PAG. 41 SECCION: ESPECTACULOS CINTILLO: Auditorio Nacional CABEZA: Mana: nada nuevo bajo el sol CREDITO: Luis Roberto Serdio Imposible no reconocer el exito de Mana en el Auditorio Nacional. Imposible no imaginar -y sufrir- los gritos desaforados de sus admiradores -ninos y adolescentes en su mayoria-. Imposible no prever la enesima repeticion de un espectaculo que ha perdido frescura y no presenta ninguna alternativa... Imposible negar que Mana le cumplio con largueza al publico que colmo de entusiasmo, ruido y fervor la primera de sus cinco presentaciones en el coso de Paseo de la Reforma, y que al final se sintio generosamente retribuido con los dos encores y las canciones que nutren su particularisima educacion sentimental. Y es que la noche del jueves resulto impresionante el coro gigantesco unido a la voz aguda de Fher. Las miles de gargantas calcando, haciendose eco de las ocurrencias de un cantante empecinado en predicas y discursos ecologistas, en mensajes concientizadores, en demagogicos extravios. De ahi que el exito ¨Donde jugaran los ninos? haya convocado la fugaz solidaridad de un publico nerd, predispuesto a seguir en todo a sus idolos, a ovacionarles el minimo detalle, a seguirlos en sus brincos y jalones ( remember Gloria Trevi), en sus inicuas arengas, en sus inocuos albures. "¨Que desayunaron hoy?", pregunta Fher. Y la obviedad impone la respuesta: "Huevos!" Y entonces incita, invita, induce a la gente en seguirlo en una rola que ha derivado en himno de pseudoinconformes y valemadristas con autorizacion familiar: Me vale. Y asi, de pronto, el Auditorio se puebla con toda una generacion de falaces impugnadores, de radicales instantaneos que no reclaman la pesima sonorizacion, el exceso de ruido, los alaridos que impiden apreciar la -poca o mucha, dependiendo del estado d e animo, gusto y condicion auditiva- calidad del grupo, la inexplicada ausencia de Ivan y de El Vampiro, puntales indiscutibles en la formacion original de Mana. Y de esta manera, ante la complacencia y la aceptacion del respetable, bajo el liderazgo de Fher, el conjunto tapatio continua desgarrando la noche, minando el territorio de la pasion encorsetada, exhibiendo su voluntad y sus limitaciones, los fieros alcances de la trivialidad, la certeza de una primitiva aldea planetaria. Nada sorprende en la noche de Mana en el Auditorio. La cronica ha sido anunciada desde hace mucho tiempo. Desde siempre, quiza: ninas enloquecidas, enfebrecidas y gritonas; padres "alivianados" aleccionando a sus hijos; parejitas cachondonas en el ritmico vaiven del faje; lucesitas intermitentes; brazos en alto en busca de la perfeccion coreografica... Y sobre el escenario: un grupo de musicos perdidos en su propio -reciente- pasado, sin nada nuevo en su oferta, explotando otra vez sus exitos archiconocidos : La Chula, De pies a la cabeza, Vivir sin aire, Rayando el sol. Un conjunto voluntarioso y alegre, hiperkinetico y autocomplaciente. El concierto culmina en medio del estruendo. Pavlovianamente, el publico exige su prolongacion. La sala se llena de luz. Sobreviene el silencio de los inocentes. Poco a poco la gente abandona sus butacas... Afuera, sucede la tradicional romeria. La venta furiosa de todo tipo de souvenirs: vasos, playeras, llaveros, encendedores, corcholatas decoradas. La imagen de Mana persiste en la atmosfera, en el entusiasmo de sus fanaticos. Sin embargo, en el animo del reportero queda la sensacion de vacio, el h artazgo de una musica light, definitivamente desechable. .