SEC. INF. GRAL. PAG. 3 CREDITO: GILBERTO GUEVARA NIEBLA CABEZA: La justicia sitiada La justicia mexicana es habitualmente lenta y parsimoniosa, pero recibe un reclamo vigoroso de parte de la sociedad, como ahora sucede, y reacciona con premura y nerviosismo tratando mas de apaciguar a los reclamantes que de cumplir con eficacia su mision. Una desmedida atencion a la opinion publica, induce tambien al error. Y los errores, fatalmente, se pagan. Creo que en el caso de la investigacion del asesinato de Luis Donaldo Colosio ha sucedido esto. En la respuesta judicial parece que se ha perdido de vista el objeto de la accion judicial y, en cambio, han tratado de realizar muchas acciones ostensibles. El mensaje que se envia es: "estamos trabajando"; aunque los productos de ese trabajo esten lejos de ser lo que se buscaba en el origen. El afan de atender las presiones de la demanda, ha desvirtuado el desarrollo tecnico de la investigacion y, secundariamen te, ha despertado en el pais una fiebre de especulacion, sospechas, calumnias, malentendidos y disparates. Lo que esta resultando de esta intervencion no es la justicia, sino un remedo ritual que, por anadidura, nos esta abismando en la confusion y en las sombras. ¨Por que la premura en hacer publica la hipotesis de que existia un complot? ¨Sobre que bases solidas se dio este paso? ¨Por que la urgencia de dar informaciones parciales que solo han alimentado la especualcion? ¨Por que las consignaciones al vapor de segundas personas? ¨Por que no se espero a brindar una informacion final consistente y seria? La respuesta, a mi parecer, es muy simple: las autoridades han venido cediendo, una y otra vez, a las presiones del publico y, en particular, a la demanda de los inf ormadores, es decir, de los periodistas. La fuerza de demanda de estos ultimos se habia hecho ostensible el mismo dia del crimen, cuando centenares de periodistas, desorbitados, se lanzaron sin respeto alguno sobre el hospital en donde se atendia a la victima atropellando personas y cosas a fin de obtener a toda costa la primicia de alguna noticia. Esta pujante demanda de noticias y este afan de atencion a la demanda han hecho de la investigacion judicial mexicana mas importante del siglo XX una lamentable tragicomedia que no solo devalua al gobierno, sino que demerita a todos. Un complot politico es una confabulacion: es tramar en secreto una accion contra alguien; accion que tiene un sentido y una explicacion politicas. "Es un trato, dice Maria Moliner, entre varias personas para obrar contra alguien, particularmente contra el gobierno establecido". En la primera informacion que recibimos sobre los lamentables y tristes sucesos del 23 de marzo en Tijuana, no habia complot. Las noticias presentaban a un hombre solitario que, amparado por una multitud en movimiento, sobre un terre no muy disparejo, saco una vieja pistola y disparo, a sangre fria, primero sobre la cabeza y luego sobre el abdomen de Luis Donaldo Colosio. El autor era un individuo humilde, fracasado, inteligente, que vivia en soledad extrema, casi autista, emigrante, perteneciente a una minoria religiosa, hijo de padres separados, etcetera. Un cuadro arquetipico de la persona que pretende superar la miseria de su existencia anonima a traves de una accion delirante y escandalosa. Los elementos del crimen estaban a la vi sta y encajaban todos como las piezas de un rompecabezas: se trataba de una accion delirante y tan rudimentaria que no aceptaba explicacion de mayor complejidad. Pero el pais vivia una convulsion que, aunque venia de 20 anos atras, se disparo el dia 1 de enero en Chiapas. Atraso politico, condiciones de excitacion colectiva, turbulencias animicas... Todo esto actuo decisivamente para que la mente de los mexicanos se aventurara por caminos similares a aquellos que siguieron los estadounidenses con el asesinato de John F. Kennedy. Pronto se vio que la gente no estaba dispuesta a aceptar explicaciones sencillas. Un afan por encontrar una cara oculta en todo lo que suce dia comenzo a apoderarse del pais. Varios dias despues, un diario de mSan Diego, California, presento una secuencia de fotografias en las cuales se veia a un hombre alto, con gorra, que aparentemente (y solo aparentemente) extendia el brazo para abrirle paso al asesino. Surgio entonces la teoria del complot. No paso mucho tiempo, cuando las autoridades dieron a conocer varios documentos filmicos que tuvieron mucha espectacularidad pero que, a ciencia cierta, poco aportaban para demostrar un complot. Los vid eos de marras ayudaron a establecer, en forma aparentemente definitiva, que la muerte de Colosio se explicaba no por la accion aislada de un solo hombre, sino que era el resultado de una maquinacion urdida por varias personas. Se inicio entonces una avalancha de sospechas, imputaciones, rumores, calumnias, acusaciones y especulaciones. La mezquindad y la mendicidad comenzaron a llenar amplios espacios de nuestra vida publica. El consenso dice Bobbiono es noticia; lo es mas el disenso y la protesta. Desde esas fechas los medios de comunicacion han medrado con la teoria del complot, atribuyendole las mas disimbolas configuraciones. El complot ha sido explicado por la intervencion de actores tan disimbolos como los protestantes, el EZLN, el PAN, el PRD, el PRI, los narcotraficantes, Manuel Camacho, el imperialismo estadounidense, Jose Cordoba Montoya, el presidente Salinas, los chicanos, etcetera, etcetera. Sin embargo, hay hechos sencillos, no sensacionalistas, pero que entran en la orbita del sentido comun que han sido del todo despreciados: a) el perfil personal y psicologico del asesino, que fundamentaria una accion criminal y delirante como la que hizo el 23 de marzo y b) sus propias declaraciones que la pasion nos impide concederles el valor objetivo que tienen pero que son perfectamente coherentes con la conducta de un magnicida solitario: primero: confeso su culpa, y segundo: rechazo la idea de que tuv iera complices. Un complot en los tiempos modernos supone un cierto grado de elaboracion tecnica que no se descubre por ningun lado en la muerte de Colosio. Mexico, ademas, no es un pais de asesinos. El ultimo complot exitoso tuvo lugar 60 anos antes (1928) y el contexto en el cual se dio aquel el odio que nacia de la guerra religiosa no ha vuelto a existir en Mexico. ¨Podemos olvidar de subito que hemos tenido un desarrollo basicamente pacifico en los ultimos 60 anos? ¨Podemos dejar de lado el hecho de que, salvo la condu cta reactiva de los grupos terroristas urbanos que actuaron en los anos 70, Mexico no ha sido un pais con guerras intestinas en donde proliferen los grupos armados con caracter nacional? No pretendo negar rotundamente la posibilidad del complot. De ninguna manera, lo que trato es de mostrar la necesidad de romper el circulo vicioso del rumor y la especulacion y pienso que para ello, tal vez, haya necesidad de atender menos a las presiones externas. .