PAG. 2 SECCION: INF. GRAL. CABEZA: Los dilemas de un liderazgo CREDITO: Jacqueline Peschard El acotamiento que sufrio el espectro partidario en la contienda presidencial de 1994 coloco a los tres principales partidos, alrededor de los cuales se alineo el 93 por ciento de los votantes, ante el reto de replantear sus estrategias de lucha politica de cara a la existencia de mayores espacios de competencia. Dada su corta vida, el PRD tiene, ademas, que institucionalizarse, es decir, que resolver su relacion con su lider fundador para asi consolidarse como fuerza politica organizada. Una de las premisa s de la teoria de los partidos politicos es que para que estos se asienten como tales es indispensable que logren sobrevivir a su lider personal. No cabe duda de que el PRD no puede explicarse sin la figura de Cuauhtemoc Cardenas, no tanto porque el partido sea una extension suya, como suele suceder en partidos que surgen de un personaje carismatico, sino porque es quien ha hecho posible mantener integradas las diferentes y hasta encontradas tendencias que lo conforman, o sea, es el unico que hasta ahora ha podido preservarlo de la fragmentacion. Es por ello que, si de lo que se trata es de fortalecer una corriente de centro-izquierda como se quiere el PRD, es necesario que se defina el papel que va a jugar Cardenas dentro del mismo. El enfasis que tanto Cardenas como su partido colocaron desde sus origenes en la lucha por la Presidencia reforzo el peso politico y la autoridad del hijo del General dentro de la estructura del partido del sol azteca, pero al mismo tiempo desplazo a un segundo plano la razon del partido. De hecho, privilegiar el objetivo del lider obligo al partido a dejar en sus manos una de las facultades que miden la fortaleza de una organizacion partidaria: su capacidad para determinar el proceso de seleccion de sus ca ndidatos a los puestos de eleccion. El interes por impulsar la candidatura de Cardenas entre organizaciones sociales no partidarias en 1994 llevo al PRD a depositar en sus manos la definicion de la mitad de las candidaturas plurinominales del partido que serian ofrecidas a personas de la llamada sociedad civil, sin compromiso partidario alguno. Pero apostar todo a la contienda presidencial significo un problema incluso para el propio Cardenas, ya que mientras que en 1988 habia podido capitalizar su derrota a partir del fraude cometido, en el proceso de 1994 que probo ser razonablemente limpio dicha posibilidad se disolvio y muy rapidamente el centro del debate giro del cuestionamiento a los resultados electorales a la definicion de la futura reforma politica. Es cierto que en tanto las condiciones de la competencia entre los partidos sigan siendo tan profundamente asimetricas como lo son en la actualidad (el informe de los Consejeros Ciudadanos sobre los gastos de campana de los partidos politicos en las pasadas elecciones presidenciales asi lo evidencio), Cardenas podra conservar los recursos ideologicos que conquisto en 1988, es decir, podra seguir teniendo una autoridad moral para convencer a franjas importantes de la sociedad a favor de su causa y en contra del gobierno priista. Esta facultad es particularmente importante en el momento actual en que las relaciones de la sociedad con el poder estan marcadas justo por la falta de credibilidad. La discusion sobre el papel que habra de desempenar Cardenas en el futuro proximo fue colocada sobre la mesa por el libro recientemente publicado de Adolfo Aguilar Zinser, su vocero de campana en 1994. Aguilar ha propuesto que Cardenas abandone la idea de ser una vez mas candidato a la Presidencia, para devenir el lider moral del movimiento democratizador ahora en ciernes. Dicho de otra manera, ratifica la postura de grupos alrededor de Cardenas en el sentido de que el PRD le queda corto y que su liderazgo debe ir mas alla de las pugnas y los intereses internos del partido. Esta propuesta puede ser una salida para Cardenas, pero no para el PRD que hasta el momento no ha podido independizarse de su lider fundador, y que tiene por delante el reto de mantener su viabilidad como fuerza politica, o como dijera Porfirio Munoz Ledo, de erigirse en una opcion real de poder. Hoy por hoy, Cardenas es el fiel de la balanza dentro del partido del sol azteca; es quien resuelve las controversias internas y mitiga las tendencias centrifugas, pero sus metas y proyectos en tanto lider no estan en consonancia con los objetivos del partido. En ocasion del ultimo Consejo Nacional del PRD el mes pasado, la mayoria de los miembros de dicho organo colegiado se pronuncio a favor de impulsar el dialogo con el gobierno y el desarrollo de la mesa de negociaciones en torno al Acuerdo Politico Nacional del 17 de enero. Varios de sus dirigentes formales expresaron la necesidad de que el PRD abandone el radicalismo contestario que lo caracterizara durante el gobierno salinista para buscar el encuentro con otras fuerzas interesadas en la democratizacion de l pais, es decir, estan a favor del establecimiento de pactos politicos, incluso con el gobierno. Resulta alentador que los cuadros perredistas se hagan cargo de que tienen una deuda no solamente con los cerca de 6 millones de votantes que los favorecieron en agosto pasado, sino con la construccion de una opcion de izquierda viable, definida a partir de sus propios objetivos y aspiraciones y no unicamente en tanto reaccion ante el partido del poder. En tanto su lider natural, Cardenas tendria que trabajar en ese sentido. .