PAG. 43 SECCION: ESPECTACULOS CINTILLO: HETERODOXIAS CABEZA: Steely Dan, idoneo para comenzar CREDITO: DAVID CORTES En los setenta el amo de la calle era el Emperador, quien solia hacer una llana distincion: gruesos y fresas. La diferencia de estar en uno u otro bando era abismal. Los primeros se arrogaban derechos, cortejaban a las mas buenas de la colonia, tenian las pelotas suficientes para cometer alguna fechoria y escuchaban los discos mas pesados; los otros, si querian, podian contemplar y esperar. Estar del lado de los fresas tenia sus ventajas, como por ejemplo escuchar a Steely Dan, banda despreciada no solo por los acostumbrados a los sonidos tortuosos, sino incluso por los mismos fresas que encontraban en ellos demasiada exquisitez. De hecho, no obstante haber regresado a los escenarios el ano pasado, Donald Fagen y Walter Becker continuan en el limbo. La elegancia, una de sus dotes mas celebradas y siempre encubierta por la sencillez, era demasiado sofisticada para los cartabones rockeros y muy ingenua -incluso primitiva- para el circulo jazzistico. Steely Dan no tendria que estar en esta columna, pero se ha colado por razones estrictamente sentimentales. Grupo fantasma, consolidado a partir de musicos perifericos y que nunca pudo actuar, ya no constantemente, sino con la suficiente consistencia en directo, Steely Dan opto por dignificar al pop en momentos en que este era vacio, recurriendo a tenues elementos jazzisticos, encontrando la formula en la construccion de pegajosas melodias, de ganchos identificables y soportandolos con buenos arreglos en lo s cuales la finura era la predominante. Piezas como "Do it Again" o "Reelin in the Years", ambos pertenecientes a Cant Buy a Thrill, su primer disco, llegaban con su ligereza hasta adentrarse profundamente. Steely Dan entraba sin tocar y se posesionaba; pero mas alla de esa habilidad para trabar temas comerciales con cierta sustancia, el grupo servia de catalizador. Cuando en los setenta Juan Villoro hacia de El lado oscuro de la luna el unico oasis radiofonico del cuadrante capitalino, tuvo a bien armar un ciclo de diez programas de la estrecha relacion entre jazz y rock. Una de las bandas preponderantes en ese somero recorrido fue precisamente Steely Dan. Su inclusion no fue gratuita, si el grupo tiene un valor es el de despertar y motivar a los escuchas a internarse en otras veredas. En ese sentido, se trata de un grupo de transicion que permitia posar los ojos en otros horizontes sin temor alguno. Idoneo para comenzar. Al menos eso sucedio cuando Steely Dan vivio sus anos de gloria y grabo discos como Pretzel Logic (74), Katy Lied (75), Aja (77) o Gaucho (80). Entonces, Fagen y Becker colocaban un buen numero de temas en las listas de exitos y los convertian en clasicos instantaneos. Pero el tiempo no ha sido benigno con el dueto. A pesar de la solidez de sus temas, una patina de tiempo ha oscurecido el colorido de antano y Remastered. The Best of Steely Dan Then and Now (MCA, 1993), no obstante la atinada seleccion de composiciones ("Rikki Dont Lose That Number", "Hey Nineteen", "Josie", "Bodhisattva", "FM"), se sostiene unicamente por su nostalgia. Cierto, sirve de introduccion, pero a cada momento se escucha como en eco y al fondo la voz de Emperador con su despectivo grito. El verdadero avance es que en vez de llamar a Steely Dan fresas, habria que resemantizarlos bajo la etiqueta de lights .