcofago, se respira un deleitoso tufo a Purgatorio. Pero, despues de todo, ¨no es el Purgatorio una justa recompensa para quien ha osado reventarse cuando la orden era recogerse? .